Fuente
«Hay que haber vivido un poco para comprender que todo lo que se persigue en esta vida sólo se consigue arriesgando a veces lo que más se ama».
«You have to have lived a little to understand that everything you pursue in this life can only be achieved by risking sometimes what you love the most».
— André Gide
E S P A Ñ O L
OJOS DEL OCÉANO
Mauricio y yo éramos primos, y aunque nuestra diferencia de consanguineidad era evidente, siempre nos consideramos hermanos. Él nunca conoció a su padre y yo no conocí a mi madre, pero eso nunca nos llegó a afectar de una manera extenuante. Nuestro hogar siempre ha sido el mar, y éramos profesionales en el antiguo oficio de pescador; conocimientos transmitidos por mi padre hacia nosotros.
Nunca concebimos esa carencia de vivir sobre la tierra, ni en sus puertos, ni en sus orillas, nuestro hogar estaba en altamar, y siempre proferíamos que creceríamos sobre el vasto océano y que aquí crearíamos nuestras familias y moriríamos, pero la luz de esa meta se extinguía para Mauricio, después del evento al que tuvo que someterse.
Hoy en día, mi primo se encuentra moribundo en el camarote de la barca que construimos con nuestras manos. Una extraña enfermedad de la mente, comenzó a consumirlo desde que presenció algo sobrenatural con sus ojos incautos. La dulce criatura; aunque hermosa pero peligrosa, resplandecía con destellos esmeraldas como los rayos del alba sobre las rocas bajo el mar, y en medio de esa belleza que se deslizaba sobre la arena de una isla, aparecieron unos hermosos ojos azules, como el celaje del cielo reflectados al océano.
Mauricio nunca dejó de repetir lo hermosa que era. Su rostro era el de un ángel y su voz como el eco de mil flamantes sirenas. Mientras rondaba en los inhóspitos suelos de aquella isla; después de años de no haber pisado tierra, comenzó a perseguirla a pasos torpes de un demente excitado por la ansiedad.
Recuerdo ese día a la perfección, se había pasado el tiempo y los suministros nos esperaban en el siguiente puerto. Me adentré a la isla, grité su nombre hasta el cansancio preocupado porque no recibía respuesta alguna. El pánico me invadía así que empecé a acelerar el paso. Me tropecé con un par de raíces gruesas haciéndome caer al suelo rudamente, y al levantar la cabeza, atisbé una cascada de cabellos brillantes que paulatinamente desaparecían a mi vista, y que en su lugar revelaban el rostro apacible y calmado de mi primo; con los ojos cerrados y los labios en posición para recibir un beso.
—¡Mauricio! ¿Qué te ocurre? —Le pregunté, él abrió los ojos al instante, como si acabara de despertar abruptamente de un sueño.
—¿Qué…? ¿Dónde está ella? —Inquirió con asombro.
—¿De quién hablas?
—¡De la mujer! ¡La mujer más hermosa que he visto en mi vida! Oh, primo, debiste verla, era como una deidad de los mares, una nereida; de las más hermosas de Poseidón. Su cabellera era como un lago dorado, aunado a un par de gemas como sus ojos y su rostro, que si las esmeraldas y las perlas se fusionaran, crearían a tan majestuoso ser.
—¿Qué dices?, si no hay nadie más aquí, solo estamos nosotros. Creo que demasiado trabajo te está afectando mucho, ahora sueñas despierto con mujeres hermosas.
—No puede ser… ¿En serio no has visto nada?
Decidí omitir lo de la cabellera dorada antes de ver a Mauricio, pues, no quería seguir proyectando su locura ahora a través de mí.
—¿De verdad? ¿Todo fue un sueño? ¡Se sintió tan real! Yo…
—Escucha, vamos a la barca, iremos al puerto, comeremos y luego volveremos a altamar. Ya verás que todo esto solo quedará en tu mente como un recuerdo.
