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¡Hi, mis hermosos gislanders!
Hoy les comparto la reseña de uno de tantos libros que he tenido el placer de leer. Siempre desde una aspiración sincera de que más personas disfruten de la literatura, pues los libros nos brindan la posibilidad de vivir millones de vidas dentro de la única que tenemos. Vivir esas vidas es una manera de burlar a la limitación del tiempo, pues nacemos para morir, pero lo importante es lo que hacemos con ese suspiro de vida, con ese poco tiempo que tenemos para disfrutar de estar vivos.
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Hi, my beautiful gislanders!
Today I share with you the review of one of the many books I have had the pleasure of reading. Always from a sincere aspiration that more people enjoy literature, because books give us the possibility to live millions of lives within the only one we have. Living those lives is a way to mock the limitation of time, because we are born to die, but the important thing is what we do with that sigh of life, with that little time we have to enjoy being alive.
La peste
The plague
Albert Camus
Albert Camus
1947
1947
360 páginas
360 pages
|El doctor Bernard Rieux: Quien narra el libro y participe de la historia, básicamente el protagonista.
|Jean Tarrou: Un forastero de vacaciones que ayuda en la crisis.
|Cottard: Quien es contrabandista pero muestra su apoyo en medio de la crisis.
|Raymond Rambert: Un periodista de parís quien intenta ire de Oran para poder estar junto a su esposa.
|Michel: El primer paciente en morir por la enfermedad y un estimado del Dr. Rieux.
|La señora Rieux: Esposa del Dr. Rieux quien antes de que se desate la enfermedad abandona Oran debido a otro tipo de enfermedad.
|Dr. Castel: Quien es colega de Rieux y en quien recae la responsabilidad de conseguir la cura.
|El Padre Paneloux: Quien es sacerdote y aporta su perspectiva religiosa en la crisis.
|Joseph Grand: Quien es vecino de Rieux y ha intentado suicidarse con anterioridad, termina aportando energía y aliento al grupo heroico.
|Dr. Richard: Quien también es colega de Rieux y al que se le consulta antes de tomar decisiones importantes en la situación sanitaria.
|La madre de Rieux: quien aparece en diferentes ocasiones y vive con el durante la crisis.
|Dr. Bernard Rieux: Who narrates the book and participates in the story, basically the protagonist.
|Jean Tarrou: An outsider on vacation who helps in the crisis.
|Cottard: Who is a smuggler but shows his support in the midst of the crisis.
|Raymond Rambert: A journalist from Paris who tries to leave Oran to be with his wife.
|Michel: The first patient to die of the disease and an esteemed friend of Dr. Rieux.
|Mrs. Rieux: Wife of Dr. Rieux who, before the disease breaks out, leaves Oran due to another type of illness.
|Dr. Castel: Who is Rieux's colleague and on whom falls the responsibility of finding the cure.
|Father Paneloux: who is a priest and brings his religious perspective to the crisis.
|Joseph Grand: who is Rieux's neighbor and has previously attempted suicide, ends up bringing energy and encouragement to the heroic group.
|Dr. Richard: Who is also a colleague of Rieux's and is consulted before major decisions are made in the health situation.
|Rieux's mother: who appears at different times and lives with him during the crisis.
En Orán (Argelia), surge de manera misteriosa el brote de cientos de ratas muertas. Algo que a la mayoría de los ciudadanos al inicio los tiene sin cuidado, pero luego con la muerte del conserje y conocido del Dr. Rieux, se comienza una ola de enfermedad y muertes que alarman a toda la población. En un intento de no incitar al pánico, las autoridades pertinentes no reacciones con decretos sensatos a tiempo, lo que acelera gravemente la propagación. Hasta que se declara que se trata de “La peste” y se ordena ley marcial junto con el cierre total de la ciudad. Las muertes incrementan, mientras que el Dr. Rieux junto con su equipo intentan desarrollar una cura.
