Desde los hombros del tío Marco, al salir del apartamento, todo se ve diferente. La mañana brilla; el rocío, invisible a estas horas, vuela en su viaje de restitución. Las nubes son borregos pastando en la azul hierba, mientras un perro camina paso a paso junto al abuelo.
Subir al camión, esperar a que éste arranque, contar las manchitas de polvo en el cristal de la ventana; ver a la abuela a los ojos. Oír el bramido del motor, dejar poco a poco la colonia, escuchar la plática de los abuelos y descubrir todos los días una sonrisa en la cara de Marco.
Percibir la mañana como algo hermoso y eterno, algo que día tras día estará ahí. Tengo cuatro años y jamás quiero ir al jardín de la infancia. Quiero quedarme aquí: las ramas de los árboles meciéndose, el trino de las hojas y la voz dulce de la abuela preguntando: “¿Oyes el canto de los pájaros?”.
Congratulations @lietsekungma! You have completed the following achievement on the Hive blockchain and have been rewarded with new badge(s) :
Your next target is to reach 50 replies.
Your next target is to reach 50 comments.
You can view your badges on your board and compare yourself to others in the Ranking
If you no longer want to receive notifications, reply to this comment with the word
STOP
To support your work, I also upvoted your post!
Check out the last post from @hivebuzz:
Esta publicación ha recibido el voto de Literatos, la comunidad de literatura en español en Hive y ha sido compartido en el blog de nuestra cuenta.
¿Quieres contribuir a engrandecer este proyecto? ¡Haz clic aquí y entérate cómo!