[ESP - ENG] El Chico que Roba Naranjas en la Tienda (Parte 3 - FINAL) || The Boy Who Steals Oranges in the Store (Part 3 - FINAL)

in Literatos3 years ago

EL CHICO QUE ROBA NARANJAS EN LA TIENDA PARTE 3.png


¡Hola, Hive!


Vuelvo con la tercera y última parte de un relato divido en tres. Espero disfruten la lectura y, si desean, me compartan su opinión sobre el mismo en los comentarios :D

Hello, Hive!


I'm back with the third and final part of a story divided into three. I hope you enjoy reading it and, if you wish, share your opinion about it in the comments :D



Parte 1 | Part 1


Parte 2 | Part 2



Han transcurrido veinte minutos y aún no lo veo.

¿Es posible que se echara para atrás? O quizá no captó la indirecta… No. Él va a llegar. Lo sé.

El puesto de naranjas está justo donde lo recordaba, y las mismas personas lo atienden, aunque el paso del tiempo se nota en sus expresiones. Los boletos de tren son igual de baratos que como los recordaba. Otra de las razones por la que mis padres ni pasan por esta estación, según ellos, nada que cueste menos de cien dólares vale la pena. Sin embargo, para mí está bien.

Este lugar es muy bonito y cuidado, tal como lo recordaba. Las paredes son de rojo ladrillo, los trenes se ven en buen estado y no veo basura por ahí. Escucho un bullicio y veo a un chico cantando a la vez que toca su guitarra en medio de un montón de personas que lo aclaman. Su voz retumba en mi mente y me doy cuenta de que a él también lo recuerdo. Solo que era un niño cuando lo oí cantar aquella vez en la que me escapé de casa con los padres de Fabiano para hacer compras en el puesto de frutas de la estación de tren. ¿Cómo puede ser posible que el paso del tiempo sea tan notable en las personas, pero que el entorno sea el mismo?

Balanceo mis pies sobre el piso y disfruto de la música del chico.

—¡Clara! —grita desde lejos Fabiano.

Entonces una sonrisa espontánea invade mi rostro en un segundo al verlo.

Llega al banco donde estaba sentada, me levanto y lo abrazo como nunca he abrazado a nadie en mi vida. No hay incomodidad en ello, él también lo hace hasta hacerme doler los costados.

—Fabiano… Estás aquí —digo y por primera vez en años me permito llorar. Porque está aquí. Porque me entiende. No me dejó sola.

Me suelta y seca las lágrimas que ruedan por sus mejillas.

—Clara, ni en medio de una guerra te dejaría.

—Bueno, bueno, basta. Es suficiente de las lágrimas. —Seco con las mangas de mi suéter, mi rostro empapado—. Debemos esperar media hora para abordar el tren. Pero, mientras tanto, podemos ponernos al corriente sobre nuestras cosas —digo tomando asiento de nuevo en el banco.

Él también toma asiento junto a mí.

—Me parece justo. ¿Qué quieres saber, en específico? —dice, mirándome.

—¿Por qué dijiste que tu vida te estaba tragando?

Se balancea un poco en la banca y no me mira, sino que pasea la vista por los alrededores.

Quizá fue una mala pregunta para empezar.

—Mis padres murieron dos meses después de renunciar en tu casa —dice, de pronto—. Fue un accidente automovilístico. —No imaginé en todo este tiempo que sus padres estuvieran muertos. Me invade una tristeza profunda. Ellos fueron dos figuras que respeté y admiré mucho en mi niñez, de lejos, porque no se me permitía acercarme a los sirvientes, en especial después de que desapareciera de la casa aquella vez por horas con ellos—. Luego de eso, en medio de mi luto, mi novia… a la cual amaba profundamente, me dejó por otro.

