
Fuente
Cuando vivía con Carlos me regalaron un perro (del cual luego él se apropió) y lo llamé Rocco. En esa época era común en Venezuela el "tomarse las cervecitas" los fines de semana. Su precio era asequible a cualquier bolsillo. Estaban cuando eso pequeñitos mis nietos mayores: Niu y Franyer. Así que, cuando yo iba el sábado a comprar la caja de cerveza, acostumbraba traer para Carlos y para mí, una bolsa grande Chistris o papitas fritas, y para los niños la chuchería (golosina) que pidieran...y...punto importante...debía traer una bolsa grande de chicharrones para Rocco.
Si por casualidad se me olvidaba comprarle los chicharrones, verme él llegar y darle "el ataque" era una sola cosa: Se lanzaba al suelo retorciéndose (Como esos niños malcriados cuando les de su pataleta) y Carlos me decía:
- , olvidaste los chicharrones de Rocco.
Tenía yo que salir casi corriendo a comprárselos. Al llegar, Carlos agarraba la bolsa y la abría y estrujaba y ya con el ruidito Rocco se paraba ¡Adios ataque! Enseguida se le daban sus chicharrones y ya no había más "pataletas", por eso siempre digo que los perritos son como niños.