REMEMORANDO DOS FRAGMENTOS DE HISTORIA FABULADA
DE FRANCISCO HERRERA LUQUE
Pedro Leonardo González / UNEARTE
INTRODUCCIÓN
El académico convencional siempre verá la “historia fabulada” propuesta por Francisco Herrera Luque como lo opuesto a lo que un “investigador serio” debe hacer. Este autor, emparentado con los mismos Amos del Valle sobre los cuales escribe (y que, comparados con los grandes de Europa, le parecen unos “campesinos endomingados, sin blanca… anticuados, rezagados y pueblerinos”), resulta ciertamente incómodo para mucha gente: los historiadores lo descalifican como un propalador de inexactitudes que prefiere la fábula y la imaginación a la metodología y epistemología profesionales. Los literatos, por su parte, no aprecian su estilo, que es deliberadamente coloquial, desprovisto de preciosismos y, con frecuencia, cercano a la chismografía más soez. Los izquierdistas lo aborrecen por alabar a Rómulo Betancourt, pero los adecos piensan que es demasiado “fantasioso”. A pesar de estos rechazos, sus libros gozaron en su momento de gran popularidad, y eso en un país donde no abundan los best-sellers. Boves el Urogallo ha sido un notable suceso editorial desde su publicación en 1972; de hecho, según Roberto Lovera De-Sola, es la novela venezolana que ha tenido más reimpresiones, sólo superada por la mismísima Doña Bárbara. Como sucede con los grandes éxitos de la industria editorial norteamericana, la novela fue adaptada para la televisión (por José Ignacio Cabrujas y Román Chalbaud en 1975), y muchos años después sirvió de argumento para una película que no tuvo ni remotamente el éxito ni la trascendencia de la historia original.
The conventional academic will always see the "fabled history" proposed by Francisco Herrera Luque as the opposite of what a "serious researcher" should do. This author, related to the same Amos del Valle (Masters of the Caracas Valley) about whom he writes (and who, compared to the greats of Europe, seem to him to be "stiff-necked, penniless peasants... old-fashioned, backward and small-towners"), is certainly uncomfortable for many people: historians disqualify him as a propagator of inaccuracies who prefers fable and imagination to professional methodology and epistemology. The literati, for their part, do not appreciate his style, which is deliberately colloquial, devoid of preciousness and often close to the foulest gossip. The leftists abhor him for praising Rómulo Betancourt, but the Adecos think he is too "fanciful". In spite of these rejections, his books enjoyed great popularity at the time, and that in a country where best-sellers are not abundant. Boves el Urogallo has been a notable publishing success since its publication in 1972; in fact, according to Roberto Lovera De-Sola, it is the Venezuelan novel that has had the most reprints, only surpassed by Doña Bárbara itself. As happens with the great successes of the North American printing industry, the novel was adapted for television (by José Ignacio Cabrujas and Román Chalbaud in 1975), and many years later it was used as the plot for a movie that was not nearly as successful or as memorable as the book.
Debo admitir, parafraseando a Ludovico Silva, que no soy ni herrerista ni herrerólogo, en todo caso quizás “herreriano”. Con esto quiero decir que, si bien admiro su trabajo, no soy ni un discípulo incondicional ni lo creo miembro excelso de ningún Parnaso o Panteón de luminarias (lo que me haría un “herrerista”); así como tampoco presumo de ser un profundo conocedor de sus dieciséis libros publicados (nunca he leído por ejemplo cosas como Los viajeros de Indias o La Huella Pernne, aunque lo haría con gusto si tuviera la oportunidad), como correspondería a un “herrerólogo”. Pero he encontrado en sus libros ideas valiosas, momentos de ingenio e ironía que me han proporcionado mucho placer. Y siendo como soy “un lector hedonista” (como decía Jorge Luis Borges), incapaz de dedicar mi atención a nada que me resulte fastidioso, quisiera comentar dos productos de la imaginación de Herrera Luque, dos excelentes ideas, en mi modesta opinión, que quizás no han recibido demasiada atención últimamente y me parecen dignos de ser recordados.
