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La noche anterior tuve dos sueños, uno era muy hermoso y refrescante, el segundo era un tormento que me cortaba la respiración. En el primer sueño estaba en el medio del mar, siempre me había gustado ir a la playa, estaba con mis padres y una tía que no veo ya hace mucho tiempo. El mar transmitía una calma arrolladora y flotaba sobre sus aguas cristalinas, luego me fui disolviendo dentro de un remolino leve de serenidad.
El segundo sueño era como estar dentro de una película de terror. Me hallaba en mi hogar, en Caucares, pero todo era diferente. El cielo nocturno fue devorado por un vórtice gris y tormentoso que despedía rayos violáceos y ensordecedores. Uno de ellos cayó sobre la casa de Carmela e incendió sus exteriores. Corrí inmediatamente hacia allí para salvar a mi amiga y sus padres. El fuego me brindó un camino que, para una mente coherente, sería una trampa, pero para una chica preocupada por su mejor amiga, es una oportunidad para evitar una tragedia.
Vislumbré una sombra que se alejaba del fuego con rapidez, luego se detuvo en un punto de su camino y volteó a verme. Sus ojos eran pálidos, resplandecientes y circulares. Su efigie era alta, delgada y retorcida. Por más tiempo la observaba, más grande se volvía, hasta que el fuego la apartó del alcance de mi vista. A los pies de la casa de Carmela, hallé unas piernas desnudas, y al quedar horrorizada por ver de quien se trataba, desperté, con los ojos empapados en lágrimas.
Me lavé la cara y me miré en el espejo por unos segundos: “Solo fue un sueño”, susurré, luego respiré hondo y me fui a la cocina. Al pasar por la sala, hallé a mi madre sentada en el sofá, inerte como una estatua. Me miró como una lechuza con los ojos desencajados y los labios entumidos; no parecía ella misma.
—Mamá, ¿te pasa algo? —Le pregunté con el rostro arrugado.
Tragó saliva y, por un instante, pensé que no me diría nada, pero luego me hizo un ademán para que me sentara a su lado.
—Hija, tengo que decirte algo…
—¿Qué pasa mamá? No me asustes, ¿estás bien?
Sus labios temblaban, y ahí me di cuenta de que estaba nada estaba bien.
—Se trata de Carmela, ella…
De repente mi padre irrumpió estrepitosamente, se detuvo para mirarme con los ojos desencajados y con las mejillas empapadas en lágrimas.
—¡Papá! ¡¿Qué le pasó a Carmela?! —Grité con fuerza.
—Hija, hallaron a Carmela sin vida debajo del puente —Dijo mi padre con una rapidez impresionante.
Quedé como una estatua: “¿Qué?” fue la única palabra que me vino a la mente.
—Es una broma, ¿verdad?
—Ay, hija, —dijo mi madre, luego se levantó para darme un abrazo—, ojalá todo fuera mentira.
Todos me abrazaron, pero yo seguía pasmada. —¡No puede ser verdad! —Grité, me aparté de ellos y salí corriendo de mi casa. Mi padre me gritó, pero no le hice caso. Aún no podía creerlo, y las lágrimas no dejaban de salir de mis ojos.
El padre de Carmela se hallaba sentado en el pórtico de su casa. Sus manos cubrían todo su rostro, era obvio que lloraba, y su efigie fue ofuscada por el llanto de su esposa que se hallaba en la cocina aullando de dolor.
¿Será verdad? ¡No puede ser! ¡Ayer Carmela estuvo conmigo! ¡No lo puedo creer! ¡No puedo creer que mi amiga se haya marchado de una manera tan espantosa!
Corrí hacia la pequeña laguna y grité con todas mis fuerzas. El dolor que sentí en ese momento era demasiado grande, nunca volví a ser la misma desde ese día. Me hallé allí completamente quebrada mientras mis lágrimas se mezclaban con el agua y yo rogaba que todo fuera una pesadilla. Y entonces, como la sombra oscura de mi sueño, él apareció.
—¿Te encuentras bien, muchacha? —Me dijo, abrí mis ojos y, al verlo, me paralicé. Él portaba un rostro muy serio y oscuro. Dejé de llorar por un momento y me asusté.
—Supongo que ya sabes la noticia, lo siento mucho…
No dije una palabra, su sola presencia me incomodaba. Abandoné el dolor por el miedo y en lo único en que pensaba era escapar.
—Entiendo que no quieras hablar. Carmela también se incomodaba conmigo. Imagino que sabes quién soy, pero como soy chapado a la antigua, voy a presentarme.
