Cuántas hemos tenido que mutilar nuestro saber,
acallar nuestro decir alegando las tretas de los débiles…
Deberíamos ser todas un poco más Juanas
y “no saber qué decir” nunca en condición de subalternidad.
Introducción
El artículo "El subalterno y los límites del saber académico", de John Beverley, se inscribe en el contexto de los ·Estudios Postcoloniales, la Teoría Crítica y los Estudios Culturales, planteando preguntas sobre la epistemología y la política del conocimiento en relación con las luchas de los subalternos. La noción de subalterno, que proviene de los trabajos de pensadores como Antonio Gramsci, por ejemplo, y se desarrolla en el marco de la Teoría Subalterna, se refiere a los grupos y voces históricamente marginalizados y silenciados en el discurso hegemónico.
Beverley examina cómo el discurso académico puede perpetuar formas de exclusión y dominación, y critica los límites del saber producido por instituciones que a menudo no incluyen realmente las experiencias y perspectivas de los subalternos. Además, comparte preocupaciones sobre la representación de estos grupos dentro de la academia, abogando por un enfoque más crítico y reflexivo que reconozca y valore las voces de aquellos que han sido desplazados. El autor defiende en su tesis, de modo más concreto, los ejemplos de un pasaje autobiográfico en el ensayo Hambre de memoria, del escritor chicano norteamericano Richard Rodríguez, y lo contrasta con el texto Me llamo Rigoberta Menchú y así me nació la conciencia, también de corte autobiográfico sobre las negociaciones de estatus entre el subalterno y la élite en las Américas.
Análisis
John Beverly aborda como problema central la relación entre el conocimiento académico y las voces subalternas, cuestionando la común reproducción de dominación y desigualdad por parte de la élite del saber. Para ello comienza su ensayo con un pasaje referencial a uno de los discursos de Jacques Lacan en París. Dota al texto de cercanía sutil, dejando claros los primeros hilos conductores del ensayo. Sirve el entrante además para extrapolar el fenómeno hacia lo cotidiano y ver cómo subestimamos, a veces incluso subconscientemente desde todas las formas de autoridad. El análisis crítico radica en exponer las limitaciones del discurso académico para la representación y el entendimiento de las realidades de estos grupos, a la vez, plantea la dificultad de articular una teoría del subalterno que no sea cooptada ni malinterpretada por los propios discursos del poder. Beverly también examina la importancia de la decolonización del conocimiento y cómo esto implica un cambio en la producción de saberes que permita a los subalternos tener agencia y voz en la construcción de sus propias narrativas.
Para analizar de forma orgánica dicha cuestión, podemos formular varias interrogantes que permitan desglosar y profundizar en las principales ideas del texto. Por ejemplo: ¿Qué significa ser un subalterno en el contexto del conocimiento académico? Evidentemente, esta pregunta busca aclarar la definición y las implicaciones del término dentro del ámbito del saber. En el contexto académico, el término "subalterno" hace referencia a aquellos grupos o individuos que son marginados o excluidos de los discursos dominantes, ya sea debido a su raza, clase social, género, orientación sexual, idioma, nacionalidad, etc. Es importante señalar que ser subalterno no se limita a la falta de voz, sino que implica una lucha por ser reconocido en el ámbito del conocimiento. Beverley argumenta que el saber académico tradicional, muchas veces, opera desde una perspectiva eurocéntrica que excluye los conocimientos y experiencias de los subalternos. Esto genera una serie de limitaciones en la producción intelectual, que tiende a ignorar o deslegitimar las voces de aquellos que no forman parte del canon académico convencional. Para desarrollar estas sentencias sería óptimo también el examen de otras cuestiones, como colonialidad y poder. El análisis del subalterno debe enmarcarse en el contexto de las relaciones de poder establecidas por el colonialismo y el capitalismo moderno. Los subalternos no solo se enfrentan a la exclusión, sino que también deben navegar por un mundo donde sus conocimientos son desvalorizados. En ese sentido, es crucial considerar cómo las estructuras de poder influyen en la producción y validación del conocimiento. Legítimo de igual forma analizar la relación entre resistencia y producción de conocimiento: aunque los subalternos pueden carecer de poder en contextos académicos dominantes, también poseen formas de resistencia y producción de saberes que son igualmente válidas. Según Beverley, el reconocimiento de estos saberes puede desafiar las narrativas predominantes y enriquecer el ámbito académico con perspectivas diversas.
