Tema del 21 noviembre: ¿Cómo puede la educación transformar sociedades enteras? (SPA-ENG)

in Humanitas6 hours ago (edited)

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¿Quién puede negar la importancia de la educación? El motor del avance de la humanidad, tal como la conocemos hoy. Sin embargo, hay quienes la tienen a menos, en su discurso y en su accionar, cuando esta le pone trabas en el ascenso social. Claro, creo necesario hacer un paréntesis para distinguir entre educación e instrucción. La que capacita en el desempeño de los roles dentro de la sociedad, es decir, la instrucción, es complementaria, a la labor educativa que te convierte en un individuo valioso e instrumento para el bien.

En tal sentido, la educación proviene, en primera instancia, de nuestros primeros maestros: los padres; quienes transmiten el saber ancestral con el refuerzo de los ejemplos, dando cimientos para el desarrollo de la personalidad de los hijos. Luego, se incorpora la escuela: instituciones diseñadas para la inserción de la próxima generación, en un proceso de educación e instrucción, desde lo básico hasta lo más especializado, según se va creciendo hasta que estos alcancen la emancipación de los padres, y estén listos para la contribución a la sociedad. El problema está, en que uno, después de graduarse en las instituciones, jamás, deja de aprender y desaprender durante el ciclo de la vida.

Bueno, confieso mis dudas sobre la eficacia de este modelo al que referí en el párrafo anterior a manera de introducción. Aunque, pensándolo mejor, mis reservan están más bien orientadas en la correcta aplicación del mismo, con base en valores y objetivos loables. Me pregunto, ¿quién o quiénes determinan lo mejor para ti y los tuyos?

En la actualidad, está de moda la ingeniería social. Donde unos pocos deciden, sin tu consentimiento, tu destino. De hecho, usan a la educación (como institución) a través de programas y contenidos, (¡y qué educativos!) estandarizados para facilitar y perfeccionar un nuevo orden a instituir, bajo la premisa de unos supuestos objetivos para erradicar los males de la sociedad. En cambio, yo deduzco incongruencias que permiten a estas minorías, obtener beneficios que exceden, en mucho, a los otorgados por el dinero. En este particular, la educación, con minúscula, sí es un motor de cambio social, aunque vaya en el tiempo en una dirección equivocada en perjuicio del bienestar de la mayoría. Podría darles ejemplos, mas temo caer en lo políticamente incorrecto, o censurable. Así que, tómate la licencia de sacar tus propias conclusiones.

Quizás, notarás cierto pesimismo en mis palabras. Y tienes razón. Como alguien que creció entre maestras, no solo por tener la dicha y oportunidad de ir a las escuelas como alumno, sino porque también, muchos en mi familia se dedicaron a la docencia. Incluso, yo mismo, en una etapa importante del quehacer profesional, ejercí roles directivos, y como instructor de jóvenes universitarios en saberes, tanto instrumentales como gerenciales. Veo con tristeza los maltratos de los maestros en mi país, en cómo se intenta con saña connotada vulnerar su dignidad, con el objetivo de llevarlos a la indigencia. Intuyo, que es un fenómeno que trasciende a lo local. Espero estar equivocado. En todo caso, el maestro de hoy, no es el de antaño, más allá de lo extrínseco.

No quisiera finalizar estas divagaciones sobre el poder transformador de la educación, siendo mezquino. Criticar es muy fácil, basta sentarse en el banco de una plaza, y observar a quien pase despreocupado por allí, para dar rienda suelta a los pensamientos, y si se está acompañado, murmurar, burlesca o no, del infortunado, solo por matar el tiempo. ¡Líbrame Dios…, de tal infamia y mala lengua! En el caso que nos atañe, la susodicha, es la educación: quien merece el máximo respeto. Así que, tendré cuidado con lo que diré a continuación de ella, a manera de recomendaciones, sin incurrir en el mal de las minorías empoderadas.

En el pasado remoto, dícese (tal vez en lo especulativo) que la educación de los hijos era conducida por las mujeres, en especial, las abuelas con las ayudas de sus esposos supervivientes. Entonces, ¿por qué no volver a lo básico, y probado? ¿Qué les parece, si la educación de los más pequeños, hasta llegada a la adolescencia, sea conducida por quien está curtido de experiencia? Sí, lo sé, no reinventé la rueda. Piénsalo, maestras con hijos ya emancipados en lo económico, en vez de jóvenes graduadas sin la experiencia de ser madres. Por supuesto, con salarios que permitan ejercer la dignidad sin preocupaciones de sustento y protección. Sospechó, habría menos mal en el mundo, si estos grandes maestros, ejemplos de congruencia entre valores y acciones inclinados a lo bueno y lo correcto, toman la batuta. Como argumenté en lo previo, la educación jamás culmina, puesto el anhelo de aprender nos es inmanente. Entonces, me parece sensato, propiciar y asegurar el acceso al conocimiento, sobre todo, aquel con fines benéficos, y sin olvidar la otra cara de la moneda que implica el riesgo de seguir el camino contrario. ¡Qué ya se hace! No sé, con tanta censura galopante. Informaciones falsas, siempre han existido, y que terminan contrarrestadas por la verdad.