I must admit, paraphrasing Ludovico Silva, that I am neither a herrerista nor a herrerólogo, in any case perhaps a "herreriano". By this I mean that, although I admire his work, I am neither an unconditional disciple nor do I believe him to be an exalted member of any Parnassus or Pantheon of luminaries (which would make me a "herrerista"); nor do I presume to be a profound connoisseur of his sixteen published books (I have never read, for example, such things as Los viajeros de Indias or La luna de Fausto, although I would gladly do so if I had the opportunity), as would correspond to a "herrerólogo". But I have found in his books valuable insights, moments of wit and irony that have given me much pleasure. And being as I am "a hedonistic reader" (as Jorge Luis Borges used to say), incapable of devoting my attention to anything that I find annoying, I would like to comment on two products of Herrera Luque's imagination, two excellent ideas, in my modest opinion, that perhaps have not received too much attention lately and seem to me worthy of being remembered.
LOS CUATRO REYES DE LA BARAJA (1991)
Este primer libro póstumo de Herrera Luque es una novela histórica sobre Antonio Guzmán Blanco (1829-1899), el Ilustre Americano que fue tres veces presidente de Venezuela, famoso por hacer levantar estatuas de sí mismo – el Manganzón y el Saludante – sólo para que se las derribaran cuando se opacó su estrella; el afrancesado admirador de Napoleón III (alias El Pequeño) y de las emperatrices Eugenia de Francia y Carlota de México; el mismo que quiso crear un pequeño París tropical en una Caracas empobrecida por largos años de guerras civiles; el masón grado 33 que persiguió y despojó a la iglesia católica venezolana de muchas de sus propiedades pero que en su exilio dorado en su amada Lutecia se hacía acompañar por un abate un tanto volteriano.
THE FOUR KINGS OF THE DECK (1991)
This first posthumous book by Herrera Luque is a historical novel about Antonio Guzmán Blanco (1829-1899), the Illustrious American who was three times president of Venezuela, famous for having statues of himself erected - the Manganzón and the Saludante - only to have them torn down when his star dimmed; the Frenchified admirer of Napoleon III (alias El Pequeño) and of the empresses Eugenia of France and Carlota of Mexico; the same who wanted to create a small tropical Paris in a Caracas impoverished by long years of civil wars; the 33rd degree Freemason who persecuted and stripped the Venezuelan Catholic Church of many of its properties but who in his golden exile in his beloved Lutetia was accompanied by a somewhat Volterian abbé.
Al adoptar el punto de vista de Guzmán Blanco, que fue el gran triunfador de la Guerra Federal, el libro disminuye entre otras la figura de Ezequiel Zamora, a quien se le dedican epítetos como “ese pulpero de Villa de Cura” y otros por el estilo. La reciente reivindicación de Zamora contradice la opinión (en su mayor parte políticamente condicionada) de historiadores como Guillermo Morón o Manuel Caballero, que lo encasillan como un simple bandolero, matón e incendiario, incluso esclavista y usurero, indigno de su sitio en el Panteón Nacional (donde ni siquiera reposan sus auténticos restos). Aunque el libro de Herrera Luque no presenta a Zamora bajo una luz demasiado favorable, al menos reconoce sus méritos guerreros, y menciona y revive las sospechas que cayeron sobre Guzmán Blanco a raíz del asesinato del General del Pueblo Soberano en su momento de mayor prestigio (después de la batalla de Santa Inés), bajo el argumento de cui bono. Una sospecha semejante amparada en el mismo argumento también pende sobre Pérez Jiménez en el caso del asesinato de Delgado Chalbaud.
By adopting the point of view of Guzmán Blanco, who was the great victor of the Federal War, the book diminishes, among others, the figure of Ezequiel Zamora, to whom epithets such as "that pulpero of Villa de Cura" and others like that are dedicated. The recent vindication of Zamora contradicts the opinion (mostly politically conditioned) of historians such as Guillermo Morón or Manuel Caballero, who pigeonhole him as a simple bandit, thug and arsonist, even a slaver and usurer, unworthy of his place in the National Pantheon (where his real remains do not even rest). Although Herrera Luque's book does not present Zamora in a very favorable light, it at least recognizes his warrior merits, and mentions and revives the suspicions that fell on Guzmán Blanco as a result of the assassination of the General of the Sovereign People at his moment of greatest prestige (after the battle of Santa Inés), under the argument of cui bono. A similar suspicion based on the same argument also hangs over Pérez Jiménez in the case of the assassination of Delgado Chalbaud.