Una crítica común al concepto de subalterno es que, a menudo, se asume que necesita ser “representado" por otros, lo cual puede llevar a una nueva forma de opresión en la que sus voces son silenciadas nuevamente. Es clave interrogarnos: ¿Cómo pueden los subalternos alcanzar una voz propia dentro del conocimiento académico sin ser reificados? Si por otra parte analizamos las epistemologías del sur, nos percatamos que, en este contexto, es relevante considerarlas porque buscan reivindicar y dar voz a las formas de conocimiento que han sido relegadas al ostracismo. Esta perspectiva nos invita a cuestionar los criterios de validación del saber y a explorar nuevas formas de producción y legitimación que incluyan las voces subalternas, lo cual por consiguiente traerá consigo la necesaria y ya mencionada transformación del ámbito académico en ese sentido.
Sin dudas, es un texto que invoca otros de igual calibre para analizar conceptos afines tales como decolonización del poder, eurocentrismo cognitivo, marginalización de otredades, etc., del mismo modo en que pudieran ser numerosas las interrogantes que planteemos en función de desentrañar cuanto atañe a la subalternidad: ¿Cuáles son las principales limitaciones del saber académico en relación con las voces subalternas? ¿De qué manera el discurso académico puede contribuir a la perpetuación de estructuras de poder que marginalizan a los subalternos? ¿Cómo podría cambiar la práctica académica para incluir y validar el conocimiento de los subalternos? ¿Qué metodologías podrían ser más efectivas para estudiar y representar las experiencias de los subalternos? ¿Qué papel juega la interseccionalidad en el análisis del subalterno en el contexto académico? (y para esta pregunta bien pudiera ser clave el texto “Colonialidad y género”, de María Lugones). ¿De qué manera el activismo y la teoría crítica pueden desafiar los límites del saber académico en relación con el subalterno?
Como palabras claves en torno a la investigación que propone el texto de Beverly podríamos citar: subalterno, colonialidad del saber, decolonización, poder hegemónico; que al mismo tiempo se articulan con algunos de los conceptos que se analizan a continuación.
Crítica al Saber Académico: Un aspecto central del artículo es la crítica a la producción de saber en la academia, a la cual Beverley considera elitista y desconectada de las realidades de las comunidades subalternas. Señala que el conocimiento académico tradicional a menudo se presenta como universal, cuando en realidad está cargado de una perspectiva que ignora la pluralidad de voces y experiencias. La academia, en su búsqueda de objetividad, puede caer en la trampa de desestimar el conocimiento situado y las formas de resistencia de los subalternos. En resonancia con lo anterior están las limitaciones epistemológicas, las cuales surgen de la separación entre el saber académico y las formas de conocimiento popular o comunitario. El autor argumenta que esta dicotomía no solo es problemática, sino que perpetúa una visión del mundo donde el conocimiento académico es considerado superior. La exclusión de las voces subalternas en la elaboración del saber académico no solo empobrece el conocimiento en sí mismo, sino que también mantiene estructuras de poder desiguales.
Otro aspecto fundamental del artículo es la intersección entre teoría y práctica. Beverley aboga por una reconfiguración del saber que tenga en cuenta las realidades de los subalternos, sugiriendo que la academia debería ser un espacio de diálogo y colaboración, en lugar de un bastión de exclusión o incursión despersonalizada. Esto implica un compromiso político por parte de los académicos para reconocer y valorar el conocimiento de las comunidades marginadas, y para fomentar prácticas de investigación que sean inclusivas y respetuosas. Mientras Beverley defiende la importancia de incorporar las voces de los subalternos en el discurso académico, también reconoce el riesgo de la apropiación por parte de académicos que pueden intentar representar estas voces sin una verdadera conexión con las comunidades. Este reconocimiento de la desconfianza hacia las narrativas impuestas resalta la necesidad de una ética de la investigación que priorice la voz de los subalternos en su propia representación.
(…) los estudios subalternos no solo son nuevas formas de producción de conocimiento académico; deben ser también formas de intervenir políticamente en esa producción, desde la perspectiva del subalterno (Beverly 3).