»Tuve que esconder el dolor insoportable y la tristeza para empaparme de conocimientos y evitar que mis parientes lejanos, que rondaban como hienas al asecho, me dejaran sin la herencia que legalmente no les pertenecía. Afortunadamente, no sucedió, gracias a la ayuda de un abogado con honorarios exorbitantes, pero excelente en su trabajo. —Calla de nuevo dejando un silencio espeso. Cuando está listo, suspira y prosigue—: Me quedé solo. Sin ocupaciones, también. Ahí fue cuando la vida comenzó a tragarme, feroz. No podía crear lazos duraderos más allá de una noche de placer que, además, no disfrutaba por el revuelo en mi mente. El insomnio era mi mejor amigo durante las noches. Entonces, como ya era mayor de edad y quería sentirme mejor, busqué un trabajo que me distrajera. Pero, como te imaginarás, no fue la mejor decisión, porque no me sentí mejor y estuve al borde del alcoholismo, pues, trabajaba como barman. Mis días venían siendo lúgubres… hasta que llegaste tú, Clara, y me diste la ofrenda de esperanzas.

—L-lo siento, Fabiano —digo con la voz quebrada, estoy llorando de nuevo.

—Tranquila, a cada uno nos llega el momento en el que sentimos que la vida nos traga. Este fue mi momento, y ya. —Me sonríe ampliamente y seca mis lágrimas—. Ahora es mi turno de saber, ¿por qué ibas a tratar de acabar con tu vida el día en que nos encontramos?

Oh, ¿se dio cuenta? Eso me avergüenza.

—Bueno, puede que yo también sintiera que mi vida me estaba tragando… En ese momento fue lo único que se me ocurrió. Pero, luego llegaste tú y también me diste esperanzas —confieso.

Asiente y comienza a reírse.

—¿Qué es tan gracioso?

—Que resulta irónico el que dos personas tan dañadas puedan ayudarse entre sí —dice al fin.

Lo he pensado, y es probable que no sea así. Pero estuvimos ahí para tendernos la mano mutuamente, y sin darnos cuenta nos desviamos del camino al que íbamos. Estaré agradecida con él siempre por eso.

—Reflexiono en nuestra amistad no como una ayuda, sino como un puente que construimos ambos y por el que se nos hace más fácil migrar hacia ese futuro que deseamos construir. —Me está mirando con los ojos entornados—. ¿Qué?

—Eres muy inteligente. Aunque es de esperarse.

—Tú también, y bastante perspicaz, por cierto —digo, insinuando que se dio cuenta de mis intenciones de ese día.

Antes había pensado en el suicidio como una posibilidad en mi vida o, mejor dicho, para mi muerte. En mis peores momentos ese pensamiento volvía como una ruleta que se empeña en caer en el mismo punto, una y otra vez, en cada momento malo y, con el tiempo, hasta en los buenos, cuando creía que estos no existían y eran una invención de mi mente.

Por aquél entonces, era solo una idea que concreté en mi mente como posibilidad, pero de tanto pensar en eso y gracias al hallazgo oportuno de un personaje con el que me sentía identificada de cierta forma, el debate de Hamlet se metió entre mis pensamientos y, pronto, también fue mío: ¿y si morir es mil veces peor que vivir? ¿Qué tal si cada uno tiene su propio infierno que aguarda paciente a que lleguemos a él al caer en el sueño eterno de la muerte? ¿Un certero golpe de daga no haría sino alargar más el sufrimiento? Creía fehacientemente que no podía dejarme caer ante el vacío desconocido ni un minuto antes de tiempo. No sin una certeza. No si nada me garantizaba que la imagen monstruosa de mis padres persiguiéndome, junto a los temores que ellos mismos crearon en mí no estaría torturándome eternamente en un infierno personificado.

Hasta que un día, luego de una golpiza que me dejó en cama por un par de semanas, dejó de ser una posibilidad y pasó a ser una necesidad asfixiante. Después de todo, podría soportar el más allá con las referencias que llevaría de mi vida.

Faltan diez minutos para el abordo y las personas se amontonan a nuestro alrededor. Instintivamente, los busco a ellos con la mirada. Me aterra la idea de que hayan descubierto mis planes de fuga. O que Valerio me haya traicionado de nuevo.

No están por ningún lugar.