Pero lo que encuentro realmente interesante en este libro es la formulación del mito, alegoría o metáfora de los Cuatro Reyes de la Baraja para señalar a los cuatro personajes más destacados e influyentes dentro de lo que tradicionalmente se ha denominado la Historia Republicana de Venezuela, y más recientemente la Cuarta República. Porque si bien nadie la proclamó nunca explícitamente, la Cuarta República (término que surgió a raíz de la propuesta de Hugo Chávez de fundación de la República Bolivariana) no está limitada como muchos parecen creer al período 1958-1998, sino que se habría iniciado en 1830 con la separación de Venezuela de la Gran Colombia (y la subsiguiente expulsión del Libertador Simón Bolívar del territorio de la nueva república) bajo la influencia de José Antonio Páez, el primer rey de la baraja, el Rey de Espadas, el gran Centauro de los Llanos; también llamado el León de Payara en su momento de mayor esplendor, y Rey de los Araguatos en su decadencia; el heredero del Taita Boves que logró que los llaneros que destruyeron la Segunda República se pasaran al bando de la Independencia, para que aquella terrible contienda dejara de ser una guerra civil y se pudiera empezar a ganarla.
But what I find really interesting in this book is the formulation of the myth, allegory or metaphor of the Four Kings of the Deck to point out the four most outstanding and influential characters within what has traditionally been called the Republican History of Venezuela, and more recently the Fourth Republic. Because although nobody ever explicitly proclaimed it, the Fourth Republic (a term that arose as a result of Hugo Chávez's proposal for the foundation of the Bolivarian Republic) is not limited as many seem to believe to the period 1958-1998, but would have started in 1830 with the separation of Venezuela from Gran Colombia (and the subsequent expulsion of the Liberator Simón Bolívar from the territory of the new republic) under the influence of José Antonio Páez, the first king of the deck, the King of Swords, the great Centaur of the Llanos; also called the Lion of Payara in his moment of greatest splendor, and King of the Araguatos in his decadence; the heir of Taita Boves who managed to get the llaneros who destroyed the Second Republic to switch to the side of the Independence, so that that terrible conflict would cease to be a civil war and could begin to be won.
Cada nuevo rey de la baraja surge de la lucha con el anterior, y así Guzmán Blanco, el Rey de Copas (por su refinamiento afrancesado), surge como sustituto de Páez después del ocaso definitivo de éste al concluir la Guerra Federal. Herrera Luque se permite como siempre fantasear, y nos muestra al padre de Guzmán Blanco, Antonio Leocadio Guzmán, figura tragicómica y encarnación de la demagogia, el oportunismo y la intriga (el hombre que traicionó a todos los que había servido, desde Bolívar hasta Monagas), haciendo antesala ante un Páez que lo desprecia y lo llama “el padre de la mentira”. Al ver a su hijo Antoñito, el Centauro le dice que, ya que su padre es el rey de la mentira, él debe ser la mentira en persona. Este episodio tal vez nunca ocurrió, pero lo aceptamos como plausible y significativo.
Each new king of the deck arises from the struggle with the previous one, and thus Guzman Blanco, the King of Cups (due to his Frenchified refinement), emerges as a substitute for Paez after the latter's definitive decline at the end of the Federal War. Herrera Luque allows himself to fantasize as always, and shows us Guzmán Blanco's father, Antonio Leocadio Guzmán, tragicomic figure and incarnation of demagogy, opportunism and intrigue (the man who betrayed all those he had served, from Bolívar to Monagas), standing before a Paez who despises him and calls him "the father of lies". Seeing his son Antoñito, the Centaur tells him that, since his father is the king of lies, he must be the lie himself. This episode may never have happened, but we accept it as plausible and significant.
Del mismo modo Herrera Luque presenta un encuentro imaginario entre Guzmán Blanco y el tercer rey de la baraja, el futuro Benemérito Juan Vicente Gómez, el Rey de Bastos (por sus rústicos modales). Supuestamente un joven Gómez se encuentra a un hombre blanco, alto y delgado con arreos de militar y ademanes de jefe, que lleva una cinta amarilla en el sombrero de cogollo. Es desde luego Guzmán Blanco, que tras conversar con él le predice enigmáticamente que llegará a ser el nuevo mandamás, el nuevo macho alfa y hegemón de Venezuela. En efecto, tras darle la maquiavélica puñalada por la espalda a su jefe y compadre Cipriano Castro – otra figura reivindicada en tiempos recientes luego de haber sido caricaturizado como sátiro beodo y lujurioso – Gómez terminaría de sepultar al llamado liberalismo amarillo (cuya máximo representante había sido Guzmán Blanco) y consolidaría una nueva etapa de la historia venezolana, la de los andinos en el poder.
