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Era un amanecer en Londres, Inglaterra. Una mujer estaba corriendo por el sendero de uno de los parques de la ciudad; al principio estaba concentrada en su camino, recorriendo las distancias que estaba acostumbrada a correr; sin embargo, se detuvo de forma abrupta cuando notó un objeto extraño descendiendo al lago del parque.
"¡No puede ser!", exclamó mientras se llevaba una mano a la boca ante lo que estaba presenciando.
Era un objeto de forma oval, una nave espacial para ser exacta... Una nave que, para consternación de la mujer, empezó a hacer ruido de camión en reversa, apartándose del árbol cercano y acercándose un poco a la orilla. Un minuto después, la puerta se abrió y una rampa se extendió.
La mujer no podía moverse del completo asombro en el que se encontraba embargada.
¿Qué podría salir de aquella nave extraterrestre tan extraña?, ¿estaría acaso ante el inicio de una invasión interplanetaria?, ¿o acaso ella había sido elegida para hacer el primer contacto oficial entre la humanidad y los alienígenas?
Expectante, se quedó ahí...
"¡Señorita!", escuchó que la hablaban. Dos policías se acercaron a ella. Habían recibido reportes de sucesos extraños en el área.
La mujer se volvió. Los policías le pidieron que se retirara del área, pero ella estaba estupefacta, tanto que apuntó hacia lo que estaba descendiendo de la nave. Los policías se volvieron.
"¡¿Eh?!", exclamó uno de ellos.
Lo que estaba bajando era un hombre con coloridos atavíos parecidos a los de un turco, con su simpático sombrerito cuadrado en la cabeza de color blanco.
El hombre, acercándose a los tres, preguntó con una voz clara y tímida: "Eh... Disculpen, señores, sé que estoy en la Tierra, pero quiero saber en qué parte exactamente".
Los tres se miraron mutuamente antes de que la mujer le respondiera: "Está en Londres, Inglaterra".
"¿Londres? Uhmmm... Ok..."
Dándoles la espalda, el hombre chifló y preguntó en voz alta: "¡Oigan, chicas! ¿Alguien es de Londres, Inglaterra?"
Lo que sucedió después fue una auténtica locura: Cientos de mujeres descendieron de la nave, siendo recibidas por la policía y el ejército británico, quienes pusieron tiendas de campaña. Los medios de comunicación y las redes sociales explotaron con las noticias. Influencers y celebridades de los distintos rubros enseguida empezaron a comentar sobre lo que estaba sucediendo no solo en Londres, sino alrededor del mundo.
El hombrecito, de nombre Hafez, estaba dando entrevistas, presentándose como un comerciante de telas en Folka, un planeta ubicado en un sistema estelar lejano. Incluso empezó a dar tarjetas de presentación entre todo el mundo.
Mientras tanto, el ejército tomaba los datos de las mujeres recién llegadas; algunas mujeres eran de origen irlandés, escocés, galés, francés y hasta mexicano. Algunas solicitaban una forma de contactar a sus familiares, a lo que miembros del ejército les prometieron contactarlos después de pasar por un proceso de valoración médica.
Las televisoras se encargaban de transmitir a todo momento imágenes de lo que se calificaba como el gran retorno del siglo. Las redes sociales empezaron a saturarse con una ola de peticiones de ayuda para localizar a sus familiares desaparecidas.
Sin duda era un día sorpresivo para la humanidad, un día que nadie olvidará.
Ja, ja, ja. ¡Un mercader interplanetario muy peculiar! Un relato muy bien escrito, a mi modo de ver, que capta enseguida la atención del lector. Soy muy fans de la ciencia ficción; así que, lo he disfrutado del principio al fin.
Saludos, @vickaboleyn.
¡Hola, @janaveda ! Muchísimas gracias por tu comentario. Me alegra mucho de que el relato te haya gustado. Hafez de por sí es fan de estar viajando por cada sistema estelar, aunque aquí él ya tenía una misión qué cumplir, que era la devolución de las chicas a la Tierra. Sobre el tema pronto lo abordaré por este espacio. ¡Saludos y que tengas un bonito día!
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