Reflexiones en torno a un río de fe

in Humanitas2 days ago


Ayer participé en la procesión de la Divina Pastora, en su visita número 167 a la ciudad de Barquisimeto, y, como cada año, me dejó grandes experiencias. En primer lugar, quisiera referirme al transcurso de la jornada, a mi participación en la misma. En un punto de la avenida que recorre la imagen, estuve impartiendo el sacramento de la confesión. Fueron atendidas alrededor de 30 personas. Dos cosas destacaron mientras se acercaban cada vez más personas: es interesante poder contar con este sacramento, pues habla de la finalidad última de esta procesión, por ello, hubo esta preparación del corazón, la preparación espiritual, para que fuera una experiencia no simplemente externa o superficial, sino que enriqueciera la vida de fe. Por eso, qué mejor manera que la revisión de la propia vida y liberarse de todo aquello que puede estar, en cierta forma, dificultando nuestro encuentro personal con el Señor y nuestro fortalecimiento en la fe.

En segundo lugar, también, mientras esperábamos la imagen, veía cómo cada vez se acercaban más personas. Era, literalmente, como decimos entre nosotros, un río de fe, y me llevaba a pensar lo importante que es poder valorar este tipo de expresiones, ya que de esta manera también podemos nosotros aprovechar el acercamiento de las personas a la fe y, en este caso, a la Iglesia. En estos días me llamaba la atención un testimonio del papa Francisco que dice que, al final, y esto es verdad, las personas hoy en día no están asistiendo a la Iglesia. Por lo tanto, hay que aprovechar estos momentos para volver a proponer la belleza de creer, reproponer lo interesante que resulta siempre el mensaje de Jesucristo.

Junto con esto, también esta el hecho innegable de que este tipo de festividades es una oportunidad de encuentro con los demás , particularmente pude compartir con mis dos mamás, como yo les llamo, con mi hermana, con mi cuñado y un amigo de mi cuñado. Es interesante porque así es la fe también: la fe no simplemente se vive de forma personal, sino que la comunión con Dios es una comunión con las personas que apreciamos.

Mi segunda reflexión respecto a este día es que me tocó recibir a la imagen, darle la bienvenida en una tarima, y, mientras llegaba, yo pensaba en el valor que tiene María dentro de nuestra fe, puesto que, como madre del Salvador, el mismo Jesucristo nos la dejó como madre. Y qué hermoso, porque, como toda madre, también ella nos bendice, y no nos bendice de cualquier manera, sino de la mejor manera: nos bendice dándonos a su Hijo.

La Virgen María es una sola, pero sus diversas advocaciones nos ayudan a acercarnos de diversas maneras a ella. Como Divina Pastora, ella nos enseña o nos lleva al Pastor, que es Jesucristo, pero también nos anima a participar de esta tarea del pastoreo del Señor, que al final es la misión que también nos dejó a nosotros como creyentes, como discípulos: también, de alguna manera, pastorear, que, en otras palabras, es prestar nuestro servicio de una manera sencilla y humilde, con confianza, como lo hizo nuestra Madre, para que también a través de nosotros llegue ese mensaje del Señor y, sobre todo, llegue su amor, su amor de misericordia y su amor que nutre también nuestro camino de crecimiento personal, crecimiento cristiano.

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A pesar de no ser creyente, nunca dejará de asombrarme cuántas personas se congregan en la procesión cada año. Más allá de la creencia, es un fenómeno muy lindo porque creo (y siento) que las personas que van llevan el corazón lleno de buenas intenciones.

Un saludo, @jesusalejos