A pesar de su profesión, hay que tener en cuenta que entre tanta ansiedad e incertidumbre, Rieux podría haber desistido de atender a cualquier enfermo, es lo que hacía el pánico. Además de que la población se volvía cada vez más desconfiada ante el miedo de contraer la enfermedad. Pero no fue su caso. Rieux atendió con constancia y dedicación a cada paciente, colaborando desde el inicio para hacerle frente a la oscuridad, que venía sin indulgencia cubriendo a la ciudad de Orán. Dejando a todos exiliados, desconfiados, violentos, asustados, agotados, desesperanzados y sufriendo.
Para cuando se consigue contener la situación, las muertes disminuyen, se implementa una cura y la población devastada (en diferentes aspectos) logra tener un respiro de la desgracia, Rieux sufre un cambio perceptible pero aun siendo fiel a sus ideales y profesión de salvar vidas. La ciudad poco a poco retorna a la normalidad banal y finalmente logran sentir alivio de estar vivos.
In Oran (Algeria), there is a mysterious outbreak of hundreds of dead rats. Something that most citizens are initially unconcerned about, but then with the death of the janitor and acquaintance of Dr. Rieux, a wave of disease and deaths begins that alarms the entire population. In an attempt not to incite panic, the relevant authorities do not react with sensible decrees in time, which severely accelerates the spread. Until it is declared to be “The Plague” and martial law is ordered along with the total closure of the city. Deaths increase, while Dr. Rieux and his team try to develop a cure.
Despite his profession, it should be noted that in the midst of so much anxiety and uncertainty, Rieux could have given up caring for any sick person, which is what panic did. Besides, the population was becoming more and more distrustful because of the fear of contracting the disease. But this was not the case. Rieux attended with constancy and dedication to each patient, collaborating from the beginning to face the darkness, which came without indulgence covering the city of Oran. Leaving everyone exiled, distrustful, violent, frightened, exhausted, hopeless and suffering.
By the time the situation is contained, deaths decrease, a cure is implemented and the devastated population (in different aspects) manages to have a respite from the misfortune, Rieux undergoes a perceptible change but still faithful to his ideals and profession of saving lives. The city gradually returns to banal normality and finally they are relieved to be alive.
En la grisácea monotonía de una ciudad moderna, se introduce la desmesurada crueldad de una enfermedad mortal, desestabilizando la vida de sus habitantes. Con ella el pueblo de Orán reconocerá la magnitud de la inferioridad humana ante la brutalidad de la naturaleza. Al inicio, con una discreción letal, la muerte de decenas, cientos y miles de ratas solo es asociada con un tipo de incidente, algo que no afecta al hombre. Pero la impericia ante un evento semejante, cubre a la población sin discriminación de algún tipo, lo cual los acorrala en poco tiempo. Frente a un presagio tan sombrío, la ciudad se niega a creer que no pueda ser algo fugaz, sino más bien -una situación que los días se llevará con el viento y del que no quedará más que un comentario de la avenida-.
La negación crece como un parásito cegador y designa a agentes externos de nuestro control la solución de cualquier problemática, hasta que esta toque a nuestras puertas. Evitar caer en esta realidad, nos proporciona breves momentos de paz y quietud sumidos dentro de nuestra propia monotonía, unos instantes que alargan nuestra normalidad y nos mantiene inconscientemente ignorantes. Pero es lo que a veces hace el miedo y el terror, nos impide actuar, nos paraliza y nos hace ignorantes por elección. Solo algunos tienen el temple y el valor para mantener la calma, tomar decisiones racionales y aportar a la resolución del conflicto o exterminio de dicho caos.