Fabiano nota mi agitación y toma mis manos, tranquilizándome.

—Respira… Tranquila, nada malo sucederá. No dejaré que nada ni nadie puedan hacerte daño.

—Fabiano, ¿y si esto mismo que estoy persiguiendo se vuelve contra mí y me hace daño?

«Pasajeros del tren 0596 con salida a las 2 p. m., se les informa que pueden abordar los vagones con ticket en mano…»

—¿El qué? ¿La sensación de libertad? —Parece confundido.

—El sentirme viva…

Nos levantamos y me guía hacia el vagón de tren.

—Clara, no soy muy experto, pero en la vida todo se puede volver en nuestra contra. —Se detiene en la fila y me giro para mirarlo directamente—. El punto radica en qué hacemos para manejarlo; podemos volvernos esclavos de ello o podemos buscar la manera de seguir luchando a contracorriente e ir por eso que creemos vale la pena, nos hace feliz y sentir cómodos.

Luchar a contracorriente. No soy un pez koi. ¡Yo, que me he acomodado toda mi vida a cualquier tipo de situación, incluyendo aquellas que me afectaban!

—No creo poder…

—Ahí tienes otro punto: yo tampoco creo poder. Pero igual estamos haciendo esto, sabiendo que puede volverse en nuestra contra… Eso significa que eres valiente para decidir que este es el momento de atreverte y vivir cambios. Así de valiente serás cuando algo se vuelva en tu contra y atente con hacerte daño.

Llega nuestro turno en la fila. Mi corazón retumba agitado en mi pecho. Le entrego ambos tickets a Fabiano y también la bolsa negra. Corro lejos de él y veo cómo se queda estático mirándome mientras me alejo.

Paso detrás de un tropel de personas y me escabullo fuera del campo de vista de los vendedores ocupados en puesto de frutas.

Robo cuatro naranjas cuando nadie parece prestarme atención y vuelvo corriendo a donde está Fabiano, quien ahora se nota aliviado.

Le extiendo una naranja, como hizo él aquél día.

—¿Creías que te dejaría?

—Realmente, no —dice, mientras ríe aliviado.

Subimos y nos acomodamos en dos asientos juntos. Él junto a la ventana y yo junto al pasillo.

Pela la naranja con delicadeza, pero los trozos de cáscara caen encima de sus piernas desprolijas. Comienza a comerse los gajos de naranja.

—La última pregunta —comienzo—. ¿Por qué naranjas?

Medita la pregunta unos instantes y luego contesta:

—Son deliciosas… y me gustan las frutas cítricas —dice, encogiéndose de hombros.

El tren comienza a avanzar lento y aumenta su velocidad con prudencia. No puedo evitar mirar a través de la ventana buscándolos a ellos. Pero no están.

Por primera vez en mi vida voy en una dirección desconocida.

Ahora yo tengo el poder de mi vida. Nadie controla los hilos de ella. Y me encanta.

Nos adentramos en el túnel que da fin a la estación y da comienzo a mi futuro. Siento que es como nacer de nuevo: comienza oscuro y rápidamente se torna luminoso.


Twenty minutes have passed and I still don't see him.

Is it possible he backed out? Or maybe he didn't get the hint... No. He's coming. I know he is.

The orange stand is just where I remembered it, and the same people are manning it, though the passage of time shows in their expressions. The train tickets are just as cheap as I remembered them. Another reason why my parents don't even go through this station, according to them, nothing that costs less than a hundred dollars is worth it. However, that's fine by me.

This place is very nice and neat, just as I remembered it. The walls are brick red, the trains look in good condition and I don't see any trash around. I hear a bustle and see a guy singing while playing his guitar in the middle of a crowd of cheering people. His voice echoes in my mind and I realize that I remember him too. Only I was a kid when I heard him sing that time I ran away from home with Fabiano's parents to shop at the fruit stand at the train station. How can it be possible that the passage of time is so noticeable in people, but the environment is the same?

I swing my feet on the floor and enjoy the boy's music.

-Clara! -Fabiano shouts from afar.

