La loca de la familia
Después de mucho tiempo, tía Eva volvió a casa. Venía para el cumpleaños de la abuela Agustina, porque muchos decían que era el último. Yo solo la conocía por fotos y por algunos comentarios que mamá había hecho de ella. Desde el mismo momento que llegó, dejó a más de uno con la boca abierta.
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Tía Eva era de una belleza extraña. Se notaba que había recorrido el mundo y que era muy despreocupada. Eso lo noté cuando entró a la fiesta y toda ella era como un verano: su boca rosa, su pelo azul, su andar rebelde y sus uñas amarillas largas. Hablaba inglés, francés y algo de italiano, y bebía cerveza en la misma botella, cosa que mi madre decía que era impropio en cualquier señorita.=o<0>o=
A tía Eva la conocían como "La loca" de la familia y era normal que muchos cuchichearan de ella a sus espaldas: que si no tiene hijos ni esposo, que anda con algunos hombres trabajando en el Amazonas, que a pesar de su edad no tiene casa y vive en hoteles hospedada, que usa biquinis y minifalda, que sale más que un fantasma.=o<0>o=
A pesar de que fueron pocos días, tía Eva me dejó aquella vez impresionada. Verla dentro de aquella familia, era como ver en un cielo gris, una nube colorada. Efectivamente, fue el último cumpleaños de abuela Agustina y más nunca tía Eva regresó a casa. Lo último que supimos de ella fue que se ganó un premio y como investigadora fue condecorada. Aun la siguen llamando "La loca" de la familia, solo porque hizo lo que quiso, y no le importó que la sociedad y su propia familia la juzgara.
Tía Eva era de una belleza extraña. Se notaba que había recorrido el mundo y que era muy despreocupada. Eso lo noté cuando entró a la fiesta y toda ella era como un verano: su boca rosa, su pelo azul, su andar rebelde y sus uñas amarillas largas. Hablaba inglés, francés y algo de italiano, y bebía cerveza en la misma botella, cosa que mi madre decía que era impropio en cualquier señorita.
A tía Eva la conocían como "La loca" de la familia y era normal que muchos cuchichearan de ella a sus espaldas: que si no tiene hijos ni esposo, que anda con algunos hombres trabajando en el Amazonas, que a pesar de su edad no tiene casa y vive en hoteles hospedada, que usa biquinis y minifalda, que sale más que un fantasma.
A pesar de que fueron pocos días, tía Eva me dejó aquella vez impresionada. Verla dentro de aquella familia, era como ver en un cielo gris, una nube colorada. Efectivamente, fue el último cumpleaños de abuela Agustina y más nunca tía Eva regresó a casa. Lo último que supimos de ella fue que se ganó un premio y como investigadora fue condecorada. Aun la siguen llamando "La loca" de la familia, solo porque hizo lo que quiso, y no le importó que la sociedad y su propia familia la juzgara.