The curse of Capistrano / La marca del Zorro

source


THE CURSE OF CAPISTRANO

Thirty-eight years later I meet the fox again; this time on a different screen than the TV, on my Kindle screen.

At that time I had just arrived from the countryside, I was seven years old and my godparents asked my mom to give me to them to enroll me in school and as my parents agreed, they sent me to the city where my life changed completely.

Among other things I learned about the states of matter; solid, liquid and gas, since I did not know ice nor had I ever drunk cold water, they explained to me the change that occurs when water freezes and when it evaporates. But it is not about this that I wish to speak but about Zorro, the fictional hero I met when I was introduced to the TV.

From Monday to Friday at six in the afternoon on Radio Caracas TV they presented the fox, a series in which the protagonist, Don Diego de la Vega, used a costume to confront the villains and return justice to the poor and needy. .

I remember Bernardo, Sergeant García, Corporal Reyes, Don Alejandro de la Vega and Lolita, Don Diego's suitor, but girlfriend of the masked bandit. Each scene seemed better than the previous one, so my discipline was iron and I didn't miss any chapter; It was like this for a long time until they stopped broadcasting the series.

Two decades later I discovered that all the chapters were based on the work The Mark of the Fox, by the American Johnston McCulley. Upon learning of the book's existence, I was immediately assaulted by memories, those beautiful memories that formed my childhood when I was an assiduous television viewer.

Today I am an assiduous reader and in two intense days I have read this book of which I can comment with sincerity that I loved it; I liked the rhythm in which the characters move, the actions that do not give time to get bored; it is a pleasant and easy to read book, ideal for readers who love vigilante characters.




La marca del Zorro

Treinta y ocho años después me vuelvo a encontrar con el Zorro; esta vez en una pantalla diferente al televisor, en la pantalla de mi Kindle.

Para aquel entonces yo estaba recién llegado del campo, tenía siete años y mis padrinos le pidieron a mi mamá que me entregaran a ellos para inscribirme en la escuela y como a mis padres le pareció bien, pues, me enviaron a la ciudad donde mi vida cambió completamente.

Entre otras cosas aprendí eso de los estados de la materia; sólido, líquido y gaseoso, pues como no conocía el hielo ni había bebido agua fría me explicaron el cambio que se da cuando el agua se congela y cuando se evapora. Pero no es de esto de lo que deseo hablar sino del Zorro, el héroe de ficción que conocí cuando me presentaron al televisor.

De lunes a viernes a las seis de la tarde por sintonía de Radio Caracas Televisión presentaban al Zorro, una serie en donde el protagonista, don Diego de la Vega, usaba un disfraz para enfrentar a los villanos y devolver la justicia a los pobres y necesitados.

Recuerdo a Bernardo, al sargento García, al cabo Reyes, a don Alejandro de la Vega y a Lolita, la pretendida de don Diego, pero novia del bandido Zorro. Cada escena me parecía mejor que la anterior, por eso mi disciplina era férrea y no perdía ningún capítulo; así fue durante mucho tiempo hasta que dejaron de transmitir la serie.

Dos décadas después descubro que todos los capítulos se basaron en la obra La marca del zorro, del estadounidense Johnston McCulley. Al enterarme de la existencia del libro de inmediato me asaltaron los recuerdos, esos recuerdos bonitos que formaron mi niñez cuando fui un asiduo televidente.

Hoy son un asiduo lector y en dos jornadas intensas me he leído este libro del que puedo comentar, con la verdad por delante, que me deleitó; me gustó el ritmo en que se mueven los personajes, las acciones que no dan tiempo para fastidiarse; es un libro ameno y fácil de leer, ideal para lectores amantes de personajes justicieros.




Sort:  

El Zorro es un personaje icónico que ha marcado a generaciones. Me encanta cómo conectas tus recuerdos de infancia con la lectura del libro; es como si los dos mundos se unieran. Buen post!

Gracias por tu amable comentario.