Esa Ventana Roja / That Red Window — Original Thriller Story

in Literatos2 years ago

Había una vez entre las cuatro paredes de una pequeña habitación una joven estudiante asustada, despierta desde siempre. Amanecía. La luz del sol anunciaba el inicio de un nuevo día. Hace rato se escuchaba el cantar de los pájaros. Otra noche sin dormir y ese rostro demacrado dejaba notar un cansancio espeso e interminable. Tenía la esperanza de que aquel día trajera la paz que necesitaba para poder seguir viviendo. Pero no. A Molly la perseguían tres brujas a donde ella fuera, pero nunca había podido verlas con total claridad hasta ese entonces. No hacía falta verlas, era suficiente aquella sensación de estar en un ambiente hostil, donde sometía su instinto e impulso a inspiraciones sobrenaturales. Era una artista y el efecto de sentir del artista es singular como estímulo que le hace producir espontáneamente, sin esfuerzo. Como si tuviera poderes extraordinarios para crear y realizar lo que hacía.

Deseando sus vacaciones de diciembre para irse donde la vieja tía Amaia, adinerada y solterona en aquella mansión anticuada con el estilo de los castillos del gótico; casas de campo con tradicional corredor abovedado iluminado por una galería de ventanales impresionantes. Dejó sus libretas, lápices de dibujo y libros de historia del arte y se fue.

Al viajar Molly prefería el asiento de la ventanilla donde se puede apreciar cada detalle del paisaje a través del vidrio y pensaba que en alguna situación de accidente la ventana le facilitaría una mejor vía de escape. Pensaba también que para los prisioneros una ventana significa toda la libertad que pueden tener.

Llegó a la mansión y le anunciaban que su tía había sido encontrada muerta de una forma muy extraña. Le tocó tener que solventar la situación desde la mañana hasta la noche, forenses, funeral, flores, arreglos y los incómodos invitados inoportunos.

Luego de quedarse sola en aquel lugar podía sentir la presencia de ciertas personas aviesas o crueles. Parecía suicidio pero la tía Amaia no se hubiera convencido de una idea así al menos que hubiera sido poderosamente instigada a realizar aquel hecho.

Los amplios ventanales abiertos hacían unas magníficas vistas, de día, pero de noche dedos de esqueletos largos y puntiagudos se dibujaban en el interior de las habitaciones desde el patio con las ramas de los árboles y las sombras. Sería una noche larga. No solamente las sombras de las ramas la quisieron acompañar, también aparecieron aquellas tres brujas, se materializaron sin escrúpulo alguno como quienes sin descanso con premeditación y alevosía venían a realizar su cometido y comenzaron a tejer con asedios de tortura los espacios gigantes de aquellos ventanales espectaculares.

Entonces esos ventanales fueron convertidos en puntos cercados y fortificados que impedían que salieran quienes estuvieran en el interior o que recibieran socorro de afuera; estas tres brujas se presentaron para acompañar a Molly esa fatídica noche. Llegaron como anunciando futuras desgracias, aunque se sentía como si la venían a buscar así como se llevaron a su tía, quizá.

Molly quedó maravillada al poder apreciar ese extraordinario espectáculo sobrenatural; traían unos trajes entre negros y grises como de ceremonia solemne, de sombras, de seda, bordado de oro, plata o azabache, con lentejuelas gastadas casi opacas y rotas. Eran como espectros horrorosos casi luminosos entre tanta oscuridad de su presencia, emitían líneas brillantes de humo y se movían de ventana en ventana caminando y crecían alzando vuelo, solo se escuchaba el viento como golpeaba esos trajes singulares. Todos los sonidos parecieron detenerse.

¿Era la mansión que estaba embrujada o acaso era una proyección del interior de ella, pues estaba llena de inconformidades, lamentos, ansiedad, desolación, desesperanza y de una forma u otra era una invitación a salir de tantos problemas y “volar”? ¿Una salida a lo incierto? ¿Se tenía que entregar? El acoso fue más fuerte y más real pero el alma no quería dejarse ir. Dicen que el alma es una sustancia espiritual e inmortal de los seres humanos. Parecía que esta era su hora, pero ella no tenía la mínima intención de morir ahora. Sabía que podía aguantar y lograr sobrevivir una vez más. La espera de un nuevo amanecer. Iba a ser difícil pero no imposible, no iba a dejar amedrentarse y que surtiera efecto el acoso de estas brujas esa noche.

El deseo irrazonado de volver hacia atrás, o al contrario, de apresurar la marcha del tiempo, eran dos flechas que se cruzaban en direcciones contrarias al mismo momento. ¡Que amaneciera de una vez para poder salir de aquella mansión embrujada! Salir de ahí y volver al resguardo de ese lugar seguro donde podía sentirse muy viva y libre como el mismo viento. Lo único que deseaba era limpiar lo más posible ese cúmulo de dolor que había en su interior. ¡Ahora era tiempo de vencer! aun sabiendo que la ausencia de sus seres queridos, aquellos que ya no están por una razón u otra, seguiría acompañándola por mucho.

Cuando dejó la mansión la mañana siguiente, se despidió de su tía con el corazón roto, sabía que no volvería nunca más ahí. Fue una despedida dolorosa pero liberadora, así mismo estas brujas tuvieron una despedida apoteósica.