Mauricio asintió con la cabeza e hicimos lo planificado, ese día estuvo un poco distante, pero intenté suavizarlo con chistes que nos ocurrían durante nuestras aventuras en el mar. Pero el tiempo pasaba y mi primo se distanciaba rápidamente de mí, casi no hablaba conmigo y le dificultaba realizar sus labores. No dejaba de murmurar palabras ininteligibles que jamás pude descifrar, observando el horizonte con más nostalgia que pasión.
Su aspecto físico se deterioraba, con cada año que pasaba su juventud se desvanecía más rápido. Su salud se corrompía hasta el punto de no querer levantarse más de la cama, y una noche comenzó a agonizar, balbuceando y berreando como un animal enjaulado.
Tuve que llevarlo a un médico del puerto, pero el mismo dijo que ya era demasiado tarde, pues su cuerpo ya estaba demasiado maltrecho por lo que sea que estuviera padeciendo. Era imposible para mí llevar a Mauricio más allá del puerto. No conocíamos la ciudad y ya mi primo no tenía mucho tiempo.
Decidí quedarme con él, hasta su último momento. Apreté su mano con fuerza con lágrimas en mis ojos pues sentía que perdía a mi única familia. Él abrió los ojos despacio, me miró fijamente y con esfuerzo me brindó sus últimas palabras:
—Querido primo; mi hermano, debo confesarte que jamás olvidé a aquella doncella que vi en aquella isla. Susurraba mil nombres hermosos de mujer, adivinando que alguno fuera el de ella. La imaginé en mis sueños, otorgándome aquel beso que me prometió. Anhelo volver a encontrarme con ella, por eso nunca me casé ni quise hijos, todo por esta obsesión.
» Cualquiera que concluya mi caso, pensará que nuestro encuentro posteriormente se convirtió en una maldición, pero no para mí, pues me ha dado un propósito, uno más real que solo navegar por el mar. Como me gustaría volver a verla, aunque sea un vestigio del destello de sus ojos…
Y fue así como Mauricio murió, su voz se desvaneció en un susurro perdiéndose para siempre. Me quebré en sollozos sobre su cadáver, pensando en que iba a hacer ahora. Y mientras estaba recostado sobre el pecho de mi primo, una luz esmeralda, emanada del portal del camarote, comenzó a acercarse e inundó toda la habitación.
Dentro de dicho resplandor se hallaba una mujer hermosa, con cabellos dorados, rostro como una perla y ojos azules como el océano. Yo quedé completamente petrificado, ni una palabra emití. La hermosa aparición tomó el cuerpo de Mauricio, lo sujetó en sus brazos y se lo llevó. Hasta el día de hoy el paradero del cadáver de mi primo es un misterio.
FIN
E N G L I S H
EYES OF THE OCEAN
Mauricio and I were cousins, and although our difference in consanguinity was evident, we always considered ourselves brothers. He never knew his father and I never knew my mother, but that never affected us in a strenuous way. Our home has always been the sea, and we were professionals in the old fisherman's trade; knowledge transmitted by my father to us.
We never conceived that lack of living on land, neither in its ports, nor on its shores, our home was on the high seas, and we always proclaimed that we would grow up on the vast ocean and that here we would create our families and die, but the light of that goal was extinguished for Mauricio, after the event he had to undergo.
Today, my cousin lies dying in the cabin of the boat we built with our hands. A strange disease of the mind, began to consume him since he witnessed something supernatural with his unwary eyes. The sweet creature; although beautiful but dangerous, shone with emerald sparkles like the rays of dawn on the rocks under the sea, and in the midst of that beauty that glided over the sand of an island, beautiful blue eyes appeared, like the sky reflected in the ocean.
Mauricio never stopped repeating how beautiful she was. Her face was that of an angel and her voice like the echo of a thousand flaming sirens. As he hovered on the inhospitable grounds of that island; after years of not having set foot on land, he began to pursue her with the clumsy steps of a madman excited by anxiety.
