Frailejones. Imagen de @joslud
La Princesa de los Frailejones
Historia Corta
Se dice, que hace mucho, mucho tiempo, los frailejones florecían en una infinidad de colores. Por aquel entonces los indios Timotes reinaban en los picos andinos. Y cuentan que en los altos páramos de Mérida, en la cima de los Nevados, vivía una hermosa princesa llamada Lalina. Hija del cacique de Mombobají, de la tribu del sol. Un cacique muy rico dueño de un pueblo llamado Los Frailejones.
Se cuenta que, Lalina caminaba por los páramos, con pasos tan ligeros como el viento, sus canciones eran tan dulces como la miel de frailejon. Cada vez que ella salía de paseo o recoger flores, los frailejones de los páramos se adornaban de muchos colores, para escuchar sus canciones y así alegrar sus corazones.
Se dice que la piel de Lalina era tan clara como la luna llena, su sonrisa como el cielo de las noches estrelladas. Su cabello tan negro como el carbón, y sus ojos tan profundos como la Laguna Negra de los valles del páramo. Amaba al sol y su color amarillo dorado. Se cuenta que siempre comentaba a sus amigas que ella quería ir a vivir con el sol.
La princesa Lalina era muy amada por su padre y toda la tribu, pero un día su padre la envió a recoger flores en los páramos, y ella nunca regresó. Ese día, una de esas raras nevadas se desató en los páramos, y Lalina se perdió entre las montañas. Se cuenta que el Sol escuchó sus pedidos de ayuda y acudió a socorrerla. Se dice que cuando la vio, inmediatamente quedo prendado de su belleza y la llevó a su reino. Allí la desposó y cambio su nombre a Laluna, el amor del Sol.
Pero el cacique Mombobají seguía desesperado por su hija y había entristecido muchísimo. Para encontrar a su hija, el cacique mandó a sus hombres de confianza a buscarla por todos los páramos, pero no lograron encontrarla. Entonces, el rey le rogo a todos los frailejones que solo florecieran en color amarillo oro, el color favorito de Lalina, con la esperanza de que ella regresara.
Desde aquel día, se dice que cuando Laluna ve a sus amados frailejones que ahora son amarillos, desea regresar a su tribu, para andar por los páramos libre como el viento, pero por amor a su amado decide quedarse en el cielo.
Pero una vez todos los meses se pone muy hermosa, radiante, plena y envía sus cantos a los frailejones que ahora son amarillos, alegrando sus corazones. Con la esperanza que estos le digan a su padre que ella es feliz, pero a este solo se le ve en el balcón de su casa y mirando hacia los páramos esperando volver a ver a su hija.
Fuentes
1, 2. Estas imágenes fueron creadas con Stable Diffusion Dicha aplicación emplea la Inteligencia Artificial, para generar imágenes, a partir de frases y oraciones escritas. Estas son libres de derechos. Puedes acceder a las imagenes originales desde los enlaces.
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Bello relato, muy apropiado para los páramos merideños...