El peso de los recuerdos
"Llévate mi peluche para que siempre me recuerdes, papá", le había dicho Magui al hacer las maletas. Aunque él había intentado disuadirla, ella había insistido. Incluso agregó: "Ese es mi peluche de la suerte y te servirá de compañero de viaje". Ante tales argumentos y los ojos suplicantes de la niña, no tuvo pretextos y tuvo que dejar que la niña metiera el peluche en uno de los bolsos.
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Aunque la madre de Magui y él se hubiesen divorciado, él mantenía el compromiso de velar por ellas. Tal vez por ello había decido irse del país y buscar mejores empleos para darle mejor calidad de vida a la niña. Irse al extranjero no había sido nunca su plan, pero la situación económica del país lo había pegado contra las cuerdas: debía irse.=:0:=
Al llegar al aeropuerto, se metió en la fila para revisar el equipaje. Lo pesaron una y otra vez y debía pagar por sobrepeso. Se negó e insistió sacar algunas cosas. Extrajo algunos alimentos, prendas de vestir y artículos de higiene, razonando que podría adquirir otros en el lugar al que llegara. Sin embargo, seguía pesado.=:0:=
El juguete felpado, sucio y viejo, pasó por una máquina que le hizo la revisión respectiva. Uno de los encargados le hizo ver que podría dejar fuera aquel juguete, pero el hombre miró por primera vez el peluche y dijo sinceramente: "Esto es lo más preciado para mi hija y me lo ha dado. Sin mencionar que me dará suerte y será mi compañero de viaje. Prefiero dejar los zapatos." Así que sacó otras cosas de la maleta hasta dar el peso exacto.
Aunque la madre de Magui y él se hubiesen divorciado, él mantenía el compromiso de velar por ellas. Tal vez por ello había decido irse del país y buscar mejores empleos para darle mejor calidad de vida a la niña. Irse al extranjero no había sido nunca su plan, pero la situación económica del país lo había pegado contra las cuerdas: debía irse.
Al llegar al aeropuerto, se metió en la fila para revisar el equipaje. Lo pesaron una y otra vez y debía pagar por sobrepeso. Se negó e insistió sacar algunas cosas. Extrajo algunos alimentos, prendas de vestir y artículos de higiene, razonando que podría adquirir otros en el lugar al que llegara. Sin embargo, seguía pesado.
El juguete felpado, sucio y viejo, pasó por una máquina que le hizo la revisión respectiva. Uno de los encargados le hizo ver que podría dejar fuera aquel juguete, pero el hombre miró por primera vez el peluche y dijo sinceramente: "Esto es lo más preciado para mi hija y me lo ha dado. Sin mencionar que me dará suerte y será mi compañero de viaje. Prefiero dejar los zapatos." Así que sacó otras cosas de la maleta hasta dar el peso exacto.
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Muy agradecida con vuestro apoyo, amigos!
¡De cuántas historias similares no contará el largo proceso de emigración en nuestro tiempo! Los recuerdos pesan por su valor. Conmovedor relato, @nancybriti. Un abrazo.
No nos alcanzará la vida para conocer todas las historias que ha dejado esta migración de venezolanos!! Abrazos para ti, @josemalavem
Bonito tu post @nancybriti
Te amo.
Jajajaja. Gracias por los dos cumplidos, @hiramdo!! Saludos
Hola, encantador historia, muy emotiva, sencible y lleno de apego a su hija y no dejar que nadie borre sus recuerdos.
Pensando y considerando algunas cosas, la verdad es que, aunque no se crea, hay padres que dejarán el peluche. Lo verán como algo cursi e innecesario y pensarán: "Hija, perdón, pero tendré que dejar el peluche". O bien. "Saque ese peluche, ese fue mi hija metiendo vainas no sé para qué".
Una historia sencilla, pero con una lección poderosa. Gracias por compartir.