Podría seguir argumentando, pero no quiero extenderme hasta el fastidio. Para concluir, sí, la educación es un motor importante capaz de transformar a sociedades enteras. No obstante, el meollo del asunto, está hacia qué tipo de sociedad: ¿utópica o distópica? Lo asombroso es que eso depende de la calidad de los maestros a lo largo del proceso.

Muchas gracias por acompañarme hasta aquí.

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Un breve ensayo original de @janaveda con base en la INICIATIVA: Un tema para cada día de #Humanitas para el mes de noviembre

La imagen de la miniatura fue generada con Canvas y editada en Mac Keynote.

Prompt: un niño que entra a una escuela y sale hecho hombre por la otra puerta


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Theme for November 21: How can education transform entire societies?

Who can deny the importance of education? It is the engine of human progress, as we know it today. However, those who have too little, in their discourse and their actions, when it hinders their social ascent. Of course, I think it is necessary to make a parenthesis to distinguish between education and instruction. The one that trains in the performance of roles within society, that is, instruction, is complementary to the educational work that turns you into a valuable individual and instrument for the good.

In this sense, education comes, in the first instance, from our first teachers: the parents; who transmit the ancestral knowledge with the reinforcement of the examples, giving foundations for the development of the children's personality. Then, the school is incorporated: institutions designed for the insertion of the next generation, in a process of education and instruction, from the basics to the most specialized, as they grow up until they reach the emancipation of their parents, and are ready to contribute to society. The problem is that after graduating from institutions, one never stops learning and unlearning during the cycle of life.

Well, I confess my doubts about the effectiveness of this model to which I referred in the previous paragraph by way of introduction. However, on second thought, my reservations are rather oriented toward its correct application, based on laudable values and objectives. I wonder, who determines what is best for you and yours?

Nowadays, social engineering is in vogue. Where a few decide, without your consent, your destiny. They use education (as an institution) through standardized programs and contents (and how educational!) to facilitate and perfect a new order to be instituted, under the premise of supposed objectives to eradicate the evils of society. On the other hand, I deduce incongruities that allow these minorities to obtain benefits that exceed, by far, those granted by money. In this particular case, education, with a small letter, is indeed an engine of social change, even if it goes in the wrong direction over time to the detriment of the welfare of the majority. I could give you examples, but I am afraid of falling into the politically incorrect, or objectionable. So, take the license to draw your conclusions.

Perhaps, you will notice a certain pessimism in my words. And you are right. As someone who grew up among teachers, not only because I had the joy and opportunity to go to school as a student, but also because many in my family were dedicated to teaching. Even, in an important stage of my professional career, I played managerial roles, and as an instructor of young university students in both instrumental and managerial knowledge. I see with sadness the mistreatment of teachers in my country, and how they try to violate their dignity, to lead them to destitution. I sense that this is a phenomenon that transcends the local level. I hope I am wrong. In any case, the teacher of today is not the teacher of yesteryear, beyond the extrinsic.

I would not like to end these digressions on the transforming power of education by being petty. To criticize is very easy, it is enough to sit on a bench in a square, and watch whoever passes by carelessly, to give free rein to one's thoughts, and if accompanied, to murmur, mockingly or not, about the unfortunate, just to kill time. God save me..., from such infamy and bad language! In the case that concerns us, the aforementioned is education: the one who deserves the utmost respect. So, I will be careful with what I will say next about it, by way of recommendations, without incurring the evil of empowered minorities.

In the remote past, it is said (perhaps speculatively) that the education of children was conducted by women, especially grandmothers with the help of their surviving husbands. So, why not go back to the basics and try it out, how about if the education of the youngest children, until they reach adolescence, is conducted by those who are seasoned with experience? Yes, I know, I did not reinvent the wheel. Think about it, teachers with children already economically emancipated, instead of young graduates without the experience of being mothers. Of course, with salaries that allow one to exercise dignity without worries of sustenance and protection. He suspected, there would be less evil in the world, if these great teachers, examples of congruence between values and actions inclined to the good and the right, take the baton. As I argued previously, education never ends, since the yearning to learn is immanent in us. Therefore, it seems sensible to me to propitiate and ensure access to knowledge, above all, that with beneficial purposes, and without forgetting the other side of the coin that implies the risk of following the opposite path. What is already being done? I don't know, with so much rampant censorship. False information has always existed, and it ends up counteracted by the truth.

I could go on arguing, but I don't want to go on to the point of annoyance. To conclude, yes, education is an important engine capable of transforming entire societies. The crux of the matter, however, is towards what kind of society: utopian or dystopian? The amazing thing is that it depends on the quality of the teachers along the way.

Thank you very much for joining me here.

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A short original essay by @janaveda based on the INITIATIVE: A theme for each day of #Humanitas for November

Translated to English with www.deepl.com (free version)

The thumbnail image was generated with Canvas, and edited by me using Mac Keynote

Prompt: A boy who enters a school and comes out the other door is a man.


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Interesante reflexión. Al respecto confieso actualmente mi opinión es un poco pesimista en cuanto al sistema educativo.

Considero que son dos los factores que influyen en la grave crisis que afronta la educación actualmente.

La primera, la educación basada en nociones de moral (que es más bien subjetiva) y no en la reflexión ética.

Y segundo, las instituciones ya no nos preparan para ser ciudadanos, en cambio cada vez usa más los términos recursos humanos, productores y consumidores.

Parece tonto pero si lo analizamos de fondo conlleva una gran carga de significados y condicionantes.