Desierto de mis rumbos, desierto que me entierra.
Hay turbulencia en este ambiente que habito y la única decisión que tomé fue arriesgarme a que mi cuerpo reaccionara a sobrevivir a su única alternativa.
Estoy cansado de no hacer nada, de sólo sobrevivir, de esperar una reacción favorable de mis buenas acciones. Me siento agotado, exhausto. Jamás pensé que no ejercer ningún movimiento me dejaría sin aliento, desanimado, sin ganas de hacer absolutamente nada, excepto resistir a la zona árida de mi cerebro.
Me hallo en los desalientos de una detención, con tantos rumbos inciertos de mi propia forma de escapar, con el pavor de cometer un error que no me quiero permitir, porque ya me duelen en demasía los equívocos y manchas que llevo a cuestas en mis libros de vida.
El lugar que elegí es un desierto, pero hay agua cerca.
Quizá por ello, el suelo se hunde movedizamente hasta detenerse en mis tobillos. La arena que viaja en el aire golpea a mis párpados y la tormenta no me permite ver qué rumbo debo tomar, ni siquiera así me atrevo a mover.
Cada gramo que me sacude la humanidad no me arrea y hace lo mismo que yo, toparse conmigo, detenerse y abatirse en el piso, acumulándose en lo quieto que permanezco cuando el mundo no me espera un mísero segundo.
Así deben sentirse las estatuas, intuyo, y es la mente la que que sí se desplaza y arremolina junto con esas corrientes que vejan a mi imaginación, al hacerles ver solamente mis fracasos, en lugar de mostrarles cómo podría respirar los aires del triunfo al dirigirme a cualquier incierta dirección.
Aún estoy a tiempo de escurrirme de lo que me estanca, pero no lo hago. El tiempo se devora mi longevidad y sigue su curso descaradamente, como lo hacen también los miles de gramos que ya forman una duna que me llega a las rodillas.
Las buenas ideas son mi espejismo, allí están, las veo, luego se desvanecen.
Queda suficiente agua, creo, y pese a que hay jornadas en las que el sol me asfixia la piel, en las que las noches son un bálsamo, en las que hay amaneceres de lluvia en los ojos, y en las que existe una mañana segura, sigo tan paralizado como el amarillo que se impone en el cielo gris y observa cómo voy volviendo polvo, junto con el verde de mi alrededor.
Implacable sequías del verano, larga exposición de mi sufragio por seguir petrificado, mientras que me quito los sueños donde sí me estoy moviendo de sitio.
Hoy el viento huracanado tiene menos piedad que otros días, casi no puedo ver mis arcoíris, es violenta la tierra que me entierra en mis arenas movedizas y que se va depositando alrededor, invadiendo mi cuerpo con pesadez y fatiga para hacerme considerar que estoy a salvo, siempre que tenga libre mis brazos, aunque es evidente que necesito los pies para irme de la trampa de asperón.
Rasguños, heridas, morados, sobre todo conmoción, todo es palpable pese a la neblina de arenisca, pero el verdadero dolor que me aprisiona y presiona es seguir bebiendo las lágrimas de las pesadillas que yo mismo he ido drenando para contar con una reserva de agua.
Me queda libre sólo una mano, he estado esperando este momento. Si me hundo más, si la arena se lleva mi brazo, ya no dependerá más de mí aquello de escapar. Si lo logro, será por algo fortuito que suceda, un milagro, una larga lluvia que cuele mis sedimentos, alguien que de pronto merodee este abismo, me vea y me auxilie, o algún místico destino que no dependerá de lo que aún puedo hacer teniendo una extremidad a flote para yo mismo sacarme del hoyo que cavó mi paralización.
Lluvia torrencial, otra vez proviene de mis ojos... El agua siempre es vida en cualquier desierto.
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Desert of my paths, desert that buries me.
Turbulence in this environment I inhabit and the only decision I made was to risk my body's reaction to survive its only alternative.