La incredulidad ante un escenario tan alarmante solo pone en evidencia la fragilidad del ser humano ante la tragedia, ante el pánico y ante la muerte. Incluso cuando los casos aislados comienzan a conectarse y -los vecinos de los vecinos- comienzan a fallecer, los conciudadanos no son capaces de aceptar las señales como algo inminente y letal, solo porque no les afecta directamente. Tal como expresa Julio Cesar: “Nada es más fácil que censurar a los muertos”. La actuación oficial tardía provoca una imprudencia en crescendo, que solo arroga resultados colosalmente devastadores con el paso del tiempo.
El sentir de la ciudad sufre el vertiginoso cambio de la “monotonía alegre y banal” a “el temor de una muerte inminente”. Los personajes afloran diferentes reacciones ante la situación: algunos sucumben a la búsqueda de esperanza y salvación o de la rendición absoluta de la desesperanza, y algunos enfrentan con diligencia todo aquello que hay que hacer para ser de utilidad. Como es el caso del Doctor Bernard Rieux, quien sufre una serie de cambios a lo largo de la historia, impregnando su alma con la frivolidad de quien ve morir a cientos de personas, siendo él quien declara en voz alta sus condenas.
Este personaje al inicio es un simple médico, empático y sobrio quien cumple con su servicio sin ademanes ni pretensiones. Pero en medio de la epidemia que desata el caos emocional, salubre y social sobre esta población, este personaje lentamente comienza a convertirse en un símbolo de resistencia contra la enfermedad y contra la realidad espantosa que recae en ellos. Y finalmente transformándose en un emblema de la muerte que pesa sobre los habitantes, ya que el diagnostico conlleva al aislamiento, al arrebato de la normalidad escasa y la muerte casi asegurada.
Cuando la realidad se vuelve casi insostenible, es cuando la desesperanza instala residencia en la ciudad, como una figura titánica, lúgubre y harapienta invisible al ojo humano. Sentada sobre los edificios más altos, siendo espectadora de todo su estrago: La violencia, el terror y la rabia se desatan, están asustados. Se impone la ley marcial, los hospitales llegan a su máxima capacidad, los ataúdes escasean, al igual que el espacio para los entierros. Entierros sin velorios y sin funerales. En las cárceles los prisioneros mueren tanto como los guardias, no hay distinción social o de etnia racial para el siniestro destino colectivo. El sentimiento es comprimido y breve, el pragmatismo lo reemplaza.
Las plegarias no ayudan, las medicinas escatiman y la mano obrera para atender a los pacientes o darles sepulcro a los cadáveres es voluble, ellos también mueren con facilidad debido al contacto. Sin embargo, la condición humana es compleja. Mientras algunos se preocupan por el comercio detenido, otros no tienen qué comer. Mientras algunos lloran a sus fallecidos, otros consiguen empleo por las vacantes vacías.
Así que a pesar del número abismal de vidas perdidas, las horas y el hambre no se detenían, el tiempo no espera a ningún hombre. La vida avanzaba para quienes estaban vivos y aun no estaban enfermos.
Así pues, lo que antes era una niebla de incredulidad cegando a todos, ahora era una sombra fría, un manto de oscuridad sobre cada uno de los conciudadanos, incluso para el mismo Rieux. El sufrimiento era palpable, el silencio era una señal del ánimo colectivo. Las esperanzas que se tenían al inicio menguaron con amargura y tristeza. Se encontraban todos despojados de vanidades y clases sociales, la muerte había venido por todos y este no discriminaba a la hora de elegir. En este escenario Albert Camus nos demuestra cómo siendo tan diferentes por los constructos sociales, terminamos siendo iguales ante la desgracia, una desgracia con la que se intentaba luchar y en la que se perdía día tras día con tasas de mortalidad tan altas. Los habitantes de Orán, todos y cada uno de ellos habían pasado a ser del mismo color, del mismo nivel. Algo que en medio de la –prospera normalidad- no hubieran podido percibir: todos sangraban del mismo color, sin importar lo abultado de su bolsillo, los títulos obtenidos o la miseria que habían soportado. Ya no era la pérdida de un solo desdichado, era la población diezmada. Era la enfermedad llevándose con pezuñas sanguinolentas padres, madres, hijos, maestras, conserjes y abogados. Los gritos y las lágrimas en medio de la noche, eran el sonido de los sobrevivientes agonizando por el salvajismo con el que se les había restregado en cara lo indefensos que eran ante la desdicha.
