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«No se debe excluir ninguna posibilidad. Pero hay que dudar de todo».
«Happiness is better to imagine it than to have it».
— Jostein Gaarder
E S P A Ñ O L
EMBOSCADA
La oscuridad estuvo presente cinco segundos antes de que llegara la cazadora. Su arma no estaba preparada para enfrentar a tantos espectros juntos. Mariana miraba hacia el vacío que se movía con voluntad propia, de él aparecieron criaturas con ojos hundidos y voces chillonas. Sus cuerpos efervescentes alumbraban a la cazadora intentando intimidarla, pero ella rápidamente tomó su ballesta purificada y acertó tres disparos, luego huyó tratando de escapar de la niebla.
—¡De acuerdo, aprendí la lección! No debo trabajar sola en el lado este de Tristania—. Dijo la cazadora mientras huía del grupo de espectros.
Mientras tanto, en un suntuoso salón en la parte norte de la ciudad, rodeada de lujosa belleza y colinas hermosas y verdes, Helena ejecutaba su hechizo a través de un enorme recipiente dorado elaborado con arte romano, manipulaba con sus manos el agua en su interior, y al mismo tiempo controlaba a los espectros que perseguían a Mariana.
—No hay escapatoria, querida—. Espetó Helena, esbozando una sonrisa de gloria al ver que los espectros se acercaban cada vez más a su presa.
A Mariana se le acababan las municiones, empezó a sentirse preocupada. Las calles de esta parte de Tristania estaban desoladas, era de noche; muy tarde, la gente sabía que los demonios ocupaban las avenidas para sus danzas y rituales. Cuando Mariana estuvo a punto de ser alcanzada, entró de un salto a las puertas de una pequeña casa de piedra que alguna vez fue una capilla. Todavía era un lugar bendecido, por lo que los malignos espectros no pudieron cruzar el portal. Sin embargo, se quedaron allí, esperando a su presa.
—¡Carajo! ¡Estoy atrapada! —Exclamó Mariana enojada. Sin provisiones y con pocas municiones, sabía que no podría salir de allí con vida. Lo único que la ayudaría a repeler a todos esos demonios sería una reliquia bendecida por un ángel, la cual casualmente no llevó esa noche, pues todo en su mente parecía una emboscada, y estaba en lo cierto.
—Que bueno que todavía existe este lugar, pero no puedo quedarme aquí para siempre.
La niebla comenzó a cubrir el pequeño edificio, rodeándolo por completo, ni la luz de la mañana harían que Mariana tuviera oportunidad de escapar, pues los espectros podían esperarla una eternidad. Sin esperanzas de salir, empezó a escuchar una risa diabólica de la nada; una risa de mujer.
—Ya la había escuchado antes—. Dijo la cazadora reflexiva y preocupada. Helena en su palacio se regocijaba por el sufrimiento de Mariana, pues, si acababa con ella, sería un cazador menos en la ciudad de Tristania, por lo que estaría un paso más de obtener el preciado cristal del dragón.
Helena, muy tranquila, se tomó una copa de vino costosa, en su gran sofá elaborado con mármol y cojines rojos y suaves, luciendo sus voluptuosas y hermosas piernas mientras observaba el espejo de agua en el recipiente, viendo a Mariana angustiada.
La niebla comenzaba a ser abrumadora para Mariana, se sentía cansada. Aunque el lugar era sagrado la terrible influencia del mal se estaba convirtiendo en algo devastador para ella. Empezaba a marearse e intentó recostarse en el suelo, pero su voluntad no se lo permitía, pero ella, en un parpadeo cayó.
Momentáneamente, cuando Mariana creyó que estaba perdida, un ruido en las afueras comenzó a escucharse fuertemente. Era una bulla estrepitosa, como la de una batalla, eso la despertó al instante y recobró sus energías. Al echar un vistazo afuera, notó que la niebla se había ido, y dos hombres con armas sagradas estaban parados de espaldas a unos metros de la puerta.
—¿Serán cazadores también? —Se preguntó Mariana para sus adentros.
Se fijó en ellos y los observó con detenimiento. Uno era un hombre calvo con hábito de sacerdote y piel pálida, como grisácea, y el otro era un tipo más joven, con el cabello castaño y ropa negra y moderna. Mariana sonrió y los reconoció al instante.
—¡No puede ser! ¡Son ustedes! —Ambos hombres miraron hacia atrás y observaron el rostro iluminado de Mariana.
FIN
E N G L I S H
EMBOSSED
The darkness was present five seconds before the slayer arrived. Her weapon was not prepared to face so many specters together. Mariana looked into the void that moved with its own will, from it appeared creatures with sunken eyes and screaming voices. Their effervescent bodies glared at the hunter trying to intimidate her, but she quickly grabbed her purified crossbow and fired three shots, then fled trying to escape from the fog.
-Okay, I learned my lesson! I must not work alone in the east side of Tristania. Said the huntress as she fled from the group of wraiths.
Meanwhile, in a sumptuous hall in the northern part of the city, surrounded by luxurious beauty and beautiful green hills, Helena was casting her spell through a huge golden vessel made with Roman art, manipulating the water inside with her hands, and at the same time controlling the wraiths that were chasing Mariana.
-There is no escape, my dear-. Helena said, smiling in glory as she saw the wraiths getting closer and closer to their prey.
Mariana was running out of ammunition, she began to feel worried. The streets of this part of Tristania were desolate, it was night; very late, people knew that the demons were occupying the avenues for their dances and rituals. As Mariana was about to be overtaken, she leapt into the doors of a small stone house that had once been a chapel. It was still a blessed place, so the evil wraiths could not cross the portal. However, they stood there, waiting for their prey.
-Fuck, I'm trapped! -Mariana exclaimed angrily. With no supplies and little ammunition, she knew she couldn't get out of there alive. The only thing that would help her to repel all those demons would be a relic blessed by an angel, which she happened not to carry that night, because everything in her mind seemed like an ambush, and she was right.
-It's a good thing this place still exists, but I can't stay here forever.
The fog began to cover the small building, surrounding it completely, not even the morning light would give Mariana a chance to escape, for the specters could wait an eternity for her. With no hope of getting out, she began to hear a devilish laugh out of nowhere; a woman's laugh.
-I've heard it before-. Said the thoughtful and worried huntress. Helena in her palace was rejoicing for Mariana's suffering, because, if she finished with her, she would be one hunter less in the city of Tristania, so she would be one step closer to obtain the precious dragon crystal.
Helena, very calm, drank a glass of expensive wine, on her large sofa made with marble and soft red cushions, showing off her voluptuous and beautiful legs while she watched the mirror of water in the bowl, seeing Mariana distressed.
The fog was beginning to be overwhelming for Mariana, she felt tired. Although the place was sacred the terrible influence of evil was becoming devastating for her. She began to feel dizzy and tried to lie down on the ground, but her will would not allow it, but she, in the blink of an eye, fell.
Momentarily, when Mariana thought she was lost, a noise outside began to be heard loudly. It was a loud noise, like that of a battle, that woke her up instantly and she regained her energy. Glancing outside, she noticed that the fog was gone, and two men with holy weapons were standing with their backs turned a few feet from the door.
-Would they be hunters too? -Mariana wondered to herself.
She noticed them and watched them closely. One was a bald man with a priest's habit and pale, grayish skin, and the other was a younger man with brown hair and black, modern clothes. Mariana smiled and recognized them instantly.
-It can't be! It's you! -Both men looked back and stared at Mariana's illuminated face.
THE END
Written by @universoperdido. 10 de Febrero del 2022
Escrito por @universoperdido. February 10, 2022
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