Similarly, Herrera Luque presents an imaginary encounter between Guzmán Blanco and the third king of the deck, the future Benemérito Juan Vicente Gómez, the King of Clubs or Bastos (because of his rustic manners). Supposedly, a young Gómez meets a tall, thin white man with a military outfit and a boss-like gesture, wearing a yellow ribbon on his cogollo hat. It is, of course, Guzmán Blanco, who after talking to him enigmatically predicts that he will become the new boss, the new alpha male and hegemon of Venezuela. In fact, after giving a Machiavellian stab in the back to his boss and compadre Cipriano Castro - another figure vindicated in recent times after having been caricatured as a lecherous and lustful satyr - Gómez would finish burying the so-called yellow liberalism (whose maximum representative had been Guzmán Blanco) and would consolidate a new stage in Venezuelan history, that of the Andeans in power.
En las primeras páginas del libro ya aparece la figura del cuarto rey, el Rey de Oros, como un joven de gafas redondas y boina azul entrando con las manos esposadas al cuartel del Cuño, arrestado por acaudillar la revuelta estudiantil contra “el sátrapa del Caribe, el más grande y carnicero déspota nacido jamás en la patria de Bolívar”. Sólo le falta la pipa para que sea iconográficamente reconocible: nada menos que Rómulo Betancourt, iniciándose como líder político en las luchas contra el gomecismo. Su destino es profetizado por el mismísimo Bagre: “…al igual que yo, no dejará de echar vainas hasta más allá de la muerte. Usted tiene por delante, compadre, al cuarto y último rey de la baraja…”
In the first pages of the book already appears the figure of the fourth king, the King of Gold, as a young man with round glasses and blue beret entering the Cuño barracks with his hands cuffed, arrested for leading the student revolt against "the satrap of the Caribbean, the greatest and most butcher despot ever born in the homeland of Bolivar". He only lacks the pipe to be iconographically recognizable: none other than Rómulo Betancourt, starting out as a political leader in the struggles against Gomezism. His destiny is prophesied by the Bagre himself: "...just like me, he will not stop being a pain in the neck until he dies. You have ahead of you, compadre, the fourth and last king of the deck...".
Los cuatro reyes de la baraja cubren con su influencia todo el período desde 1830 hasta 1998. Otros personajes como José Tadeo Monagas, que aspiró a ser el segundo rey, no lograron la misma trascendencia histórica que Guzmán Blanco. Lo mismo puede decirse de Marcos Pérez Jiménez, que si bien logró desplazar temporalmente a Betancourt luego del golpe del 24 de noviembre de 1948, apenas logró extender por una década más el predominio de los militares andinos que había iniciado Gómez, siendo superado a la larga por Betancourt, el cual logró imponer el sistema de democracia representativa que, a través del Pacto de Punto Fijo, se mantuvo vigente durante 40 años. Independientemente de los juicios que se puedan hacer sobre cualquiera de los cuatro reyes, su predominio histórico y la extensión de su influencia son indiscutibles. Sus figuras permiten dividir anecdótica y didácticamente la Cuarta República en cuatro períodos bien diferenciados.
The four kings of the deck cover with their influence the entire period from 1830 to 1998. Other characters such as José Tadeo Monagas, who aspired to be the second king, did not achieve the same historical transcendence as Guzmán Blanco. The same can be said of Marcos Pérez Jiménez, who although he managed to temporarily displace Betancourt after the coup of November 24, 1948, barely managed to extend for another decade the predominance of the Andean military that Gómez had initiated, being surpassed in the long run by Betancourt, who managed to impose the system of representative democracy that, through the Punto Fijo Pact, remained in force for 40 years. Regardless of the judgments that can be made about any of the four kings, their historical predominance and the extent of their influence are indisputable. Their figures allow us to anecdotally and didactically divide the Fourth Republic into four well differentiated periods.
1998 (PUBLICADO EN 1992)
Cuando George Orwell publicó 1984 (en 1949), seguramente el año mencionado en el título de su novela se veía muy remoto en el futuro. Lo mismo puede decirse de Arthur C. Clarke cuando la versión novelada de 2001, una Odisea Espacial apareció en 1968: 33 años en el futuro parecían mucho tiempo. Herrera Luque tiene la osadía – en un medio tan provinciano, timorato y alérgico a la innovación como el venezolano (donde sigue imperando la inercia dictaminada por “las nulidades engreídas y las reputaciones consagradas”) – de unirse a la ilustre lista de autores de distopías futuristas con esta obra póstuma, encontrada entre sus papeles tras su repentino fallecimiento de un infarto en 1991. En mi opinión, 1998 es su obra más original: un irónico ensayo en política-ficción que rompe con su ya familiar tratamiento de la novela histórica para presentar algo nuevo, radicalmente diferente a lo que sus lectores estaban acostumbrados.