Todas las despedidas están llenas de sentimientos encontrados y de ventanas para decir adiós ¿Cuántos de nosotros hemos tenido despedidas por medio de ventanas de autobuses, aviones o trenes? La última vez que saludamos.

Nunca supimos si eran espectros del más allá o más bien proyecciones del interior de la chica.

Molly volvió a flotar en una corriente invisible y celestial revistiendo así la desnuda realidad con ilusiones de la memoria y la imaginación; esa ilusión de poder refugiarse en el resguardo aquel con el que soñaba, de poder ver un amanecer a través de esa ventana roja la que no conocía aún y que probablemente no la vería nunca, donde alguna vez pudo esconderse mientras se mostraba toda entera sin filtros, con llantos y risas, pesadillas, confesiones; donde solo fue un espíritu suspendido en el espacio vacío e infinito del universo en algún pueblo lejano de esa ciudad que recordaba bien.

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[Eng]

That Red Window — Original Story

Once upon a time, within the four walls of a small room, there was a frightened young student, awake for ever. It was dawn. The sunlight announced the beginning of a new day. The birds had been singing for a while. Another sleepless night and that haggard face showed a thick and endless tiredness. I had hoped that day would bring the peace I needed to continue living. But it didn't. Molly was being chased by three witches wherever she went, but she had never been able to see them clearly until then. She didn't need to see them; that feeling of being in a hostile environment, where she subjected her instinct and impulse to supernatural inspirations, was enough. She was an artist and the effect of feeling the artist is singular as a stimulus that makes her produce spontaneously, without effort. As if she had extraordinary powers to create and realize what she did.

She was looking forward to her December vacations to go to old Amaia, a wealthy spinster in that old-fashioned mansion in the style of the gothic castles; country houses with traditional vaulted corridor illuminated by a gallery of impressive windows. She put down her notebooks, drawing pencils and art history books and left.

When traveling Molly preferred the window seat where every detail of the landscape could be appreciated through the glass and she thought that in some accident situation the window would provide a better escape route. She also thought that for prisoners a window meant all the freedom they could have.

He arrived at the mansion and was told that his aunt had been found dead in a very strange way. She had to deal with the situation from morning to night, forensics, funeral, flowers, arrangements and the awkward unwelcome guests.

After being left alone in that place, she could feel the presence of certain malicious or cruel people. It looked like suicide but Aunt Amaia would not have been convinced of such an idea unless she had been powerfully instigated to do it.

The wide open windows made for magnificent views, by day, but at night fingers of long, pointed skeletons were drawn inside the rooms from the courtyard with tree branches and shadows. It would be a long night. Not only the shadows of the branches wanted to accompany her, those three witches also appeared, they materialized without any scruple as those who without rest with premeditation and malice aforethought came to carry out their task and began to weave with torture sieges the giant spaces of those spectacular windows.

Then those windows were converted into fenced and fortified points that prevented those who were inside from leaving or receiving help from outside; these three witches showed up to accompany Molly that fateful night. They came as if announcing future misfortunes, though it felt as if they were coming for her just as they had taken her aunt, perhaps.

Molly was astonished to be able to appreciate this extraordinary supernatural spectacle; they were dressed in black and gray costumes, as if for a solemn ceremony, of shadows, of silk, embroidered with gold, silver or jet, with worn, almost opaque and broken sequins. They were like ghastly specters almost luminous among so much darkness of their presence, they emitted shimmering lines of smoke and moved from window to window walking and grew soaring, only the wind could be heard as it struck those singular costumes. All sounds seemed to stop.

Was it the mansion that was haunted or was it a projection of the inside of her, for it was full of nonconformities, laments, anxiety, desolation, hopelessness and in one way or another it was an invitation to get out of so many problems and "fly"? A way out of the uncertain? Did she have to give herself up? The harassment was stronger and more real but the soul did not want to let go. They say that the soul is a spiritual and immortal substance of human beings. It seemed that this was her time, but she had no intention of dying now. She knew she could endure and manage to survive one more time. The wait for a new dawn. It was going to be difficult but not impossible, she was not going to let herself be intimidated and let the harassment of these witches take effect that night.

The unreasonable desire to go back, or on the contrary, to speed up the march of time, were two arrows that crossed in opposite directions at the same moment. Let it dawn at once so she could get out of that haunted mansion! To get out of there and return to the shelter of that safe place where she could feel as alive and free as the wind itself. The only thing she wanted was to clean as much as possible the accumulation of pain that was inside her, now it was time to win! even knowing that the absence of her loved ones, those who are no longer there for one reason or another, would continue to accompany her for a long time.

When she left the mansion the next morning, she said goodbye to her aunt with a broken heart, she knew she would never go back there again. It was a painful but liberating farewell, just as these witches had an apotheosic farewell.

All goodbyes are full of mixed feelings and windows to say goodbye. How many of us have had goodbyes through bus, airplane or train windows? The last time we waved.

We never knew if they were specters from beyond or rather projections from inside the girl.

Molly floated again in an invisible, celestial current, thus coating the naked reality with illusions of memory and imagination; that illusion of being able to take refuge in the shelter she dreamed of, of being able to see a sunrise through that red window she did not yet know and probably would never see, where she could once hide while she showed herself whole and entire without filters, with cries and laughter, nightmares, confessions; where she was only a spirit suspended in the empty and infinite space of the universe in some distant town of that city she remembered well.


Captura de pantalla y foto de propia autoría. / Screenshot and photo of own authorship.

@Kikixtina

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