Fue entonces cuando el dolor de uno se convirtió en el de todos, cuando un acto solidario se extendía más allá de una puerta, más allá de una relación. Eran desconocidos que se reconocían en medio del sufrimiento.
Pero así como la reflexión y el entendimiento llegaba para unos, para otros las medidas de sanidad y el poder de la autoridad los volvía volátiles, aseverando más la situación general. La anémica voluntad de los habitantes de Orán influye a su vez en sus creencias. Las personas eran cada vez menos religiosas, mas supersticiosas y el carácter hacia estallar la frustración acumulada. Una muestra de esto último sucede cuando tras la muerte del niño al que se le ha suministrado el suero (cura experimental) de Castel, fallece llevándose con él un trozo del alma de cada uno de los testigos, incluido del doctor Rieux.
En el momento en que la peste comienza a remitir, la población aún está sumida en una susceptibilidad difícil de aclarar. Es un manto que será difícil de retirar de los hombros, pues no se puede volver –a la normalidad- instantáneamente tras haber sufrido tanto. Pero los vivos estaban vivos y a los muertos se les recordaría. La celebración y la alegría se abrían paso cauteloso, mientras que el suero de Castel y el clima fresco de Enero traían un soplo de esperanza, de paz. Sin saber que los habitantes de Orán caían de nuevo inconscientemente en la incredulidad de un restablecimiento de la vida mortal. Una ignorancia que los abrazaba llenándolos de emoción, de ganas de vivir, de adoptar con ánimo las banalidades que se habían olvidado durante la crisis.
Al oír los gritos de alegría que se elevaban de la ciudad, Rieux era consciente de que esta alegría siempre está amenazada. Porque sabía que esta multitud feliz ignoraba lo que se puede leer en los libros, que el bacilo de la peste nunca muere ni desaparece, que puede permanecer durante decenios latente en los muebles, en la ropa, que espera pacientemente en los dormitorios, en los sótanos, en las maletas, los pañuelos y los papeles, y que puede llegar un día en que la peste, para desgracia y enseñanza de los hombres, despierte a sus ratas y las envíe a morir en una ciudad feliz. (p.219)
Solo el doctor Rieux contemplaba el peso de su conocimiento ante la situación de la realidad. ¿Pero cómo arrebatarle a estas almas la bendición de la ignorancia? ¿Cómo después de sufrir tanto, no ser capaz de concederles ese respiro? A pesar de su propia desolación, que le ha proporcionado la peste (la muerte de su esposa, además del cambio sombrío física y moralmente), Rieux volvería a rebelarse contra el sinsentido de la vida que presenta el encuentro con el sufrimiento y la muerte que todo lo destruyen. Pues, la solidaridad no acaba con la peste, pero sí la hace más soportable y da un sentido a la vida de los hombres que luchan contra ella. En el momento que la humanidad lo necesitase, sumida en el miedo y la muerte, Rieux haría bien su oficio porque es la manera de mantener viva la esperanza. La vida debe prevalecer.
In the grayish monotony of a modern city, the excessive cruelty of a deadly disease is introduced, destabilizing the lives of its inhabitants. With it, the people of Oran will recognize the magnitude of human inferiority in the face of nature's brutality. At first, with lethal discretion, the death of tens, hundreds and thousands of rats is only associated with a kind of incident, something that does not affect man. But the imperceptibility in the face of such an event covers the population without discrimination of any kind, which corners them in a short time. Faced with such a gloomy omen, the city refuses to believe that it could not be something fleeting, but rather - a situation that the days will carry away with the wind and of which nothing will remain but a commentary of the avenue.
