Entrada al Concurso "Carta a una mujer", de Literatos | A ti, mujer, que todo lo puedes:

in Literatos2 days ago

Cuando la agonía infinita de amaneceres rotos inundó tu existencia, supiste transformar los pesares de la vida en arcilla para esculpir nuevos sueños cargados de promesas. En ellos, la algarabía de recuerdos felices rasgaba tu alma con más fuerza, como un eco que se niega a desvanecerse, pero lograste llenarlos de besos y hermosas expectativas tejidas con hilos de esperanza. Aquellas promesas incumplidas, que el tiempo quiso sepultar en el olvido, las rescataste con el dulce empeño de tus esfuerzos, llevándolas hasta su fin como quien lleva una antorcha en la penumbra. Tu vigor se alzó como inspiración para tantos que contemplarte era admirar una obra de arte: de esas que no comprendes del todo, pero cuya belleza te envuelve, te sacude con emociones tan puras que no dudas de su verdad, y te invita a detenerte, a sentir, a ser testigo de lo sublime que habita en lo humano.

Fuiste luz en un sendero donde las sombras acechaban para empañar cada despertar, tornando los retos más arduos, aunque jamás imposibles. En cada paso, desafiaste el peso de la tormenta, convirtiendo el frío de la adversidad en un lienzo donde pintar resiliencia. Sobresaliste entre una muchedumbre de falacias y anhelos quebrados, con la firme determinación de ser la mejor, no por vanidad, sino por la certeza de que tu voz merecía resonar.

Te erigiste como esas flores que brotan cuando menos se espera, entre grietas de rocas olvidadas, capaces de opacar con su esplendor las espinas que solo buscan herir, ofreciendo esperanza en un mundo de ilusiones fracturadas. Moldeaste cada fibra de tu ser hasta alcanzar la perfección que anhelabas, evolucionando con maestría para no quedar relegada al pasado, siendo madre que abraza, esposa que sostiene, amante que enciende, amiga que escucha y, ante todo, mujer que trasciende.

Tus acciones infundieron fuerza, como ríos que tallan montañas; tus gritos, paz, como un canto que acalla el caos; tus enseñanzas, gloria, como faros que guían en la niebla; tus empeños, pasiones, como llamas que no se doblegan al viento. Rompiste las barreras que frenaban tus pasos en el torbellino constante que intimida el alma de tantos, esas cadenas invisibles tejidas de dudas y temores, sin perder nunca tu esencia ni esa luz intensa que guía a quienes, aun proponiéndoselo, no saben caminar solos. Fuiste refugio para los perdidos, brújula para los errantes, melodía para los silenciados.

A ti, mujer que todo lo puedes, dedico esta carta, un murmullo de gratitud que se alza desde lo profundo. A ti, que con tu ejemplo revelas la trascendencia de una sonrisa sincera, esa que desarma tormentas y reconstruye mundos; que impones, con gracia divina, tus verdades talladas en el mármol de la experiencia; que inspiras a cada una de nosotras a creer en la sencillez de alcanzar nuestros objetivos sin mancillar el alma. Eres el eco de lo eterno, la raíz que sostiene el árbol del mañana, la chispa que enciende la noche más oscura.

Gracias, por ser el verso que nunca termina, por ser la fuerza que nos recuerda que el espíritu no se quiebra cuando hay voluntad de volar.



  • Vector de mujer en imagen de portada de PngWing y edición de mi autoría realizado en Photoshop.
Sort:  
 2 days ago  

Literatos-estatico.jpg

Esta publicación ha recibido el voto de Literatos, la comunidad de literatura en español en Hive y ha sido compartido en el blog de nuestra cuenta.

¿Quieres contribuir a engrandecer este proyecto? ¡Haz clic aquí y entérate cómo!