Escribir, para mí, siempre ha sido una cosa de necesidad. Y en muchos casos lo he visto como un proceso natural y que todas las personas poseemos. Porque responde a una búsqueda de la belleza; considero que todos buscamos la belleza, de alguna manera, claro. Sin embargo, nunca he sido de sentarme a meditar el proceso de la escritura; sí, sobre la belleza y el mundo claro que medito, pero sobre la escritura, no.
Hace algunos meses me invitaron a unirme a un grupo que se llama Cielo de Esmalte. A ciencia cierta todavía no sé cuál es el objetivo del grupo; pero si tengo que ponerle uno sería “analizar el proceso de escribir”. Porque, por lo general, toda conversación que tengamos termina girando a la manera, las formas, los métodos, etc., sobre el proceso de escribir. Claro, limitado, porque es un grupo poético, entonces está ceñido a la poesía.
Personalmente, mi proceso de escribir, ha ido cambiando a lo largo de los años. Al principio escribía cuando estaba haciendo boceto, callado, ensimismado; allí surgían las palabras. Sin embargo, yo no conocía la poesía, no sabía lo que era un poema, cómo se conformaba; era un ignorante en el tema. Leía muchos cuentos infantiles, pero hasta ahí, más de eso no sabía nada. Después esos escritos quise hacerlos canción; algunos de ellos llegaron a ser un intento de canción. Pero eran canciones deformes, siempre le faltaba algo, un no sé qué. Por supuesto, intenté hacer rap; y aunque me críe entre diferentes ambientes (el barrio y el no barrio) siempre me faltó calle para llegar a ser rapero. Me faltaba algo, eso no significa que ahora lo haya encontrado; todavía me sigue faltando. Tengo a Dios, pero ese es otro tema (porque gracias a Él contemplo la belleza de otra manera).
Durante mucho tiempo dejé de escribir (o por lo menos así lo veo yo), así como también dejé de dibujar, dejé de intentar hacer música. Luego volví escribiendo a cada rato, cada día, de cualquier cosa. Todo fue culpa de la filosofía y la teología (de Dios). Y con el tiempo esa energía fue disminuyendo. Se ha ido condensando, diría yo. Porque busco no solo la belleza, sino una voz; palabras que puedan expresar todo lo que quiero expresar. Medito todo lo que pienso decir. Me toma días, semanas; tiempo, mucho tiempo, escribir un poema. Eso sin pensar en los cuentos. Creo que escribo uno por año. Y nunca he llegado a terminar uno, en realidad, son cuentos inconclusos que nunca he llegado a corregir.
Ahora, para escribir soy meticuloso. Estudio, aprendo y medito con detenimiento. Y aun así le falta algo a mi proceso de escribir, a mi escritura, a mi voz. Por eso creo que este tiempo es propicio para comenzar a estudiar y meditar sobre el proceso de escribir; mi proceso de escribir.
Así que, nada, les dejo un poema, para que vayan viendo mis experimentos. Esperando que también esto sirva para otro.
Toda habitación es un cuerpo vacío, poblado de murmullos y resoplidos, de silencios y sombras, sembrado en un espacio inerte, en ningún punto fijo, poseedor de una geografía autoconstruida (dicen), de un pasado roto pero revelado, que se habita cuando se deja habitar. Es que toda habitación posee un ser extraño a sí mismo. Es que todo cuerpo es una habitación.
¡Muy interesante toda tu reflexión! Pero después de leer y escuchar tu poema, solo diría, hazlo con más regularidad y frecuencia! 😉
¡Está excelente!
Vale, lo intentaré hacer con mayor regularidad. Muchas gracias
Esta publicación ha recibido el voto de Literatos, la comunidad de literatura en español en Hive y ha sido compartido en el blog de nuestra cuenta.
¿Quieres contribuir a engrandecer este proyecto? ¡Haz clic aquí y entérate cómo!
Hola, @spavan697. Bienvenido nuevamente. Tu reflexión, casi confesional, sobre la escritura y tu proceso personal me parece muy auténtica, de gran valor. Pensar el proceso de escritura es una tarea interminable, inconclusa, aun en los grandes poetas; si no que lo diga nuestro poeta mayor, Rafael Cadenas, que a sus 94 años lo sigue haciendo. En lo personal, diría que me ha ayudado mucho leer diarios, epistolarios, ensayos de poetas sobre la poesía; lo sigo haciendo en la medida de mis posibilidades; es una actividad que ayuda mucho. Saludos.
Me ha encantado la metáfora del cuerpo. Sólo eso. Un saludo