Cuéntame de ti,
pero en silencio.
Hazme saber
de tu angustia
y tu distancia.
Así, sin palabras…
solo arrástrame a tus
noches amnésicas
en las que solo
fui un vacío
en tu memoria.
Como el después
de un
relámpago:
violento, lejano
y fugaz.
Entra, bienvenida...
entra,
y despídete
solo con tus
pasos.
Aprieta mi mano y besa
mis dedos que están temblando,
por no saber hasta cuando
tu ausencia será tristeza.
Miedo, zozobra, angustia e incertidumbre ante un encuentro.