Nosotros lo seres humanos somos seres sociales por naturaleza, interactuar con el medio que nos rodea es una necesidad. Esa relación nos lleva a formar grupos o colectivos con la finalidad de que la idea de uno en consonancia con la de todos tenga más fuerza y peso ante la realidad.
Esos grupos terminan convirtiéndose en sociedades, con todas las características que estás conllevan, y los individuos que la conforman se convierten en ovejas, sí, en ovejas que forman un rebaño, pues la perdida de identidad individual sustituida por la colectiva nos puede proteger, pero al mismo tiempo nos hace manejables.
Cuando un individuo decide romper los esquemas que atascan al rebaño con procedimientos y formas no consensuadas por el pastor que guía, se le conoce como la oveja negra.
La oveja negra es catalogada como una excentricidad mala, se le atribuyen los peores caracteres y quienes opinan mal de ella generalmente poseen un rango de poder en el rebaño. El ataque moral contra la oveja negra es aplicado para que las otras ovejas no sigan su comportamiento, el pastor incluso puede sacrificarla para evitar perder el control.
La primera ley de Newton referida al movimiento dice que para que un cuerpo experimente un estado de equilibrio la suma de todas sus fuerzas debe ser igual a cero. La oveja negra es una variable que equilibra las fuerzas, es en muchos casos la solución a los problemas del colectivo hecha consciencia, carne, hueso y voluntad, venida para regular o modificar ciertos comportamientos que pueden llevar al colectivo hacía el abismo.
La oveja negra no representa a un individuo únicamente, en una sociedad un grupo puede levantarse con esa característica, en la familia uno o dos de nuestros hijos pueden nacer con ese carácter, entonces en nuestra función de pastor: ¿Sabremos identificar a la oveja negra?, ¿La sacrificaríamos para no cuestionar nuestro poder?.
Una oveja negra no es aquella que hace cosas por locura, como por ejemplo escaparse de casa para fiestiar o consumir drogas, no, esa es una oveja enferma. La oveja negra respeta al sistema y al pastor, pero lo cuestiona, propone ideas, nuevos procedimientos y experimenta distintas formas para resolver los problemas del colectivo alejado de las formas convencionales.
Cuando el pastor le da poder de liderazgo a la oveja negra cede su influencia sobre el colectivo, muchos consiente o inconscientemente se resisten a la llegada de la oveja negra y se arriesgan a perder el rebaño al intentar detenerla, el pastor no sabe que entre más trabas le coloqué a la oveja negra, más poder de influencia le otorga y su fuerza crece, entonces este al no entenderla, opta por sacrificarla.
En el caso familiar los padres como pastores al no darse cuenta que su hijo o hija posee esa definición, terminan sacrificando a su prole, no con muerte física, sino con una muerte emocional, por ejemplo en una familia de zapateros el chico decida ser músico y le digas cosas como: "pasarás hambre si sigues ese camino". Las palabras mal usadas pueden crear daños emocionales en el infante que lo convertirán en una oveja frustrada.
En el caso que te identifiques como la oveja negra de tu grupo familiar, de tu área laboral o social, debes enfrentarte no solo al pastor, si no a los cuestionamientos del resto de las ovejas (presión social), muchas de ellas están presas en su zona de confort, no visualizan el cambio de forma y se convierten en una gruesa muralla de asedio, capaz de disparar balas de moral que pueden matar espiritualmente la esencia de la oveja negra y su papel en el grupo.
Enfrentarte a la descalificación de tus semejantes puede ser agotador, como oveja negra debes reforzar tus conocimientos, argumentos y espíritu para enfrentar la muralla sin morir en el intento.
Si eres la oveja negra explota tus capacidades e invita a tus amigas blancas a seguirte y transformarse, si eres una oveja blanca escucha y no seas rival del cambio, si eres el pastor aprende a darle libertad a tu rebaño, a comprender y perdonar, pero nunca seas una oveja gris, las ovejas grises son cosa de otro tema.