La mano que duerme al niño
El niño está llorando y la madre primeriza intenta calmarlo. Se impacienta ante el llanto del niño, también se preocupa y angustia. Ya ha intentado meterle el pecho, pero el niño lo rechaza y sigue llorando como si le doliera algo, como si quisiera algo, pero ella no sabe qué y se inquieta con el niño en los brazos.
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Su esposo aun no llega y es de noche. La noche parece un largo túnel interminable. El llanto del niño ha hecho que la madre se agobie y se sofoque: las lágrimas agitan el cuerpo infantil y del pecho maternal brotan gotas que se pierden en la ropa. Agita el niño con fuerza intentando calmarlo, pero el llanto sigue, también sigue su nerviosismo.=<8>=
Sentada en la orilla de la cama, brinca sobre el colchón que suena. Los ojos de la mujer se cierran, su cabeza se cae de lado a lado. No se ha bañado, tampoco ha comido: su ropa huele a alimento de niño. Canta bajito, cerca del oído, una canción que escuchó no sabe cuándo: tatara, tarala, la, la, la...=<8>=
La mujer sobre la cama: el sueño la ha vencido. Sobre su pecho está el bebé quieto y dormido. El hombre cuando llega mira la escena y está enternecido. No sabe los sinsabores que la mujer ha vivido. Es ignorante del llanto infantil, de la angustia maternal y de todo el nerviosismo. Y que hasta el ángel de la guarda tuvo que intervenir para dormir al niño.
Su esposo aun no llega y es de noche. La noche parece un largo túnel interminable. El llanto del niño ha hecho que la madre se agobie y se sofoque: las lágrimas agitan el cuerpo infantil y del pecho maternal brotan gotas que se pierden en la ropa. Agita el niño con fuerza intentando calmarlo, pero el llanto sigue, también sigue su nerviosismo.
Sentada en la orilla de la cama, brinca sobre el colchón que suena. Los ojos de la mujer se cierran, su cabeza se cae de lado a lado. No se ha bañado, tampoco ha comido: su ropa huele a alimento de niño. Canta bajito, cerca del oído, una canción que escuchó no sabe cuándo: tatara, tarala, la, la, la...
La mujer sobre la cama: el sueño la ha vencido. Sobre su pecho está el bebé quieto y dormido. El hombre cuando llega mira la escena y está enternecido. No sabe los sinsabores que la mujer ha vivido. Es ignorante del llanto infantil, de la angustia maternal y de todo el nerviosismo. Y que hasta el ángel de la guarda tuvo que intervenir para dormir al niño.
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Agradecida siempre con vuestro apoyo, amigos!!
Suave relato. Se siente la ingenua maternidad. Gracias por tu precioso post.
Agradecida por tu comentario y valoración!
Es nuy sentido y tierno a la vez su relato, retrata una realidad que toda madre vive. Saludos
Hola @nancybriti, hermoso y sublime relato. La humamidad de la mujer se ve subyugada por el cansancio y aún así no deja de cantar y atender a su bebé.