When George Orwell published 1984 (in 1949), surely the year mentioned in the title of his novel seemed far in the future. The same can be said of Arthur C. Clarke when the novelized version of 2001, A Space Odyssey appeared in 1968: 33 years in the future seemed a long time in the future. Herrera Luque has the audacity - in a milieu as provincial, timorous and allergic to innovation as the Venezuelan one (where the inertia dictated by "conceited nullities and consecrated reputations" still prevails) - to join the illustrious list of authors of futuristic dystopias with this posthumous work, found among his papers after his sudden death of a heart attack in 1991. In my opinion, 1998 is his most original work: an ironic essay in political fiction that breaks with his already familiar treatment of the historical novel to present something new, radically different from what his readers were used to.
En el género que podríamos denominar “política-ficción”, lo importante no es juzgar lo “acertado” de las predicciones de un autor: Orwell situaba en 1984 cuestiones que se están haciendo realidad treinta años después (como la conformación de enormes bloques hegemónicos de poder y la oficialización de la mentira mediática para la manipulación de masas: recientemente incluso se habla muy orwellianamente de la post-verdad). Clarke, por su parte, pecó de excesivo optimismo al predecir que en 2001 ya existirían bases internacionales en la Luna. Las visiones futuristas de Herrera Luque (presidentes secuestrados llevados en helicópteros a islas del Caribe, masas de refugiados asediando Europa, países divididos por criterios racistas y xenófobos, conformación de un bloque indigenista en Ecuador, Perú y Bolivia…) quizás no se han cumplido exactamente como él las imaginó, pero hay que reconocer que a partir precisamente de 1998 empezamos a ver en este país acontecimientos sin precedentes en nuestra historia. Una nueva realidad para enfrentar la cual se requiere de una nueva mentalidad.
In the genre we could call "political fiction", the important thing is not to judge the "correctness" of an author's predictions: in 1984, Orwell placed issues that are coming true thirty years later (such as the formation of huge hegemonic power blocs and the officialization of media lies for the manipulation of the masses: recently there has even been Orwellian talk of post-truth). Clarke, for his part, sinned of excessive optimism when he predicted that in 2001 there would already be international bases on the Moon. Herrera Luque's futuristic visions (kidnapped presidents taken in helicopters to Caribbean islands, masses of refugees besieging Europe, countries divided by racist and xenophobic criteria, the formation of an indigenist bloc in Ecuador, Peru and Bolivia...) have perhaps not come true exactly as he imagined them, but it must be recognized that precisely since 1998 we have begun to see events unprecedented in our history. A new reality to face which requires a new mentality.
Volviendo a la temática de los Cuatro Reyes de la Baraja, cabe preguntarse qué ocurre después de la desaparición del Cuarto Rey: ¿quién es su Delfín? En 1998, obra que, según su prologuista Alexis Márquez Rodríguez, fue escrita probablemente antes de los Cuatro Reyes, se habla del Hombre de la Pipa y del inefable Gocho, el Elegido para continuar su obra, cuya conducta en el gobierno terminaría por distanciarlo del Cuarto Rey y Piache del Partido. El protagonista de la novela nunca es designado por su nombre, sólo se hace referencia a unas iniciales: C.A.P. El primer capítulo lleva por título C.A.P. UT, y desarrolla con fantasía humorística ciertas obsesiones que el autor ya había tratado en sus libros anteriores: el problema racial (hipócritamente negado pero decisivo desde los tiempos de Boves); las tensiones regionalistas que tienden a afectar la unidad nacional de Venezuela; los históricos conflictos con Colombia (y el quizás inevitable enfrentamiento con este país); el posible desenlace del prolongado y complejo reclamo territorial sobre la Guayana Esequiba…
Returning to the theme of the Four Kings of the Deck, it is worth asking what happens after the disappearance of the Fourth King: who is his Dauphin? In 1998, a work that, according to its prologue writer Alexis Márquez Rodríguez, was probably written before the Four Kings, pinpoints the Man of the Pipe and the ineffable Gocho, the Chosen One to continue his work, whose conduct in government would end up distancing him from the Fourth King and Piache of the Party. The protagonist of the novel is never designated by name, but only by initials: C.A.P. The first chapter is titled C.A.P. UT, and develops with humorous fantasy certain obsessions that the author had already dealt with in his previous books: the racial problem (hypocritically denied but decisive since the times of Boves); the regionalist tensions that tend to affect the national unity of Venezuela; the historical conflicts with Colombia (and the perhaps inevitable confrontation with this country); the possible outcome of the prolonged and complex territorial claim over the Guayana Esequiba?
