"Entre lo absurdo y lo lógico, no solo la mirada descubre secretos ocultos..."
Arturo y su encuentro con la Señora Escalera.
Arturo es un personaje muy conocido en el vecindario, de mediana edad, con una apariencia algo desgreñada pero peculiar. Su pelo se muestra como un arduo enemigo del peine. Tiene ojos azulados que muestran un sentido de curiosidad. Su vestimenta casual, pero algo desfasada, casi siempre viste pantalones de panas del mismo color marrón y camisas de cuadros, alternando colores pálidos y fuertes, como el verde oliva. Su presencia es desconcertante, con muchos comportamientos erráticos. Cada día elegía un objeto diferente para interactuar y, aquel martes por la mañana, su fascinación se centró en una escalera de mano que quedó por casualidad olvidada en el parque.
El sol comenzaba a salir al final de la calle, pintando el cielo de un tono rosado, mientras Arturo se dirigía con un solo enfoque en su mente: la escalera. Sus pasos hacían juego con el silencio prematuro de la mañana, y el sonido de sus zapatos crujía sobre la gravilla del camino. Al llegar frente a la escalera, la miró sacándole un brillo a sus ojos, como si se hubiera reencontrado con un viejo amigo.
-Buenos días, Señora Escalera- dijo con una sonrisa, inclinándose en una especie de agradecimiento al final de una obra teatral.
Arturo miró la escalera en toda su extensión, fijándose en cada detalle: los peldaños de aluminio más brillante de lo normal, tal vez ayudado por la luz del sol, y el marco tenía un poco de óxido, pero percibiéndose aún fuerte. Extendió la mano y tocó el primer escalón, sintiendo el frío del metal en sus dedos. Y todo esto sucedía mientras la brisa le acariciaba el rostro, trayendo a su memoria el aroma de la hierba recién podada.
Se propuso subir hasta la cima. Cada paso que daba lo sentía como un logro importante, y el metal resonaba bajo su peso. A medida que ascendía, la vista del parque se ampliaba: los árboles, los bancos y el estanque con patos chapoteando mientras se zambullían en el agua. El viento soplaba más fuerte, alborotando su cabello cada vez más y llenando los pulmones de aire fresco.
Se quedó ahí, mirando a su alrededor con los ojos bien abiertos. Desde esa altura, se mostraba impactado, porque se sentía como si hubiese descubierto un nuevo mundo lleno de secretos. Desde lo alto veía el crujiente despertar de la ciudad.
-Esto es agradable, Señora Escalera, tienes una vista impresionante- comentó Arturo, acariciando el marco de metal con gratitud.
Después de aquella acción, algo sorprendente ocurrió: la escalera, antes inerte y compuesta solo de peldaños y barrotes, cobraba vida. El metal temblaba bajo sus manos, como si respirara. Arturo sentía un calor intenso que subía por los brazos. Abrió los ojos y parpadeó, preguntándose que si estaba atrapado en un sueño profundo. Pero no, la sensación persistía. Era como si la escalera quisiera compartir sus secretos con él, como si tuviera algo importante que decirle.
Arturo cerró en esa oportunidad sus ojos y permitió que lo acontecido lo sobrellevara. Dentro de su mente, se formaron varias imágenes: hechos importantes de su niñez, narraciones que había dejado atrás. Aparentaba todo poseer algún tipo de vínculo con la escalera. La señora Escalera era un objeto que, en su simplicidad y cotidianidad, estuviera revelando los pensamientos más profundos de su persona.
Después de lo ocurrido, Arturo se sintió renovado. Y comenzó a decir, sin importarle dónde se encontraba, en medio de la plaza.
-Gracias, Señora Escalera. Hoy me has mostrado algo maravilloso.-
Mientras esa escena ocurría, una joven pareja que paseaba a su perro notó la presencia de Arturo en la cima de la escalera. Se detuvieron y sacaron sus teléfonos para tomarle fotos. Lo ocurrido para ellos era divertido; reían y comentaban la peculiaridad del momento.
Y, por otro lado, desde la ventana de un café cercano, un hombre joven con barba y gafas también observaba la escena mientras preparaba un café. Sonreía, pero ya estaba acostumbrado a las excentricidades de Arturo, y comentaba en voz alta a sus clientes:
-Miren, Arturo está en lo suyo otra vez. Hoy es una escalera. Me pregunto qué será mañana.-
Entre tanto, Arturo descendía de la escalera, los transeúntes retornaban a sus quehaceres diarios. Algunos reían y comentaban entre ellos sobre lo que habían presenciado en la plaza, en tanto que otros simplemente movían sus cabezas ante las excentricidades de aquel personaje. Sin embargo, la mayor parte continuaba su trayecto, portando consigo un curioso recuerdo del individuo que halló magia y reflexión en una mera escalera.
Arturo, alejándose del lugar, experimentaba una sensación de regocijo bañada en gratitud. La escalera, inmóvil y en silencio, continuaba en el parque, como si estuviera en espera de que aquel peculiar individuo que se atreve a desvelar misterios donde aparentan no existir volviera a encontrarse con ella.
Si deseas participar en tan excelente propuesta creada por @hispaliterario 36 /Entre escaleras te veas, hacer clic en el siguiente enlace: Click Aquí
Hago una oportuna invitación a @devania y @faniaviera para que se unan a esta excelente actividad.
English Version
"Between the absurd and the logical, not only the gaze discovers hidden secret..."
Arturo and his encounter with Mrs. Ladder.