»Soy Jaime Rodríguez, amigo del padre de Carmela, me he estado quedando en casa de tu amiga y…, bueno, creo que no sé qué más decir. Es una pena, Carmela era tan joven y bella. Cómo quisiera que esto no hubiera pasado.
Seguí en silencio, sin voltear a mirar su rostro. Estaba lista para levantarme y correr, pero no quería precipitarme.
—Como sea, fue un placer conocerte, muchacha… —Dijo, se alejó unos pasos, pero luego se detuvo. —Por cierto, eres muy hermosa, —soltó y luego se marchó rápidamente.
Quedé pasmada, sentí miedo, impotencia y dolor a la vez. Cuando vi que el camino estaba despejado, corrí hacia mi casa y abordé a mi padre.
—Papá, creo que el doctor Gutiérrez, el amigo del padre de Carmela, fue quien le hizo daño.
—¿Qué dices? —Vociferó impactado, me tomó de los hombros y me sentó en el sillón. —Hija, sé que estás muy dolida por la muerte de Carmela, pero lo que dices es muy grave.
—¡Papá, sé que suena loco, pero ese hombre acosaba a Carmela! Ella me lo dijo ayer, incluso me dijo que iba a decirle a su padre que lo echara, pero veo que no pudo hacerlo.
Rompí a llorar otra vez, mi padre me abrazó fuertemente y me presionó contra su pecho.
—No te preocupes, hija, déjamelo todo a mi.
En ese momento, pensé que sus palabras serían en vano, pero me di cuenta que me equivoqué. Mi padre habló con el padre de Carmela de lo que yo le había contado. El señor se puso furioso y ardió en rabia. Como si se tratara de una cacería, fue tras aquel malhechor con machete en mano. Mi padre llamó a la policía para evitar que ocurriera otra tragedia, y que bueno que lo hizo, pues, las cosas comenzaron a escalar.
El padre de Carmela fue detenido cerca del río sosteniendo con sus manos el cuello de aquel perverso. Los policías se apresuraron y los detuvieron a ambos. Con el sospechoso en sus manos, se comenzó una investigación exhaustiva junto a agentes que provenían de la capital. Y efectivamente, recordando aquella horrible pesadilla, se comprobó que el asqueroso doctor Rodríguez había violado y asesinado a Carmela, la misma noche que yo le advertí a ella que lo acusara con su padre.
Se me rompió el corazón en mil pedazos. Aunque ya lo anticipaba, no pude soportarlo. A ese desgraciado se lo llevaron a la capital dejándonos un gran dolor como espantoso regalo. Pasaron diez años y desde entonces recuerdo aquel momento con mucho dolor, algo que se grabó en mis sueños y que mis peores monstruos no dejan de reproducir.
FIN
MEMORY IN FLAMES
Final Part
The night before I had two dreams, one was wonderful and refreshing, and the second was a torment that took my breath away. In the first dream, I was in the middle of the sea, I had always liked to go to the beach, I was with my parents and an aunt that I had not seen for a long time. The sea transmitted an overwhelming calmness and I was floating on its crystalline waters, then I was dissolving inside a light whirlpool of serenity.
The second dream was like being inside a horror movie. I was at home in Caucares, but everything was different. The night sky was devoured by a gray and stormy vortex that gave off purplish and deafening lightning bolts. One well on Carmela's house and set fire to its exterior. I immediately ran there to save my friend and her parents. The fire offered me a path that would be a trap for a coherent mind, but for a girl worried about her best friend, it is an opportunity to avoid a tragedy.
I glimpsed a shadow moving quickly away from the fire, then stopped at a point in its path and turned to look at me. His eyes were pale, glowing, and circular. Her effigy was tall, thin, and twisted. The longer I watched it, the larger it grew, until the fire took it out of my sight. At the foot of Carmela's house, I found some naked legs, and when I was horrified to see who it was, I woke up, my eyes soaked in tears.
I washed my face and looked at myself in the mirror for a few seconds: "It was just a dream," I whispered, then took a deep breath and went to the kitchen. As I passed through the living room, I found my mother sitting on the couch, inert as a statue. She looked up at me like an owl with her eyes unfocused and her lips numb; she didn't look like herself.
-Mom, is something wrong? -I asked her with a wrinkled face.
She swallowed, and for a moment I thought she wouldn't say anything, but then she motioned for me to sit down next to her.
-Daughter, I have to tell you something.....
-What's wrong, Mom? Don't scare me, are you all right?
Her lips were trembling, and that's when I realized that nothing was all right.
-It's about Carmela, she...