Then a spontaneous smile invades my face in a second when I see him.

He reaches the bench where I was sitting, I stand up and hug him as I have never hugged anyone in my life. There is no discomfort in it, he does it too until my sides ache.

-Fabiano... You're here," I say and for the first time in years I allow myself to cry. Because he is here. Because he understands me. He didn't leave me alone.

He lets go of me and wipes away the tears that roll down his cheeks.

-Clara, not even in the middle of a war would I leave you.

-Okay, okay, that's enough. That's enough of the tears. -I dry with the sleeves of my sweater, my face soaked. We must wait half an hour to board the train. But in the meantime, we can catch up on our things," I say, taking a seat back on the bench.

He, too, takes a seat next to me.

-Fair enough. What specifically do you want to know? -he says, looking at me.

-Why did you say your life was swallowing you up?

He sways a little on the bench and doesn't look at me, but instead looks around.

Maybe it was a bad question to begin with.

-My parents died two months after I quit at your house," he says, suddenly. It was a car accident. -I never imagined all this time that his parents were dead. A deep sadness comes over me. They were two figures I respected and admired very much in my childhood, from afar, because I was not allowed to go near the servants, especially after I disappeared from the house that one time for hours with them. After that, in the midst of my mourning, my girlfriend...whom I loved deeply, left me for someone else.

"I had to hide the unbearable pain and sadness to soak up knowledge and prevent my distant relatives, who prowled around like hyenas on the prowl, from leaving me without the inheritance that legally did not belong to them. Fortunately, it did not happen, thanks to the help of a lawyer with exorbitant fees, but excellent in his work. -He falls silent again, leaving a thick silence. When he is ready, he sighs and continues: "I was left alone. Without occupations, too. That's when life began to swallow me up, fierce. I couldn't create lasting bonds beyond a night of pleasure, which, moreover, I didn't enjoy because of the turmoil in my mind. Insomnia was my best friend during the nights. So, since I was of age and wanted to feel better, I looked for a job that would distract me. But, as you can imagine, it wasn't the best decision, because I didn't feel better and I was on the verge of alcoholism, since I was working as a bartender. My days had been gloomy... until you came along, Clara, and gave me the offering of hope.

-I'm sorry, Fabiano," I say with a broken voice, I'm crying again.

-Don't worry, we all have a moment when we feel that life swallows us up. This was my moment, and that's it. -He smiles broadly and wipes away my tears. Now it's my turn to know, why were you going to try to end your life the day we met?

Oh, did you notice? That embarrasses me.

-Well, maybe I felt like my life was swallowing me up too... At the time it was the only thing I could think of. But, then you came along and gave me hope too," I confess.

He nods and starts laughing.

-What's so funny?

-That it's ironic that two such damaged people can help each other," he says at last.

I've thought about it, and it's probably not. But we were there to reach out to each other, and without realizing it, we veered off the path we were on. I will be grateful to him always for that.

-I reflect on our friendship not as a help, but as a bridge that we both build that makes it easier for us to migrate toward that future we want to build. -He's looking at me with narrowed eyes. What?

-You're very smart. Although that's to be expected.

-You too, and quite perceptive, by the way," I say, hinting that he realized my intentions that day.

I had previously thought of suicide as a possibility in my life or, rather, for my death. In my worst moments that thought came back like a roulette wheel that insists on falling on the same point, over and over again, in every bad moment and, eventually, even in the good ones, when I thought they didn't exist and were an invention of my mind.

At that time, it was only an idea that I had concretized in my mind as a possibility, but after so much thinking about it and thanks to the timely finding of a character with whom I felt identified in a certain way, Hamlet's debate entered my thoughts and, soon, it was also mine: what if dying is a thousand times worse than living? What if everyone has his own hell that patiently waits for us to reach it when we fall into the eternal sleep of death? A certain dagger blow would only lengthen the suffering even more? I believed that I could not let myself fall into the unknown void one minute too soon. Not without certainty. Not if nothing guaranteed me that the monstrous image of my parents haunting me, along with the fears they themselves created in me would not be torturing me eternally in an embodied hell.