Es claro que Herrera Luque no cree que un personaje como el protagonista de esta novela pueda ser algo más que un juguete en manos de los poderes hegemónicos del mundo, ya sean los británicos, los estadounidenses, los rusos o los chinos. Ese escepticismo sobre nuestras capacidades como nación es en el fondo un punto de vista típicamente adeco. Hagamos un brevísimo resumen del argumento de 1998: En un mundo distópico totalmente desintegrado por los conflictos raciales, Venezuela es dividida en cuatro estados diferentes: El occidente forma la República de Perijá, que incluye también el noreste de Colombia (después de una desastrosa guerra colombo-venezolana), aprovechando viejas aspiraciones de los zulianos y norte-santanderinos de emanciparse de Caracas y Bogotá; bajo el auspicio de los colonos blancos que han debido salir de Sudáfrica una vez que los negros se apoderasen de ese país. El oriente por su parte forma un nuevo estado que abarca la antigua provincia de Nueva Andalucía más la isla de Margarita. En cuanto a Guayana, es absorbida por un nuevo estado surgido de la desintegración de Brasil por obra de los grandes imperios que lo consideraban una amenaza. Venezuela queda reducida a una cuarta parte de su territorio, la región central, carente de las grandes riquezas petrolíferas y mineras situadas en las nuevas repúblicas secesionistas.
It is clear that Herrera Luque does not believe that a character like the protagonist of this novel can be anything more than a toy in the hands of the hegemonic powers of the world, be they the British, the Americans, the Russians or the Chinese. This skepticism about our capabilities as a nation is, at bottom, a typical Adeco point of view. Let's make a very brief summary of the 1998 plot: In a dystopian world totally disintegrated by racial conflicts, Venezuela is divided into four different states: The west forms the Republic of Perijá, which also includes the northeast of Colombia (after a disastrous Colombian-Venezuelan war), taking advantage of old aspirations of the Zulianos and Norte-Santanderinos to emancipate themselves from Caracas and Bogotá; under the auspices of the white settlers who had to leave South Africa once the blacks took over that country. The east, for its part, forms a new state that includes the former province of Nueva Andalucía plus the island of Margarita. As for Guayana, it was absorbed by a new state resulting from the disintegration of Brazil by the great empires that considered it a threat. Venezuela was reduced to a quarter of its territory, the central region, lacking the great oil and mineral wealth located in the new secessionist republics.
El sucesor del Hombre de la Pipa, convertido en presidente de un país arruinado, cae en el mayor descrédito. Su porcentaje de impopularidad se hace incalculable. A punto de ser nombrado presidente vitalicio de una Venezuela reducida a “un cuadradito, rodeado de rayones que digan Zona en Reclamación”, prefiere entregarse a los perijaneros. Allí empieza una nueva aventura y un nuevo avatar: convertido en C.A.P. AC, es designado por las grandes potencias (sin que él por supuesto lo sepa) para ser el soberano del nuevo Imperio Incaico, que se ha formado por la fusión de Ecuador, Perú y Bolivia después del triunfo de Sendero Luminoso. La intención de los poderes mundiales es destruir al Imperio Incaico; y el hombre que prometió manejar la riqueza con criterio de escasez, el que había regalado un barco a Bolivia aunque ésta no tenía mar, es visto por la Pérfida Albión y sus aliados estadounidenses (país que también se había escindido para evitar los conflictos raciales) como el más idóneo para la tarea…
The successor of the Man of the Pipe, who has become president of a ruined country, falls into the greatest disrepute. His percentage of unpopularity becomes incalculable. On the verge of being named president for life of a Venezuela reduced to "a little square, surrounded by scratches that say Zona en Reclamación", he prefers to give himself to the perijaneros. There he begins a new adventure and a new avatar: transformed into C.A.P. AC, he is appointed by the great powers (unbeknownst to him of course) to be the sovereign of the new Inca Empire, which has been formed by the merger of Ecuador, Peru and Bolivia after the triumph of Sendero Luminoso (Shining Path). The intention of the world powers is to destroy the Inca Empire; and the man who promised to manage wealth with scarcity criteria, the one who had given a ship to Bolivia even though the latter had no sea, is seen by the Perfidious Albion and its American allies (a country that had also split to avoid racial conflicts) as the most suitable for the task...
