Delirios del calor amargo

Me fui a la cama porque veía como una quimera se acercaba y posaba sobre mi hombro, deseando cosas impuras a mi persona, Me retaba a a actuar pero la imposibilidad de moverme dejaba claro que no tendría oportunidad en esta contienda.

No llegue a mi cama, al menos no parecía, esta tenía púas y carbon que calcinaban mis pieles sin dejar marca, mientras gotas de sudor rodeaban mi ser, logrando una terrible sensación de un ardor que me dejaba helado, era difícil de describir.

Sentía como clavos penetrantes a mis huesos, destruían toda esperanza de poder levantarme de esa cama, que luego de detallarla bien, si era mía, porque esas eran mis sábanas, y ese infierno era mi habitación.

Morfeo se había ido de vacaciones, y me dejó en un limbo que bien detallaban autores de tragedias literarias clásicas, porque no pertenecía a este espacio, pero sentía como mis tobillos eran halados por dos canes de color negro y blanco, pero con ninguna pizca de gentileza de su parte.

Mientras me hallaba en ese tormentoso lugar, unas veces se oían a lo lejos, ignorando a placer lo que pasaba en mis cauces, confirmándome que esta batalla contra lo desconocido debía librarla yo sólo, o quizá mejor encontrar una salida que me permitiera volver a mi lugar de calma.

La lucha no comenzaba, pero ya parecía no tener fin, estaba allí, listo para luchar con las pocas fuerzas que me quedaban y así terminar con esta pesadilla, sorpresa para mis ojos saber que ese formidable oponente, era yo mismo. Que ironía tan pesada, quien fuera el ganador, yo perdería, así que me quedaba sin opciones ni cartas por jugar, excepto dejarme llevar por la emociones, que eran más ardientes que mi cuerpo moribundo.

De nuevo las voces que no se callaban, me recordaban que el mundo sin mí seguía igual, ¡No es justo! yo no pedía nada de esto y heme aquí, impotente de no poder seguir avanzando como quiero... y sucedió... desperté...

Bendita fiebre que me causó mil delirios, sentía mi cuerpo como si una aplanadora hubiera hecho su trabajo, pero nunca me fui de mi habitación, Mis sábanas inundadas de sudor solo explicaban un cuadro febril que fue avanzando, y mis delirios hicieron que me sintiera en el averno, pero siempre estuve allí.

Aquellas voces que me ignoraban, venían de mi televisor, y era simplemente de mis series pendientes, nada fuera de la realidad, pero que con una temperatura mayor a la común, mi mente causó estragos a mi cordura.

Ya me tomé los antibióticos, quizá eso haga que paren los delirios, o que los ponga más psicodélicos. Ya veremos.

I went to bed because I saw how a chimera was approaching and perched on my shoulder, wishing impure things to my person, challenging me to act but the impossibility of moving made it clear that I would not have a chance in this contest.

I didn't reach my bed, at least it didn't seem to, it had spikes and charcoal that burned my skin without leaving a mark, while drops of sweat surrounded my being, achieving a terrible sensation of a burning that left me frozen, it was difficult to describe.

I felt like penetrating nails to my bones, destroying all hope of being able to get up from that bed, which after detailing it well, if it was mine, because those were my sheets, and that hell was my room.

Morpheus had gone on vacation and left me in a limbo well detailed by authors of classic literary tragedies because I did not belong to this space, but I felt my ankles being pulled by two black and white dogs, but with no hint of gentleness on their part.

While I was in that stormy place, sometimes they could be heard in the distance, ignoring with pleasure what was happening in my channels, confirming to me that this battle against the unknown I had to fight alone, or perhaps better to find a way out that would allow me to return to my place of calm.

The fight had not yet begun, but it already seemed to have no end, I was there, ready to fight with the little strength I had left and thus end this nightmare, a surprise for my eyes to know that this formidable opponent was myself. What a heavy irony, whoever was the winner, I would lose, so I was left with no options or cards to play, except to let myself be carried away by the emotions, which were hotter than my dying body.

Again the voices that would not be silenced, reminded me that the world without me remained the same, It's not fair! I didn't ask for any of this and here I am, powerless not being able to move forward as I wanted... and it happened... I woke up...

Blessed fever that caused me a thousand deliriums, I felt my body as if a steamroller had done its work, but I never left my room, My sheets flooded with sweat only explained a feverish picture that was advancing, and my deliriums made me feel in hell, but I was always there.

Those voices that ignored me, came from my television, and it was simply from my pending series, nothing out of reality, but with a higher temperature than usual, my mind caused havoc to my sanity.

I've already taken the antibiotics, maybe that will stop the delusions, or make them more psychedelic. We'll see.