Arturo is a well-known character in the neighborhood, middle-aged, with a somewhat disheveled but peculiar appearance. His hair shows as a tough enemy of the comb. He has blue eyes that show a sense of curiosity. His casual but somewhat outdated attire, he almost always wears brown corduroy pants and plaid shirts, alternating pale and strong colors like olive green. His presence is disconcerting, with many erratic behaviors. Every day he chose a different object to interact with, and that Tuesday morning, his fascination focused on a ladder that was accidentally left in the park.
The sun was beginning to rise at the end of the street, painting the sky a rosy hue, while Arturo walked with a single focus in his mind: the ladder. His steps matched the premature silence of the morning, and the sound of his shoes crunched on the gravel path. Upon reaching the ladder, he looked at it, his eyes shining as if he had reunited with an old friend.
-Good morning, Mrs. Ladder- he said with a smile, bowing in a sort of theatrical gratitude.
Arturo looked at the ladder in its entirety, noting every detail: the aluminum rungs were shinier than usual, perhaps aided by the sunlight, and the frame had a bit of rust but still seemed strong. He reached out and touched the first rung, feeling the cold metal on his fingers. And all this happened while the breeze caressed his face, bringing to his memory the scent of freshly cut grass.
He decided to climb to the top. Each step he took felt like an important achievement, and the metal resonated under his weight. As he ascended, the view of the park expanded: the trees, the benches, and the pond with ducks splashing as they dived into the water. The wind blew stronger, tousling his hair more and filling his lungs with fresh air.
He stayed there, looking around with wide eyes. From that height, he was amazed, feeling as if he had discovered a new world full of secrets. From the top, he saw the city waking up.
-This is nice, Mrs. Ladder, you have an impressive view- Arturo commented, stroking the metal frame with gratitude.
After that action, something surprising happened: the ladder, previously inert and made up only of rungs and bars, came to life. The metal trembled under his hands as if it were breathing. Arturo felt an intense heat rising up his arms. He opened his eyes and blinked, wondering if he was trapped in a deep dream. But no, the sensation persisted. It was as if the ladder wanted to share its secrets with him, as if it had something important to tell him.
Arturo closed his eyes at that moment and allowed what was happening to carry him away. Within his mind, several images formed: important events from his childhood, stories he had left behind. Everything seemed to have some kind of link to the ladder. Mrs. Ladder was an object that, in its simplicity and ordinariness, was revealing the deepest thoughts of his being.
After what had happened, Arturo felt renewed. And he began to speak, not caring where he was, in the middle of the square.
-Thank you, Mrs. Ladder. Today you have shown me something wonderful.-
While this scene was happening, a young couple walking their dog noticed Arturo at the top of the ladder. They stopped and took out their phones to take pictures of him. What happened was amusing to them; they laughed and commented on the peculiarity of the moment.
And, on the other hand, from the window of a nearby café, a young man with a beard and glasses also observed the scene while preparing a coffee. He smiled, already accustomed to Arturo's eccentricities, and commented aloud to his customers:
-Look, Arturo is at it again. Today it's a ladder. I wonder what it will be tomorrow.-
Meanwhile, Arturo descended from the ladder, and passersby returned to their daily activities. Some laughed and commented among themselves about what they had witnessed in the square, while others simply shook their heads at the eccentricities of that character. However, most continued on their way, carrying with them a curious memory of the individual who found magic and reflection in a mere ladder.
Arturo, distancing himself from the place, experienced a sensation of joy tinged with gratitude. The ladder, immobile and silent, remained in the park, as if waiting for that peculiar individual who dares to unveil mysteries where none seem to exist, to meet her again.
If you wish to participate in this excellent proposal created by @hispaliterario 36 /Between stairs you see yourself, click on the following link: Click Aquí
I extend a timely invitation to @devania y @faniaviera to join this excellent activity.
The ladder shows Arturo important things of himself when he was a child, I think I like that kind of ladder, that make peoples to see the way they lives their life when they were kids.
Greetings @repayme4568, thank you for your visit and comment. It is true, it would be an enriching experience not with a ladder or object, but with oneself to look back and understand who we are today. Hugs.
El excéntrico Arturo no se imaginaba que la escalera le sacudiría el alma. Esto le sirvió para comprender su vida...Suerte en el concurso @siondaba
Saludos @katleya, gracias por tu visita y comentario. Todos nosotros tenemos ese algo que, de alguna manera, nos sacude el alma para hacernos comprender nuestro paso por la vida. Mil bendiciones.
From Venezuela, our witness drives decentralization and the adoption of Web3 technology, creating opportunities for the local community and contributing to the global ecosystem. // Desde Venezuela, nuestro testigo impulsa la descentralización y la adopción de la tecnología Web3, generando oportunidades para la comunidad local y contribuyendo al ecosistema global.
Sigue, contacta y se parte del testigo en: // Follow, contact and be part of the witness in:
@tipu curate 3
Upvoted 👌 (Mana: 11/71) Liquid rewards.
Saludos @jesuspsoto, garcías por tu apoyo. Bendiciones.
Esta publicación ha recibido el voto de Literatos, la comunidad de literatura en español en Hive y ha sido compartido en el blog de nuestra cuenta.
¿Quieres contribuir a engrandecer este proyecto? ¡Haz clic aquí y entérate cómo!
Me gustó cómo describiste al personaje central y que hayas humanizado la escalera. Saludos
Gracias por tu comentario @nancybriti1, mil abrazos y bendiciones.
Sólo los que se atreven, llegan a la cima y ven lo que nadie más puede. Esos son lo que cambian el mundo 🙌. Éxito en el concurso @siondaba 🤗.
Saludos @vezo. Es cierto, solo los que se atreven verán cómo sus granos de arena harán cambiar el mundo. Gracias por leer y comentar. Abrazos