Denial grows like a blinding parasite and designates to external agents beyond our control the solution of any problem, until it knocks at our doors. Avoiding falling into this reality provides us with brief moments of peace and quiet within our own monotony, moments that lengthen our normality and keep us unconsciously ignorant. But that is what fear and terror sometimes do, they prevent us from acting, they paralyze us and make us ignorant by choice. Only some have the mettle and courage to remain calm, make rational decisions and contribute to the resolution of the conflict or extermination of such chaos.
Disbelief in the face of such an alarming scenario only highlights the fragility of human beings in the face of tragedy, panic and death. Even when isolated cases begin to connect and -neighbors of neighbors- begin to die, fellow citizens are not able to accept the signs as imminent and lethal, just because it does not affect them directly. As Julius Caesar says: “Nothing is easier than censuring the dead”. Delayed official action leads to a crescendo of recklessness, which only yields colossally devastating results as time goes by.
The feeling of the city undergoes the dizzying change from “joyful and banal monotony” to “the fear of imminent death”. The characters surface different reactions to the situation: some succumb to the search for hope and salvation or the absolute surrender of hopelessness, and some diligently face whatever must be done to be of use. Such is the case of Doctor Bernard Rieux, who undergoes a series of changes throughout the story, imbuing his soul with the frivolity of one who sees hundreds of people die, while he is the one who declares aloud his condemnations.
This character at the beginning is a simple, empathetic and sober doctor who fulfills his service without pretensions or pretensions. But in the midst of the epidemic that unleashes emotional, health and social chaos on this population, this character slowly begins to become a symbol of resistance against the disease and against the frightening reality that befalls them. And finally becoming an emblem of the death that weighs on the inhabitants, since the diagnosis leads to isolation, to the snatching of the scarce normality and the almost assured death.
When reality becomes almost unbearable, it is when despair takes up residence in the city, like a titanic, gloomy and ragged figure invisible to the human eye. Sitting on top of the tallest buildings, being spectator of all its havoc: Violence, terror and rage are unleashed, they are frightened. Martial law is imposed, hospitals reach maximum capacity, coffins are in short supply, as is space for burials. Burials without wakes and funerals. In prisons prisoners die as much as guards, there is no social or racial distinction for the sinister collective destiny. Sentiment is compressed and brief, pragmatism replaces it.
Prayers do not help, medicines are scarce and the working hand to attend to the patients or to bury the corpses is fickle, they too die easily due to contact. However, the human condition is complex. While some are concerned about the trade being stopped, others have nothing to eat. While some mourn their deceased, others get jobs because of vacancies.
So despite the abysmal number of lives lost, the hours and hunger did not stop, time waits for no man. Life went on for those who were alive and not yet sick.
So, what was once a fog of disbelief blinding everyone, was now a cold shadow, a blanket of darkness over each of the fellow citizens, even for Rieux himself. The suffering was palpable, the silence was a sign of the collective mood. The hopes that were held at the beginning dwindled with bitterness and sadness. They were all stripped of vanities and social classes, death had come for everyone and it did not discriminate when it came to choosing. In this scenario Albert Camus shows us how being so different by social constructs, we end up being equal in the face of misfortune, a misfortune with which we tried to fight and in which we lost day after day with such high mortality rates. The inhabitants of Oran, each and every one of them had become of the same color, of the same level. Something that in the midst of -prosperous normality- they would not have been able to perceive: they all bled the same color, no matter how bulging their pockets, how many degrees they had earned or how much misery they had endured. It was no longer the loss of a single unfortunate, it was the decimated population. It was the disease taking with bloody hooves fathers, mothers, children, teachers, janitors and lawyers. The screams and tears in the middle of the night were the sound of the survivors agonizing over the savagery with which they had been rubbed in the face of how helpless they were in the face of misfortune.
