Hace mucho tiempo atrás, cuando aún no existían los celulares en 1982, fui al cine con unos amigos a ver la película Poltergeist en las fiestas de Halloween, en el grupo estaba un amigo llamado Óscar, lo cierto es que todos quedamos encantados e impresionados con la película, pero Óscar más que nadie, de hecho hasta quitó el espejo retrovisor del carro.
Para hacer corto el cuento, veníamos del Centro Comercial Concresa a nuestra casa en el Cafetal en Caracas y durante todo el camino, hablamos de la película, portales a otros mundos, el infierno, los aparecidos y cuanta cosa se le ocurre a los adolescentes, Óscar estaba realmente impresionado por la película y quedó más que influenciado por la conversación en el auto.
Al llegar al edificio, decidimos ir a mi casa, ya que Óscar no quería estar solo y el grupo decidió ir a jugar domino. Al abrir la puerta de la casa, al frente de la puerta teníamos un espejo de cuerpo completo.
Así que cuando llegamos y abrí la puerta, e invité a los amigos a pasar, el primero en entrar fue Óscar, cuando entró lo primero que vio con la luz tenue del reflejo de la cocina, fue la imagen de mi madre en bata reflejada en el espejo, la impresión fue tan grande que Óscar pegó un enorme grito y se orinó de miedo.
Esa es la anécdota más graciosa y a la vez cruel que he vivido en una fiesta de Halloween.
Invito a @albiro2050 y @fredd99