Ay mi Dalla, hermosa. En ocasiones somos ese vertedero ocasional de quien no lo hace intencionalmente; pero muchas otras veces, somos el vertedero de quienes lo toman por costumbre. Vienen, drenan sus pesadas cargas, se van ligeros (muchas veces sin siquiera agradecer) y nosotros quedamos embarrados de unas energías negativas que no nos corresponde.
Es lo que dices, amiga, a veces toca marcar distancia por nuestro propio bienestar.
Un abrazo mi Dalla, querida. Besitos.
Gracias por el aprendizaje mi Gorita