I am tired of doing nothing, of just surviving, of waiting for a favorable reaction from my good deeds. I feel exhausted, exhausted. Never did I think that not exercising any movement would leave me breathless, discouraged, unwilling to do absolutely nothing, except to resist the arid zone of my brain.
With so many uncertain directions of my own way to escape, with the dread of making a mistake that I do not want to allow myself, because the mistakes and stains that I carry on my shoulders in my books of life already hurt me too much.
The place I chose is a desert, but there is water nearby.
Perhaps because of this, the ground sinks shiftingly until it stops at my ankles. The sand that travels in the air hits my eyelids and the storm doesn't allow me to see what course I should take, even so I dare not move.
Every ounce of humanity that shakes me doesn't plow me and does the same as me, bumping into me, stopping and collapsing on the floor, accumulating in the stillness that I remain when the world doesn't wait for me for a single second.
This is how statues must feel, I sense, and it is the mind that does shift and swirl along with those currents that vex my imagination by making them see only my failures, instead of showing them how I might breathe the airs of triumph as I head in any uncertain direction.
I still have time to slip away from what stagnates me, but I do not. Time devours my longevity and runs its course unabashedly, as do the thousands of grams that already form a dune that reaches my knees.
Good ideas are my mirage, there they are, I see them, then they vanish.
There is enough water left, I think, and even though there are days when the sun suffocates my skin, when the nights are a balm, when there are sunrises of rain in my eyes, and when there is a sure morning, I am still as paralyzed as the yellow that imposes itself on the gray sky and watches how I turn to dust, along with the green around me.
Relentless summer droughts, long exposure of my suffrage to remain petrified, while I take away the dreams where I am indeed moving from place to place.
The hurricane wind today has less mercy than other days, I can hardly see my rainbows, it is violent the earth that buries me in my quicksand and that is deposited around me, invading my body with heaviness and fatigue to make me consider that I am safe, as long as I have my arms free, although it is evident that I need my feet to leave the trap of asperon.
Scratches, wounds, bruises, bruises, especially shock, everything is palpable despite the sandstone haze, but the real pain that imprisons and presses me is to continue drinking the tears of nightmares that I have been draining myself to have a water reserve.
Only one hand is free, I have been waiting for this moment. If I sink further, if the sand takes my arm, it will no longer depend on me to escape. If I do make it, it will be because of something fortuitous that happens, a miracle, a long rain that will wash away my sediments, someone who suddenly prowls this abyss, sees me and helps me, or some mystical destiny that will not depend on what I can still do having a limb afloat to pull myself out of the hole dug by my paralysis.
Torrential rain, again it comes from my eyes.... Water is always life in any desert.
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puede que aparezca algún gusano del desierto, o algún genio escapado de una lampara y logres salvarte. No hace falta que te diga que me identifico con lo que expresas, tenemos ese lugar común. asfixiándonos segundo a segundo. ¿Solución?, o resistes, o abandonas.
resistir y también activarse, no dejarle todo a la suerte, porque en gusano y polvo, todos nos convertimos. Gracias por la visita, esperemos que podamos salir de todo lo árido que a veces nos estanca.
P.D. Esta vez no abandono
si abandonas te lleva el gusano de arena, o el viejo del saco, o la dualidad, o como quieras llamarle 😂
el viejo del saco me recuerda al capitulo de El Chavo donde Don Ramón es el Ropavejero jeje
¡Hermoso texto, cargado de imágenes increíbles y muy expresivas! ¡Felicitaciones!
gracias, mister Ylich. He estado transitando lugares y situaciones que he estado convirtiendo en algo donde se pueda ver reflejado quien también se "ha echado a morir" o arrojado encima algo de arena. Saludos.
Guao. Maravillosamente escrito. Excelente. triste, desgarrador e interno.
Es una lucha de quehaceres y dejos, de la procrastinación y el deber ser, pero que detiene o ha detenido al más entusiasta. Muchas gracias por la visita
Totalmente, tremendo de verdad.