Hay gente que sueña con el número que saldrá en la lotería, se lo juega y gana, pero eso no es profecía. Profetizar es arrojar una luz nueva sobre algo, quizás para revelar un significado más profundo. No hubo imperio incaico que resurgiera del triunfo de Sendero Luminoso, ni el último Inca fue un presidente derrocado de Venezuela. Pero pocos años después de 1998 apareció Evo Morales… nadie se lo esperaba, no parecía probable, nunca había pasado algo así, nunca los indios habían gobernado el país donde eran mayoría, como los negros en Sudáfrica. En Estados Unidos no se ha creado un estado-tapón para almacenar ahí a los inmigrantes indeseables (todavía), pero el señor Trump ahora quiere levantar un muro en la frontera mexicana… a lo mejor si le sugieren la idea y saca sus cálculos, la solución de Herrera Luque le resulta más rentable.
There are people who dream about the number that will come up in the lottery, play it and win, but that is not prophesying. To prophesize is to shed a new light on something, perhaps to reveal a deeper meaning. There was no Inca empire that rose from the triumph of the Shining Path, nor was the last Inca an overthrown president of Venezuela. But a few years after 1998 Evo Morales appeared... nobody expected it, it did not seem likely, never had anything like this happened, never had the Indians governed the country where they were the majority, like the blacks in South Africa. In the United States a buffer-state has not been created to store undesirable immigrants there (yet), but Mr. Trump now wants to build a wall on the Mexican border... maybe if they suggest the idea to him and he makes his calculations, Herrera Luque's solution will be more profitable for him.
CONCLUSION
José Sant Roz escribe una crónica lapidaria sobre Francisco Herrera Luque. Según él, nunca hizo historia, “ni novelas (mucho menos), ni tampoco eso de lo que se vanagloriaba: fabular.” De Bolívar apenas sabía “vaguedades”, y por eso presenta de él (en Bolívar en carne y hueso y otros ensayos) un retrato tan desfavorable como el famoso (¿o infame?) artículo de Marx: oportunista, manipulador, inescrupuloso, que recriminaba con su voz chillona a todo el que discrepaba con él. Además, también habla mal de Manuelita. En cambio, al referirse a Betancourt, se le sale el adeco por todos los poros: “Aparte de no tener la vocación de poder que le atribuye la gente, Betancourt no sólo acepta las discrepancias (que el pérfido Bolívar era incapaz de aceptar), sino que parece disfrutar con ellas cuando son de buena ley”. Citemos ahora más en extenso a Sant Roz:
José Sant Roz writes a lapidary chronicle about Francisco Herrera Luque. According to him, he never made history, "nor novels (much less), nor what
he boasted of: to fabulate". Of Bolivar he hardly knew "vagueness", and that is why he presents of him (in Bolivar en carne y hueso y otros ensayos) a portrait as unfavorable as the famous (or infamous?) article by Marx: opportunist, manipulator, unscrupulous, who reproached with his shrill voice anyone who disagreed with him. In addition, he also speaks ill of Manuelita. On the other hand, when referring to Betancourt, the "adeco" comes out from every pore: "Apart from not having the vocation for power that people attribute to him, Betancourt not only accepts discrepancies (which the perfidious Bolivar was incapable of accepting), but he seems to enjoy them when they are of good law". Let us now quote Sant Roz more extensively:
Pero no cesa su rayo adulador hacia el Brujo de Guatire y se explaya sin
control: “Betancourt es enemigo jurado del culto a la personalidad... En
el ejercicio de la Primera Magistratura deslindó con ostentación
pedagógica, las atribuciones del magistrado y del simple ciudadano reacio a
que su inmenso poder se proyectase en la esfera personal” (pág. 77). Es
decir, un hombre muy superior al Libertador, según su ensayo.