Until one day, after a beating that left me bedridden for a couple of weeks, it stopped being a possibility and became a suffocating necessity. After all, I could endure the afterlife with the references I would carry from my life.

It's ten minutes to boarding and people are crowding around us. Instinctively, I look for them with my eyes. I'm terrified that they've discovered my escape plans. Or that Valerio has betrayed me again.

They are nowhere to be found.

Fabiano notices my agitation and takes my hands, reassuring me.

-Breathe... Calm down, nothing bad will happen. I won't let anyone or anything hurt you.

-Fabiano, what if this very thing I'm chasing turns against me and hurts me?

"Passengers of train 0596 departing at 2 p. m., you are informed that you may board the cars with ticket in hand..."

-The what? -The feeling of freedom? -He looks confused.

-The feeling of being alive...

We get up and he guides me to the train car.

-Clara, I'm not much of an expert, but in life everything can turn against us. -He stops in line and I turn to look directly at him. The point lies in what we do to handle it; we can become slaves to it or we can find a way to keep fighting against the current and go for what we believe is worthwhile, makes us happy and comfortable.

Fight against the current. I am not a koi fish - I, who have been accommodating all my life to any kind of situation, including those that affected me!

-I don't think I can...

-There you have another point: I don't believe I can either. But we are still doing this, knowing that it can turn against us... That means you are brave to decide that this is the moment to dare and live changes. That's how brave you will be when something turns against you and threatens to hurt you.

Our turn in line arrives. My heart is pounding in my chest. I hand both tickets to Fabiano and also the black bag. I run away from him and watch him stare at me as I walk away.

I pass behind a crowd of people and sneak out of sight of the busy fruit stall vendors.

I steal four oranges when no one seems to be paying attention to me and run back to Fabiano, who now looks relieved.

I hold out an orange to him, as he did that day.

-Did you think I would leave you?

-Not really," he says, laughing in relief.

We go upstairs and settle into two seats together. He by the window and I by the aisle.
He peels the orange delicately, but the pieces of peel fall on his sloppy legs. He begins to eat the orange segments.

-The last question," I begin. Why oranges?

He ponders the question for a moment and then answers:

-They are delicious... and I like citrus fruits," he says, shrugging his shoulders.

The train starts moving slowly and increases its speed cautiously. I can't help but look out the window for them. But they are not there.

For the first time in my life I am going in an unfamiliar direction.

Now I have the power of my life. No one controls the strings of it. And I love it.

We enter the tunnel that ends the station and begins my future. It feels like being born again: it starts dark and quickly becomes bright.

pexels-xi-xi-3043424.jpg

Fuente/Source




Texto original de mi autoría.
|
Original text by me.

La imagen principal fue hecha por mí usando Canva | The main image was made by me using Canva

El texto fue traducido en DeepL Translator - Free Version | The text was translated in DeepL Translator - Free Version

¡Gracias por leer! 2.0.png

Sort:  

resulta irónico el que dos personas tan dañadas puedan ayudarse entre sí.

Esta frase me gustó mucho, porque es muy cierta. Solo dos personas rotas conocen su lucha y su dolor y están más dispuestas a ayudarse entre sí para sanar. Gracias por este hermoso relato. Lo disfruté mucho.

Pues sí, tienes mucha razón en lo que dices. Mientras escribía y releía lo que había escrito, me di cuenta de eso: son dos personas dañadas, pero se ayudaron el uno al otro más de lo que se hubiera pensado. La ayuda viene de donde menos uno lo espera.

Gracias a ti por el comentario, ¡saludos! 💗

Literatos-estatico.jpg

Esta publicación ha recibido el voto de Literatos, la comunidad de literatura en español en Hive y ha sido compartido en el blog de nuestra cuenta.

¿Quieres contribuir a engrandecer este proyecto? ¡Haz clic aquí y entérate cómo!


The rewards earned on this comment will go directly to the person sharing the post on Twitter as long as they are registered with @poshtoken. Sign up at https://hiveposh.com.