Unir los puntos me resultaba simple.
Necesitaba imaginar sus brazos como el cosmos: amplios y llenos de estrellas.
Sus lunares, hacían de mi dedo un lápiz que traza constelaciones sobre su carne.
Mientras subía, aumentaban, y podía descubrir nuevos asterismos.
¿Tal vez deba buscar más en su espalda?, me preguntaba.
Y mientras recorría mis archivos mentales, recordaba que allí, ya mis manos habían sentido la profundidad de ese firmamento.
Imagen de mi propiedad tomada por mí
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