La danza de los inocentes

in Literatos3 years ago

Todo era fiesta, nunca olvido las noches mágicas que vivíamos cerca de la fogata en el parque, donde no importaba nada más, sino poder disfrutar de una vida que apenas comenzaba.

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Sabíamos muy bien que nada nos sucedería, pues el baile, era nuestra más pura manifestación de amor, mientras que nuestros padres veían como seguíamos con las tradiciones del pueblo, sin importar cuantos años pasaran. Éramos muy felices, una vida simple, con la magia de un pueblo protector.

Se acercaba pronto la época más animada de todo el pueblo, las luces de la noche, se sentía la unión perfecta de todo lo que logramos, y por supuesto la danza se haría presente, no en la fogata de siempre, sino esta vez en el teatro municipal, todo iba a ser épico, una noche que no olvidaríamos.

Los zapatos que tanto quise, mi padre trabajó duro para regalármelos, eran perfectos para usarlos en esa noche tan preciada. Utilicé un viejo traje de mi hermano, pero estaba perfecto, solo lo utilizó una vez, por lo que su estado era muy bueno.

La gente se acercaba más y más, era la primera vez que nuestro grupo presenciara tal cantidad de presentes. El nerviosismo era inevitable, pero deseamos con el alma hacerlo lo mejor posible. Antes de nuestro acto, (que por cierto era el principal) pasaron por el escenario algunos poetas, un grupo musical de ancianos, y hasta un comediante. Ya casi era nuestro momento.

Recuerdo oír a mi padre conversar con el vecino de una supuesta pelea del presidente junto a otro señor, pero que no creía que sucedería nada, al fin y al cabo, éramos pacifistas. Pero bien, ya se venía el momento más esperado de la noche, de la mano de un grupo de chicos que se estuvo preparando por meses.

Cuando faltaban unos treinta minutos para salir a la escena, fuimos por un té helado para calmar los nervios, todo bien, lo único extraño fue ver al oficial del pueblo ir a prisa en dirección contraria al teatro, extraño, porque hoy todo el pueblo estaba concentrado en el teatro.

Llegaba el momento de brillar, nos llamaron al escenario, y una mezcla de adrenalina y nerviosismo, nos corría por nuestro ser. Recuerdo muy bien la poderosa introducción musical por parte de la banda escolar, Era la introducción perfecta para iniciar la poderosa rutina que teníamos planificada. Se sentía un ambiente extraño, pero obviamente eran los nervios que sentíamos.

Comenzó el baile, y por un momento nos desconectamos. Nada más importó, fuimos uno y a la vez estábamos por separado. Vivimos nuestra mejor rutina. El público estaba atónito, realmente habíamos progresado en grande. Recuerdo ver a mamá llorando de felicidad mientras abrazaba a papá. De nuevo algo raro, el alcalde, se fue a mitad del show, no porque no le gustara, realmente salió de prisa, pero no se notó porque la algarabía era tremenda.

Ya casi terminamos el acto. Es hora del remate perfecto, una coreografía tan estruendosa que dejó boquiabierto a todos por igual, Que genial era todo, incluso unos hombres habían entrado, como de uniforme, no los reconocía, pero realmente nos aplaudieron.

Estaba exhausto, pero lo logré, mi mejor actuación. 4 minutos de aplausos de pie sin interrupciones, todo el pueblo al unísono nos respetaba.

Era mágico el momento, hasta que sucedió... después de los aplausos, se escuchó un disparo, y luego gritos de gente desesperada, eran los hombres que habían entrado, no eran de aquí. Mataron al portero del teatro como advertencia. Nos obligaron a irnos por la puerta de atrás como a los otros niños, esa fue la última vez que vi a papá, mamá y a mi hermano.

Estábamos escondidos, pero seguíamos escuchando disparos, las lágrimas invadían mi rostro, y a su vez, se llevaban consigo la inocencia que me quedaba. 10 minutos después, un hombre en un idioma que no conocía, nos obligó a salir. Nos fuimos a una camioneta, ya sin nada que refutar, recuerdo que uno de mis compañeros lo golpearon brutalmente por intentar resistirse.

Mientras más nos alejamos del teatro, más se apreciaba una alarmante llama, y al cabo de 2 minutos, una explosión sacudió al teatro completamente. Ahí se fue toda mi vida, quizá mi familia se fue con ese estruendo, jamás lo sabré.

Hoy me encuentro en un lugar totalmente distinto, viviendo una pesadilla eterna. La danza de los inocentes no fue suficiente para encontrar la paz...

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