Clase magistral final a graduandos de la UCLA, 21 de mayo de 2024.
*Por tercera vez en mis casi siete años de docencia universitaria, he tenido el honor de que una cohorte de jóvenes, concretamente de Ingeniería de Producción, me haya escogido para dar este discurso en la clase magistral final a todos los graduandos del Decanato de Ciencias y Tecnología de la UCLA. Creo que estas palabras pueden contener algo de valor para el público en general y quiero dejarlas plasmadas en Hive, maravilloso ecosistema blockchain que tantas posibilidades ofrece para la acción humana, tal como la describe Ludwig von Mises en su tratado maestro de economía. *
Mis queridos graduandos,
Ha llegado la hora de decir “hasta luego” a esta casa de estudios que tantas alegrías y dificultades les procuró durante su viaje por las carreras que decidieron emprender. Y es sólo un hasta luego, y no un adiós, porque estoy seguro de que será muy difícil para ustedes, como lo es para nosotros, desprenderse de todo lo vivido aquí.
Muchos estudiaron duro dentro de estas instalaciones, con constancia y dedicación; otros, los “free riders”, se copiaron en los exámenes o “aprovecharon” las ventajas de pertenecer a un buen grupo de trabajo; algunos se enamoraron acá, y hasta se casaron. En estos tiempos que les tocó vivir, la mayoría de ustedes no sólo debió dedicarse a estudiar, sino también a trabajar para subsistir. Todo eso ha sido un viaje de experiencias maravillosas que no se repetirán y que forman parte de su bagaje vivencial.
Pero al margen de esa riqueza acumulada de vivencias, yo quiero ahora proponerles un pequeño ejercicio de la mente: que visualicemos tres puntos en el espacio; los voy a dibujar en la pizarra para reforzar el simbolismo que quiero transmitir. Al primero de esos puntos lo llamaremos pasado; al segundo, presente; y al tercero, futuro. Su historia se resume en esos tres puntos y en las interconexiones entre ellos.
De cierta manera, cada uno de esos puntos determina una “forma de ver los acontecimientos”. El pasado nos hace ver hacia atrás, en el rincón de los recuerdos y de las experiencias que hemos acumulado; el futuro nos hace ver hacia adelante, a ese “yo del mañana” que aspiramos ser, una versión mucho mejor de nosotros; y el presente, nos permite mirar hacia los lados, para darnos cuenta de quiénes nos acompañan, de quiénes nos necesitan. Este ejercicio me lo enseñó hace muchos años mi mamá –que aún tengo viva, gracias a Dios. Creo que es muy potente, sobre todo cuando nos sentimos alicaídos o cuando las dificultades tocan nuestra puerta; incluso cuando estamos obsesionados con algo que, quizás, no nos conviene.
Cuando mis hermanos y yo estábamos pequeños y nos encaprichábamos con algo, como no querer comer lo que nos habían servido, por ejemplo, mi mamá nos llevaba al Hogar de Niños Impedidos o a la Ciudad de los Muchachos para que nos diéramos cuenta de lo afortunados que éramos por estar sanos, tener un hogar y poder comer. Ella nos hacía ver que esos niños habían tenido un pasado mucho menos agradable que el nuestro, vivían un presente mucho más duro que el nuestro, pero seguían allí, luchando. Como se podrán imaginar, eso era un bofetón directo a nuestras caras, que nos hacía reaccionar y reflexionar, aun siendo bastante niños. Mi madre nos instaba a mirar hacia el pasado para compararlo con el de esos pequeños, y nos hacía mirar a los lados para darnos cuenta de que ellos existen, de que están allí, de que no son un cuento.
Cuando sientan tristeza o ansiedad, miren hacia atrás de vez en cuando para darse cuenta de cuánto han logrado, de que son más afortunados que muchos otros, de que son capaces de vencer los obstáculos; eso los llenará de valor para continuar.
En el presente, miren constantemente a los lados para conocer quiénes son sus amigos y quiénes sus adversarios. Hagan autoevaluación recurrente para conocer las fortalezas que tienen y las debilidades que deben trabajar para convertirlas en nuevas fortalezas y buscar mejores oportunidades.
Pero vivan ese presente nunca descuidando la mirada hacia adelante, hacia esa versión mejorada de ustedes mismos, porque eso los motivará y hará que cada paso que den hoy, por pequeño que sea, tenga un propósito y los conduzca en la dirección correcta.
Ahora que ya mencionamos esos tres puntos vitales de nuestras historias, vamos a intentar visualizar cómo conectarlos. Y aquí les sugiero ver el discurso que Steve Jobs dio a los estudiantes de Stanford en 2005, cuyo título –intuyo– fue algo así como Connecting the dots. Es muy instructivo, inspirador y complementario a estas palabras de hoy.
La forma en que el pasado de cada uno se ha conectado con su presente ya está dada y no puede cambiarse físicamente, a menos que materialicemos alguna máquina del tiempo. Sí podemos, en cambio, analizar de diversas maneras muchos eventos del presente y de lo que habrá de venir a la luz de nuestras experiencias anteriores; eso sí es posible, pero el pasado ya ocurrió, y esa sucesión de eventos desde que nacimos nos ha traído a lo que somos y tenemos hoy, a nuestro momento presente.
La forma en que conectamos el presente con el futuro sí que no está dada. Son muchas las trayectorias que podemos trazar entre estos dos puntos concretos; incluso el punto que llamamos futuro puede moverse de posición. Como dice el Dr. Jesús Huerta de Soto, el futuro, con su inerradicable incertidumbre, no es un “por venir” sino un “por hacer”, y como se puede hacer ustedes pueden actuar de muchas maneras desde ya para llegar a cumplir sus sueños. Es importante, sí, que tengan un modelo claro de su “yo del mañana” que los guíe, para que la trayectoria que construyan hacia él sea la más eficiente posible y para que no haya lamentaciones cuando nos vayamos de este mundo. El tiempo es y será siempre su recurso más preciado.