I remember that day perfectly, the time had passed and the supplies were waiting for us at the next port. I went into the island, shouted her name until I was tired, worried because I did not receive any answer. I was in a panic so I started to pick up the pace. I tripped over a couple of thick roots causing me to fall roughly to the ground, and when I raised my head, I saw a cascade of shiny hair that gradually disappeared from my sight, and instead revealed the peaceful and calm face of my cousin; with his eyes closed and his lips in position to receive a kiss.
-Mauricio! What's the matter with you? -I asked him, he opened his eyes instantly, as if he had just awakened abruptly from a dream.
-What...? Where is she? -He asked with astonishment.
-Who are you talking about?
-The woman! The most beautiful woman I've ever seen in my life! Oh, cousin, you should have seen her, she was like a deity of the seas, a nereid; one of Poseidon's most beautiful. Her hair was like a golden lake, coupled with a pair of gems like her eyes and face, that if emeralds and pearls were fused together, would create such a majestic being.
-What are you saying, if there is no one else here, there is only us. I think too much work is affecting you too much, now you're daydreaming about beautiful women.
-It can't be... You really haven't seen anything?
I decided to omit the golden hair before looking at Mauricio, because I didn't want to continue projecting his madness through me.
-Really? It was all a dream? It felt so real! I...
-Listen, let's go to the boat, we'll go to the port, we'll eat and then we'll go back out to sea. You'll see that all this will only remain in your mind as a memory.
Mauricio nodded and we did as planned, that day was a little distant, but I tried to soften it with jokes that happened to us during our adventures at sea. But time passed and my cousin was quickly distancing himself from me, he hardly spoke to me and it made it difficult for him to do his chores. He kept muttering unintelligible words that I could never decipher, gazing at the horizon with more nostalgia than passion.
His physical appearance deteriorated, with each passing year his youth faded faster. His health was corrupting to the point that he no longer wanted to get out of bed, and one night he began to agonize, babbling and bawling like a caged animal.
I had to take him to a doctor at the port, but he said it was too late, as his body was already too badly damaged by whatever he was suffering from. It was impossible for me to take Mauricio beyond the port. We didn't know the city and my cousin didn't have much time.
I decided to stay with him, until his last moment. I squeezed his hand tightly with tears in my eyes as I felt I was losing my only family. He opened his eyes slowly, stared at me and with effort gave me his last words:
-Dear cousin; my brother, I must confess to you that I never forgot that maiden I saw on that island. I whispered a thousand beautiful women's names, guessing that one of them was hers. I imagined her in my dreams, giving me that kiss she promised me. I longed to meet her again, that's why I never married and never wanted children, all because of this obsession.
» Anyone who concludes my case will think that our meeting subsequently became a curse, but not for me, for it has given me a purpose, one more real than just sailing the sea. How I would like to see her again, if only a vestige of the glint in her eyes....
And that was how Mauricio died, his voice faded to a whisper, lost forever. I broke down sobbing over his corpse, thinking about what I was going to do now. And as I lay on my cousin's chest, an emerald light, emanating from the cabin's doorway, began to approach and flooded the entire room.
Within that glow was a beautiful woman, with golden hair, a face like a pearl and eyes as blue as the ocean. I was completely petrified, I did not utter a word. The beautiful apparition took Mauricio's body, held him in her arms and took him away. To this day the whereabouts of my cousin's corpse remains a mystery.
THE END
Written by @universoperdido. January 28, 2022
Escrito por @universoperdido. 28 de enero del 2022
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Que bonita historia marina, @universoperdido.
Describes muy bien la pasión que sucscitan las experiencias más hermosas
Es un relato que transmite rayando el misterio una hermosa historia de amor y es que tus palabras inspiradas muestran esa delgada línea entre lo real y lo místico! gracias por compartir con nosotros.
Que la tinta de tu pluma nunca quede seca.
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Qué hermosa historia, la irrealidad se confunde con la realidad en una bella y exraña historia de amor.
Gracias por compartirla, un saludo.