El pasado 30 de abril falleció uno de los más importantes escritores estadounidenses de los años 80 hasta nuestros días: Paul Auster. Fue, antes que nada, un extraordinario novelista y autor de libros de memorias y autobiográficos, pero también poeta, dramaturgo, ensayista y guionista de cine, llegando incluso a dirigir dos filmes. Me propuse escribir un ensayo sobre él, y me dediqué a releer algunos de sus textos.
El tiempo pasa, y como él mismo lo dice en el texto al que aludo aquí, se entra fácilmente en el olvido. Así que, llamada mi atención por una cita suya que hiciera el también novelista –español– Enrique Vila-Matas en un breve artículo publicado en su blog, decidí no demorar más mi tributo in memoriam.
Tomo el primer párrafo de su Retrato de un hombre invisible, uno de los dos textos que integran su libro de memorias, La invención de la soledad, de 1982. Le debo un post más extenso.
On April 30, one of the most important American writers from the 1980s to the present day passed away: Paul Auster. He was, first of all, an extraordinary novelist and author of memoirs and autobiographical books, but also a poet, playwright, essayist and screenwriter, even directing two films. I decided to write an essay about him, and I dedicated myself to reread some of his texts.
Time goes by, and as he himself says in the text to which I refer here, one easily enters into oblivion. So, called to my attention by a quote of his made by the also Spanish novelist Enrique Vila-Matas in a short article published in his blog, I decided not to delay any longer my tribute in memoriam.
I take the first paragraph of his Portrait of an Invisible Man, one of the two texts that make up his book of memoirs, The Invention of Solitude, from 1982. I owe you a longer post.
Un día hay vida. Por ejemplo, un hombre de excelente salud, ni siquiera viejo, sin ninguna enfermedad previa. Todo es como era, como será siempre. Pasa un día y otro, ocupándose sólo de sus asuntos y soñando con la vida que le queda por delante. Y entonces, de repente, aparece la muerte. El hombre deja escapar un pequeño suspiro, se desploma en un sillón y muere. Sucede de una forma tan repentina que no hay lugar para la reflexión; la mente no tiene tiempo de encontrar una palabra de consuelo. No nos queda otra cosa, la irreductible certeza de nuestra mortalidad. Podemos aceptar con resignación la muerte que sobreviene después de una larga enfermedad, e incluso la accidental podemos achacarla al destino; pero cuando un hombre muere sin causa aparente, cuando un hombre muere simplemente porque es un hombre, nos acerca tanto a la frontera invisible entre la vida y la muerte que no sabemos de qué lado nos encontramos. La vida se convierte en muerte, y es como si la muerte hubiese sido dueña de la vida durante toda su existencia. Muerte sin previo aviso, o sea, la vida que se detiene. Y puede detenerse en cualquier momento.
One day there is life. For example, a man in excellent health, not even old, without any previous illness. Everything is as it was, as it will always be. He spends day after day, minding his own business and dreaming of the life that lies ahead. And then, suddenly, death appears. The man lets out a small sigh, collapses into an armchair and dies. It happens so suddenly that there is no room for reflection; the mind has no time to find a word of consolation. We are left with nothing else, the irreducible certainty of our mortality. We can accept with resignation the death that comes after a long illness, and even the accidental one we can put down to fate; but when a man dies without apparent cause, when a man dies simply because he is a man, it brings us so close to the invisible frontier between life and death that we do not know on which side we stand. Life becomes death, and it is as if death had been master of life throughout its existence. Death without warning, that is, life that stops. And it can stop at any moment.
Al releer este texto me conmoví tanto como cuando lo leí por primera vez. Casi que desisto de escribir estos balbuceos que siguen. Es uno de los textos más impactantes y hermosos que he conocido como lector acerca de la muerte, como alguno de Rilke, de Pavese o de Borges. Su certeza y profundidad nos conturban, con una belleza en su limpio lenguaje que casi paraliza. Quizás no dice nada extraño o ignorado por nosotros, y allí está su valor: hablarnos tan pulcra y puntualmente de la inevitabilidad de la muerte, de lo vulnerable que somos ante ella, incluso de cierta injusticia en su acción. Paul Auster nos devuelve esa enseñanza, a veces olvidada.
Rereading this text moved me as much as when I read it for the first time. I almost gave up writing these babblings that follow. It is one of the most impressive and beautiful texts I have known as a reader about death, like some of Rilke's, Pavese's or Borges'. Its certainty and profundity overwhelm us, with a beauty in its clean language that is almost paralyzing. Perhaps he says nothing strange or ignored by us, and therein lies his value: to speak to us so neatly and punctually of the inevitability of death, of how vulnerable we are to it, even of a certain injustice in its action. Paul Auster gives us back that teaching, sometimes forgotten.
Referencias | References:
Auster, Paul (1990). La invención de la soledad (Traducción: M. Eugenia Ciocchini). España: edhasa.
https://es.wikipedia.org/wiki/Paul_Auster
https://en.wikipedia.org/wiki/Paul_Auster
https://www.20minutos.es/noticia/5241302/0/muere-los-77-anos-aclamado-escritor-estadounidense-paul-auster/
Vivamos eternamente como si hoy fuera el último día.
Saludos, estimado profesor @josemalavem.
Nuevamente, me sorprende con su publicación, donde es frecuente que presente, autores notables pero que desconozco. Ayer hablando con mi hermano mencioné su nombre y la diferencia entre un profesional de las letras y un aficionado que solo dedica a la lectura el tiempo libre. Recordé cuando con regularidad visitaba una librería de segunda mano y me llevaba dos o tres libros por quincena, ¿cuántos quedaron en los estantes?
¿Cuántas vidas para leer cuanto está publicado, y los tesoros inéditos?
Salud, paz y abundancia de lo mejor.
Agradezco su visita y su afectuoso comentario. Sí, la vida y el tiempo no alcanza para todo lo que hay que leer. Yo, de Paul Auster, apenas tengo y me he leído tres libros, cuando publicó alrededor de 20. 😳 Pero hay que insistir, como dice Cadenas. Saludos.
Alguna vez me apasioné por los libros de Isaac Asimov y es posible que leyera más de 20, novelas principalmente, pero también de divulgación. Y creo que escribió más de 400 títulos, que seguramente tuvieron otros lectores.
Salud.
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