Suddenly my father burst in with a crash, he stopped to look at me with his eyes unhinged and his cheeks soaked in tears.
-Dad, what happened to Carmela?! -I shouted.
-Daughter, they found Carmela lifeless under the bridge," said my father with impressive speed.
I was like a statue: "What?" was the only word that came to my mind.
-It's a joke, isn't it?
-Oh, daughter- said my mother, then she got up to hug me -I wish it were all a lie.
Everyone hugged me, but I was still stunned. -It can't be true! -I shouted, pulled away from them, and ran out of my house. My father yelled at me, but I didn't listen. I still couldn't believe it, and tears were streaming from my eyes.
Carmela's father was sitting on the porch of his house. His hands covered his whole face, it was obvious that he was crying, and his effigy was obfuscated by the crying of his wife who was in the kitchen howling in pain.
Can it be true? It can't be! Yesterday Carmela was with me! I can't believe it! I can't believe that my friend left in such a dreadful way!
I ran to the small pond and screamed with all my strength. The pain I felt at that moment was too great, I have never been the same since that day. I found myself there completely broken as my tears mixed with the water and I prayed that it was all a nightmare. And then, like the dark shadow of my dream, he appeared.
-Are you all right, girl? -I opened my eyes and when I saw him, I froze. He wore a very serious and dark face. I stopped crying for a moment and was frightened.
-I guess you already know the news, I'm so sorry...
I didn't say a word, his mere presence made me uncomfortable. I abandoned pain for fear and all I could think of was escape.
-I understand that you don't want to talk. Carmela was also uncomfortable with me. I imagine you know who I am, but since I'm old-fashioned, I'll introduce myself.
"I'm Jaime Rodriguez, a friend of Carmela's father, I've been staying at your friend's house and..., well, I guess I don't know what else to say. It's a shame, Carmela was so young and beautiful. How I wish this had never happened.
I remained silent, not turning to look at her face. I was ready to get up and run, but I didn't want to rush.
-Anyway, it was nice to meet you, girl..." He said, walking a few steps away, but then stopped. -By the way, you are very beautiful," he said and then walked away quickly.
I was stunned, I felt fear, helplessness, and pain at the same time. When I saw that the road was clear, I ran to my house and approached my father.
-Dad, I think Dr. Gutierrez, Carmela's father's friend, was the one who hurt her.
-What are you saying? -He grabbed me by the shoulders and sat me down on the couch. -Daughter, I know you are very hurt by Carmela's death, but what you are saying is very serious.
-Dad, I know it sounds crazy, but that man was harassing Carmela! She told me yesterday, she even told me she was going to tell her father to throw him out, but I see she couldn't do it.
I burst into tears again, my father hugged me tightly and pressed me against his chest.
-Don't worry, daughter, leave everything to me.
At that moment, I thought his words would be in vain, but I realized I was wrong. My father talked to Carmela's father about what I had told him. He became furious and burned with rage. As if it were a hunt, he went after the thief with a machete in hand. My father called the police to prevent another tragedy from happening, and it was a good thing he did because things began to escalate.
Carmela's father was arrested near the river holding the pervert's neck in his hands. The policemen rushed and arrested them both. With the suspect in their hands, they began an exhaustive investigation together with agents coming from the capital. And indeed, remembering that horrible nightmare, it was proven that the filthy Dr. Rodriguez had raped and murdered Carmela, the same night I warned her to accuse him of her father.
My heart broke into a thousand pieces. Although I had anticipated it, I could not bear it. That wretch was taken to the capital, leaving us a great pain as a dreadful gift. Ten years passed and since then I remember that moment with great pain, something that was engraved in my dreams and that my worst monsters never cease to reproduce.
THE END
Texto traducido con Deepl | Text translated with Deepl
Posted Using InLeo Alpha
Muy bien desarrollada la parte final de tu historia, conservando la tensión que la ha caracterizado, con un desenlace que se podía prever, en cierto modo. Saludos, @universoperdido.
PD: En un momento usaste el apellido Rodríguez y en otro Gutiérrez.
Gracias por el apoyo, amigos @celf.magazine
Un fuerte abrazo.
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Excelente historia en tres partes con un triste final que desgraciadamente puede reflejar una realidad posible. Confieso que leí con la esperanza de que algún hecho cambiara el curso de los acontecimientos.
Me quedo con la bonita amistad de estas dos mujeres para menguar la rudeza del desenlace.
Me alegra haberte leído. Gracias.
Agradecido por tu lectura y comentario. Me contenta que la historia te haya gustado.
Un fuerte abrazo.