It was then that the pain of one became the pain of all, when an act of solidarity extended beyond a door, beyond a relationship. They were strangers who recognized each other in the midst of suffering. As Benito Pérez Galdós mentions: >“Is it not sad to consider that only misfortune makes men brothers?”.
But just as reflection and understanding came for some, for others the sanitation measures and the power of authority made them volatile, further aggravating the general situation. The anemic will of the inhabitants of Oran in turn influenced their beliefs. People became less and less religious, more and more superstitious, and their character exploded the accumulated frustration. An example of the latter occurs when, after the death of the child who has been given Castel's serum (experimental cure), he dies, taking with him a piece of the soul of each of the witnesses, including Dr. Rieux.
As the plague begins to subside, the population is still mired in a susceptibility that is difficult to clear up. It is a mantle that will be difficult to remove from one's shoulders, for one cannot return - to normality - instantly after having suffered so much. But the living were alive and the dead would be remembered. Celebration and joy were cautiously making their way, while Castel's serum and the cool January weather brought a breath of hope, of peace. Unaware that the inhabitants of Oran were unconsciously falling back into the disbelief of a revival of mortal life. An ignorance that embraced them, filling them with emotion, with the desire to live, to adopt with courage the banalities that had been forgotten during the crisis.
Hearing the shouts of joy rising from the city, Rieux was aware that this joy is always threatened. For he knew that this happy crowd was unaware of what one can read in books, that the plague bacillus never dies or disappears, that it can remain for decades dormant in furniture, in clothes, that it waits patiently in bedrooms, in cellars, in suitcases, handkerchiefs and papers, and that a day may come when the plague, to the disgrace and teaching of men, will awaken its rats and send them to die in a happy city. (p.219)
Only Dr. Rieux contemplated the weight of his knowledge before the situation of reality. But how to snatch from these souls the blessing of ignorance? How, after suffering so much, not to be able to grant them that respite? Despite his own desolation, brought upon him by the plague (the death of his wife, in addition to the bleak change physically and morally), Rieux would once again rebel against the meaninglessness of life presented by the encounter with suffering and death that destroy everything. Solidarity does not put an end to the plague, but it does make it more bearable and gives meaning to the lives of the men who fight against it. At the moment when humanity needs him, plunged in fear and death, Rieux would do his job well because it is the way to keep hope alive. Life must prevail.
El libro induce al lector en la reflexión de una sociedad sometida por la enfermedad. Una situación aterradora, además de devastadora similar a la que tuvimos que vivir debido al COVID-19 y su paso lugubre que paralizó casi por completo a todo el mundo. Un libro que ha servido de inspiración a otros escritores para tratar temas similares. Ha sido elegiada por la descripción cruda con respecto a epidemia, pero criticada por el poco desarrollo a sus personajes. Sin embargo, alcanzó el éxito y se convirtió en uno de los libros más vendido de Albert Camus. Al día de hoy sigue siendo una obra relevante y cargada de el significado de la vida.
NOTES: The book induces the reader in the reflection of a society subdued by the disease. A terrifying and devastating situation, similar to the one we had to live through due to COVID-19 and its lugubrious passage that almost completely paralyzed the whole world. A book that has served as inspiration to other writers to deal with similar topics. It has been chosen for its crude description of the epidemic, but criticized for the lack of development of its characters. Nevertheless, it achieved success and became one of Albert Camus' best-selling books. To this day it remains a relevant work and charged with the meaning of life.
Los miedos, mortalidad, la moralidad, la muerte, la humanidad, la solidaridad, la epidemia, la sociedad en crisis, las decisiones sensatas, la aceptación de la muerte y el valor de la vida.
Fears, mortality, morality, death, humanity, humanity, solidarity, epidemic, society in crisis, wise decisions, acceptance of death and the value of life.