Crítica personal
Desde una perspectiva y enfoque más que hondamente analítico, pedagógico, teniendo en cuenta las estrategias discursivas de las que hace dote su autor, el artículo “El subalterno y los límites del saber académico” sitúa a las disidencias en el foco de mira respecto a la élite del saber. Publicado en 1999 en el libro Subalternity and Representation: Arguments in Cultural Theory, John Beverly descorre las cortinas hacia un tema que, si bien ya venía manifestando sus incursiones en el ámbito de la Teoría Crítica y los Estudios Culturales desde años antes, en ese momento marcó pautas fundamentales para un análisis más incisivo.
La narrativa que hilvana su autor a lo largo del texto va sobre subalternidad y representación, —y cito— sobre cómo el sujeto subalterno se representa al sujeto dominante y en el proceso lo descoloca mediante una negación o un desplazamiento (Beverly 2). Sostiene que el saber académico, a menudo, no solo es incapaz de representar adecuadamente las realidades de los subalternos, sino que también perpetúa estructuras de poder que silencia sus voces. A partir de estos planteamientos, es posible realizar una crítica teórica que resalte tanto las fortalezas como las limitaciones de su argumento.
En primer lugar, una de las contribuciones más significativas de Beverley es su énfasis en la necesidad de reconocer la heterogeneidad y la complejidad de las experiencias subalternas. Él argumenta que el conocimiento no puede ser entendido como un proceso puramente objetivo o neutral, sino que está inextricablemente ligado a contextos sociales, políticos y económicos que forjan identidades y experiencias. Desde esta perspectiva, Beverley desafía las narrativas hegemónicas que se construyen desde posturas académicas tradicionalmente dominantes. Sin embargo, resulta pertinente cuestionar hasta qué punto Beverley ofrece soluciones concretas para el problema de representación. Aunque plantea la importancia de una práctica académica que se involucre con las voces subalternas, su análisis podría beneficiarse de ejemplos prácticos que ilustren cómo se puede lograr este compromiso genuino. En ocasiones, su crítica se siente más orientada hacia la denuncia que hacia la construcción de puentes efectivos entre el conocimiento académico y las experiencias de los subalternos.
Además, aunque su enfoque es válido y necesario, también es importante evaluar la posibilidad de que algunos académicos se encuentren atrapados en un dilema: la intención de apoyar las voces subalternas puede a veces transformarse en una forma de apropiación. Esta tensión sugiere que la intervención académica en los discursos subalternos necesita ser llevada a cabo con una constante reflexión crítica sobre las propias posiciones de privilegio de los académicos.
Por otro lado, Beverley también menciona el concepto de "epistemologías del sur", que busca reconocer y valorar conocimientos que han sido deslegitimados por las tradiciones académicas occidentales. Su propuesta de incorporar estas epistemologías es un paso importante y revela una apertura hacia formas de conocimiento que pueden enriquecer el pensamiento crítico contemporáneo. Pero, la implementación efectiva de estas epistemologías en el contexto académico puede ser un proceso complicado, que requeriría una transformación profunda de las estructuras educativas y de investigación existentes.
En síntesis, el trabajo de John Beverley es un llamado urgente a reconocer los límites del saber académico frente a las voces subalternas. Su crítica a las dinámicas de poder en el ámbito del conocimiento es un paso significativo hacia una academia más inclusiva y representativa. Es, sin duda, un terreno fértil para la investigación y el diálogo crítico y, a través de una práctica académica cuidadosa, se puede aspirar a un conocimiento más equitativo y plural.
Aplicación a un texto literario u objeto cultural
La relación crítica entre "El subalterno y los límites del saber académico" de John Beverly y "Tretas del débil" de Josefina Ludmer, recogido en el libro “La sartén por el mango. Encuentro de escritoras latinoamericanas”, llevado a cabo en 1982 y publicado felizmente en 1984 bajo el sello editorial Ediciones Huracán, República Dominicana, pone de relieve cuestiones fundamentales sobre el poder del conocimiento, la representación y las dinámicas de hegemonía en el ámbito académico y literario.
Por su parte, como ya hemos argumentado, Beverly aborda la idea de subalternidad, centrándose en cómo ciertos grupos —en términos de clase y raza sobre todo— son sistemáticamente excluidos del discurso académico dominante. La noción de "subalterno" implica no solo a aquellos que son marginados socialmente, sino también a aquellos cuyas voces y experiencias son históricamente silenciadas en el ámbito del conocimiento. Critica el enfoque tradicional del saber académico, que a menudo se basa en una perspectiva eurocéntrica y que, al hacerlo, ignora las realidades y las narrativas del resto.