But he does not cease his flattering glare towards the Witch of Guatire and he carries on uncontroled: "Betancourt is a sworn enemy of the cult of personality.... In the exercise of the First Magistracy, he separated with pedagogical ostentation the attributions of the magistrate and of the simple citizen who is reluctant to have his immense power be projected in the personal sphere" (p. 77). That is to say, a man far superior to the Liberator, according to his essay.
En mi opinión, es necesario evitar el culto a la personalidad, a cualquier personalidad, si uno quiere acercarse al menos a una forma real de conocimiento. Quizás el culto a Bolívar ha impedido que veamos con claridad ciertos episodios como la entrega de Miranda o el fusilamiento de Piar. ¿Por qué tenemos que pedirle a Bolívar que sea un ser perfectamente moral e infalible? Seguramente era un hombre, ni más ni menos, como Alejandro, César o Napoleón fueron hombres y conocieron la debilidad y cometieron errores. Y Betancourt también. Yo no le caería encima a este último aprovechando la coyuntura histórica. Además, compararlo con Bolívar es un ejercicio totalmente inútil que no conduce absolutamente a nada.
In my opinion, it is necessary to avoid the cult of personality, any personality, if one wants to approach at least a real form of knowledge. Perhaps the cult of Bolivar has prevented us from seeing clearly certain episodes such as the surrender of Miranda or the shooting of Piar. Why should we ask Bolivar to be a perfectly moral and infallible being? Surely he was a man, no more and no less, as Alexander, Caesar or Napoleon were men and they knew weakness and made mistakes. So did Betancourt. I would not fall on the latter taking advantage of the historical juncture. Besides, comparing him with Bolivar is a totally useless exercise that leads absolutely nowhere.
Herrera Luque tampoco será un dechado de virtudes, pero tiene sus méritos indudables: dejó una obra que todavía suscita discusiones interesantes, corrió riesgos, no fue una nulidad engreída y se ganó en buena lid un puesto en la memoria colectiva de los venezolanos.
Caracas, abril de 2017
Herrera Luque will not be a paragon of virtues either, but he has his undoubted merits: he left a work that still raises interesting discussions, he took risks, he was not a conceited nullity and he earned in good stead a place in the collective memory of Venezuelans.
Caracas, April 2017
Un saludo a la comunidad Literatos. De todas las que he encontrado hasta ahora en Hive, me parece la más apropiada para publicar mis escritos. El texto anterior no ha sido publicado anteriormente, en cumplimiento con sus reglamentos. Espero que goce de su aprobación. Y que me hagan el honor de leerme, que es mi verdadera aspiración.
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Super interesante post, lleno de puntos álgidos y una redacción dinámica que "no permite" soltarlo antes de concluir su lectura. Particularmente siento que uno de nuestros grandes problemas, un problema "muy venezolano", o una especie de tara hereditaria productora de problemas es ese "mesianismo". Me permito citar su espléndida frase es necesario evitar el culto a la personalidad, a cualquier personalidad, si uno quiere acercarse al menos a una forma real de conocimiento.. Es increíble que uno puede oír a una persona hablar mal de su propia madre pero ser incapaz en sí misma de "hablar mal de Chávez" - o de María Corina -. Ese no permitirse reconocer la humanidad en el líder al que se sigue es lo que fomenta el irracional fanatismo. Es que si mi líder es perfecto... el imperfecto soy yo si lo toco aunque sea con el pensamiento con una idea en contra de las suyas o un comentario criticando sus obras por erradas que sean y aunque este cociéndome vivo en el caldo de las consecuencias de su impericias - o de sus abyectos propósitos - ya que a veces lo que creemos que es una "improvisación" de su parte y que por eso "salió mal" es una estrategia ajedrecística que está surtiendo los efectos deseados que le beneficiarán a mediano y largo plazo aunque haga la vida del pueblo a cuadritos -el "malo" soy yo. A la m ujer "ni con el pétalo de una rosa" y a mi lider "ni con el pensamiento"..
"Amanecerá y veremos, Sancho". Quizá el tiempo le de la razón a alguien o no se la de a ninguno y quizá sea el tiempo el protagonista principal del cambio que pueda darse en nuestra nación a nivel político y social. Acá me permito citar más bien a Rubén Blades...y musicalmente concluir con un "la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida...ay, Dios".
Gracias por la publicación, por lo que aporta, espero y deseo que tenga mas lectores que la valoren y lo expresen. Bendiciones.
Gracias por escribir profesor, estoy pendiente y atenta por acá, interesante su escrito.