En lo personal, recomiendo este libro para tener en cuenta la perspectiva del personal medico ante la crisis. Es un punto de vista descriptivo y sensible de toda la crisis epidemiológica, además de abarcar el cambio moral, ético y sentimental que puede causar en quienes luchan para conseguir la cura. Es otro tipo de enfermedad muy diferente a la del COVID-19 pero que sin duda causa estragos incluso más aterradores. Y eso que solo sucede en una sola ciudad, probablemente si se expandiera al resto del mundo con la velocidad que se expandió el COVID-19 diezmaría exorbitantemente a la población humana.
Personally, I recommend this book to consider the perspective of medical personnel in the face of crisis. It is a descriptive and sensitive view of the whole epidemiological crisis, as well as covering the moral, ethical and sentimental change it can cause in those struggling for a cure. It is another type of disease very different from COVID-19 but undoubtedly wreaks even more terrifying havoc. And that only happens in a single city, probably if it spread to the rest of the world with the speed that COVID-19 spread it would exorbitantly decimate the human population.
Bueno, gislanders... Hemos concluido.
Hasta aquí la reseña de esta oportunidad. Nos encontraremos de nuevo con la recomendación de otro maravilloso libro. Espero les haya gustado este en particular o al menos les haya despertado las ganas de leerlo a quien aún no lo ha hecho. Si tienen alguna recomendación de algún libro que quieran que yo reseñe, me lo pueden dejar en los comentarios. ¿Y tú, ya habías escuchado o te has leído este libro?
Well, gislanders... We have concluded.
So much for this review opportunity. We will meet again with the recommendation of another wonderful book. I hope you liked this one in particular or at least it made you want to read it if you haven't yet. If you have any recommendation of a book you would like me to review, you can leave it in the comments. And you, have you already listened to or read this book?
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Gracias, hiver, @estimatedprophet por la recomendación de esta obra. Me recuerda un libro que ley hace cincuenta años
Muchísimas gracias por pasar y leer esta reseña. Saludos✨
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Muchísimas gracias por el apoyo!!! SAludos!!
Lo que más resulta aterrador de este tipo de historias, es que es algo que ya ha pasado y puede seguir pasándonos; y es algo que no podremos evitar.
Increíble reseña, muy detallada. :0
Muchísimas gracias por leer y por comentar tu opinión al respecto. Lo irónico es que el libro fue publicado en 1947 y 72 años después sucedió lo de la pandemia. Algo muy específico que sucedió en ambas situaciones (la literaria y la real) es que no estábamos preparados ni siquiera hipotéticamente para la inmensidad del caos que esto ocasionó, aparte que para la mayoría de las personas les pareció que aun con toda la tecnología y la ciencia del presente, se tardaron mucho en elaborar la vacuna. Espero que estemos más preparados por si vuelve a ocurrir algo semejante, eso reduciría el impacto en la mortalidad. Saludos!
Muy buena reseña de un gran libro. Cómo ante un hecho trágico de esta magnitud caben las más dicersas respuestas, desde la respuesta solidaria hasta la más egoísta. Por no hablar de como unas autoridades incompetentes pueden agravar una epidemia.
Saludos @gislandpoetic
Muchísimas gracias por leer. Esperemos esto nos sirva para aprender y estar mejor preparados en el futuro. Saludos!!!
Saludos y hasta la próxima reseña o publicación ñ.
Me parece que escribes reseñas increíbles, muy completas y detalladas lo que permite comprender muy bien de qué se trata la lectura.
Respecto al libro, probablemente su autor ni se imaginaría que algo similar ocurriría después. Definitivamente las situaciones de vida o muerte sacan nuestra verdadera esencia.
Excelente reseña 💕
Muchísimas gracias por leer y dar tu opinión al respecto 😊 Me alegra mucho que te gustara el detalle de la misma. Saludos✨
This is a beautiful review and you captured the whole thing so well it almost felt like a movie. Well done ma'am
Muchísimas gracias por leer y por la maravillosa apreciación. Me alegra saber que mi dedicación con respecto al detalle de esta reseña ocasiona una buena impresión. Saludos✨