Y a partir de esa idea, con toda humildad, me permito en este momento sugerir algunos aspectos clave para que los incorporen en ese modelo que los guiará. Será decisión de ustedes tomarlos o dejarlos a un lado:
Sean radicales. La palabra procede del latín radix y significa la raíz. Debe ser un orgullo para ustedes, como lo es para mí ahora, ser catalogados como radicales, porque ello significa ir a la causa de los problemas para solucionarlos de forma definitiva y no sólo quedarse en la superficie y maquillar los efectos. La inmensa mayoría de los dramas que enfrenta la humanidad hoy en día se han originado y se han permitido por no ser lo suficientemente radicales en términos de sensatez, de moralidad, de consistencia con el origen y el desarrollo evolutivo de las instituciones sociales.
Que sea la ley natural la que guíe sus vidas. Muchas leyes impuestas no son necesariamente morales por el hecho de ser leyes, y debemos cumplirlas sin ser conscientes o sin querer ser conscientes del daño que causan. La ley natural es moral, es consistente con la acción humana y ha surgido del orden espontáneo. En esta ley se consagran sólo tres derechos, anteriores a cualquier forma de organización política e inalienables: la vida, la libertad y la propiedad. Que cada paso que den en el presente para llegar a esa mejor versión de sí mismos en el futuro sea guiado por esta ley. Como seres humanos, nunca quiebren estos tres derechos en nadie y no permitan que nadie los quiebre en ustedes.
Dejen que el espíritu emprendedor se apodere de su ser. Ser emprendedor, empresario significa, en esencia, “capturar” oportunidades, buscar y crear soluciones. Pero siempre que planifiquen una solución, consideren no sólo las consecuencias de corto plazo de sus acciones, sino también las de mediano y largo plazo; consideren no sólo el impacto en los grupos de interés cercanos y que se ven, sino también el impacto de esas acciones en los grupos de interés más lejanos y que no se ven con facilidad, tal como lo enseña el gran exponente de la Escuela Austríaca de Economía, en su libro Economía en una lección, Henry Hazlitt.
Fórmense continuamente. No paren de aprender nunca. Y no sólo me refiero al conocimiento teórico y estructurado que pueden adquirir en una carrera universitaria o en un postgrado; me refiero también al informal, tácito y no estructurado que se aprende de lo que hace posible la vida en sociedad: de la coordinación social espontánea que los mercados posibilitan. Expónganse a ellos. ¡Bendíganlos!
Cultiven de forma disciplinada la búsqueda de oportunidades. En ocasiones, lo que pueda parecerles una afición inútil en el presente no será más que una gran oportunidad en el futuro.
¿Alguien acá conoce a Leszek Balserowicz y lo que hizo por su país? Él fue uno de los principales impulsores del cambio económico en Polonia, luego de la caída del comunismo. ¿Saben por qué se los menciono? Cuenta su historia que él junto con un grupo de estudiantes debatían en clase las reformas económicas que su país debía implementar cuando se acabara el “socialismo real” al que habían sido sometidos.
Era un simple ejercicio de clase que con frecuencia hacían, una afición inútil para ellos en ese entonces porque, según creían, nunca saldría de las paredes del recinto universitario. Resultó ser que, años después, cuando el sistema de gobierno cambió, Balcerowicz fue llamado por la cabeza del gobierno para implementar esas reformas en su país, dado que él y sus estudiantes eran las personas más preparadas en la materia; algo lógico después de tantos años de estudio y debate. ¿O no? Y así fue.
No es que Balcerowicz sea un modelo de libertad para mí, pues es (y reconoció serlo), bastante keynesiano, pero sus reformas pro mercado, sin duda, contribuyeron a generar un bienestar muy superior para su gente que el que habían tenido hasta ese momento. Las oportunidades están en todas partes, hasta en las aficiones inútiles del presente.
- Den un valor inmenso al largo plazo. Las sociedades con culturas e instituciones formales consistentes con esta visión son las más prósperas del mundo; las que viven al día, las que lo consumen todo hoy, las más miserables. Una forma de dar un gran valor al largo plazo es ahorrar e invertir, desde ya. Pensando en ese “yo del mañana” y en la sociedad que quieren construir, ahorren parte de sus ingresos y canalícenla en forma de inversión sana; dejen que el interés compuesto actúe. Ahorrar es bueno para el individuo y para la sociedad, porque la sociedad no existe al margen de los individuos. Ésa es otra gran enseñanza de la Escuela Austríaca de Economía.
Y como lo dije en el discurso de noviembre de 2023, si algo de mí debe quedar en ustedes, que no sean las cuestiones técnicas que discutíamos en clase, que sea justo este momento, y que este momento los guíe para que cuando recorran el camino y conecten su presente con su futuro, lo hagan como mejores seres humanos. ¡Muchísimas gracias!
¡Les auguro un éxito infinito!
Prof. Luis Cirocco.
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Saludos, profesor, un gran gusto leer su clase magistral. Me parece genial esta visión que conecta tres puntos fundamentales de la vida humana, además los tópicos que tocas con esenciales para el desarrollo personal, como la ley natural y el hecho de ser radical, etimológica y correctamente hablando.
!PIZZA
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Jesús, muchas gracias por tus comentarios. Por razones de salud y complicaciones, he estado un poco apartado de los sistemas blockchain, pero ya retomando. Muy agradecido.
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