Por otro lado, Josefina Ludmer, en "Tretas del débil", explora la forma en que estos grupos marginalizados emplean estrategias de resistencia y formas de subversión en un contexto literario —centrándose principalmente desde una perspectiva de género, aunque sin exclusiones—, y cito: “en ese caso yo leía esa respuesta solo como una respuesta del inferior al superior” (La sartén por el mango 16). Su enfoque se centra en cómo, a través de la literatura, las voces subalternas no solo pueden ser escuchadas, sino que también desafían las estructuras de poder que intentan silenciarlas. Para ello utilizó un ejemplo archidiscutido por la crítica (hegemónica patriarcal de la época), se trató de la carta Respuesta de Sor Juana Inés a Sor Filotea de la Cruz, que en realidad iba dirigida al Obispo, quien usa el pseudónimo de Filotea para ripostar antes el texto Carta Atenagórica (un escrito teológico y polémico de Juana) que éste publicó con toda la intención de exponerla. En dicha carta Respuesta… Juana establece de forma estratégica las diferencias entre el decir y el saber, aceptando resignadamente lo que la sociedad y la religión imponía sobre el tener voz, pero no renunciando al saber que se había “consagrado”. Josefina Ludmer delimitó de forma orgánica las diferencias contenidas entre: 1) decir que no se sabe; 2) “no saber decir” y 3) no decir que se sabe sobre el no decir. Evidenciamos aquí entonces esa negación que explicaba Beverly en su artículo muchos años después. Ludmer sostiene que estas 'tretas', que podrían ser interpretadas como tácticas de narración o maneras de contar historias, son formas de resistencia cultural que permiten a los escritores y pensadores subalternos afirmar su existencia y su agencia en un mundo que a menudo los deslegitima. En el caso de Sor Juana Inés, mujer entregada a los confines de la iglesia, no tenía más que el deber de repetir, sin derecho a analizar los discursos evangélicos por denigrantes que fueran, de ahí su locus retórico al excusarse por la publicación de la Carta Atenagórica, a todas luces en contra del Sermón de Antonio de Vierya sobre las finezas de Cristo y la marginación a la mujer a solo callar. Aquí se evidencia, si se quiere, una doble subalternidad, la condenada por el factor biológico y la impuesta por la religión, provocando esta última un análisis interesante sobre aceptación de discursos diversos teniendo en cuenta el lugar que el propio registro académico le ha ofrecido de alguna forma.
Críticamente, ambos textos plantean interrogantes sobre la legitimidad del saber académico y sus límites. Beverly y Ludmer, aunque abordan distintas áreas (la teoría crítica en el caso de Beverly y la narratología en el de Ludmer), coinciden en la necesidad de repensar las jerarquías del conocimiento y la importancia de escuchar a aquellos que han sido silenciados. Sin embargo, se puede argumentar que mientras Beverly pone un énfasis más fuerte en la crítica al saber establecido y sus limitaciones, Ludmer ofrece una mirada más optimista sobre las posibilidades de resistencia y transformación a través de la literatura. Esta diferencia de enfoque podría dar lugar a un debate sobre la capacidad real de las narraciones subalternas para desafiar y cambiar las estructuras de poder existentes, o si estas narrativas permanecen dentro de las limitaciones del discurso académico.
En conjunto, la interacción entre estas dos obras sugiere una nueva forma de entender el conocimiento: no solo como una herramienta de poder, sino también como un espacio de resistencia, donde las voces subalternas buscan no solo ser escuchadas, sino también redefinir las normas del discurso académico y literario.
Bibliografía
1- Beverly, John. “El subalterno y los límites del saber académico”. Subalternity and Representation: Arguments in Cultural Theory. Durham, Duke University Press, 1999.
2- Ludmer, Josefina. “Tretas del débil”. La sartén por el mango, encuentro de escritoras latinoamericanas. Ediciones Huracán, 1984.
3- Lugones, María. “Colonialidad y género”. Revista Tábula Rasa, no. 9, 2008, pp 73-101.
4- Quijano, Aníbal. "Sobre la colonialidad del poder. Conferencia magistral impartida por Aníbal Quijano." Contextualizaciones Latinoamericanas 1.8 (2015).
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