Cuando la esperanza cabe en una incubadora: el latido de la satisfacción

in Lifestyle5 days ago

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Ay, amigos, si les contara las historias que he visto en esta unidad de neonatología... ¡Para escribir un libro! Pero hoy quiero hablarles de dos pequeños guerreros que me robaron el corazón y me dejaron con una sonrisa de oreja a oreja.

Hace unos dias, dos pequeños guerreros, dos historias de lucha y superación, emprendieron el viaje a casa. Llegaron a nosotros diminutos, vulnerables, con sus cuerpecitos luchando por aferrarse a la vida. Sus madres, con el corazón en un puño, me miraban con ojos llenos de miedo y esperanza, preguntándome si sus pequeños tendrían una oportunidad.

Y yo, con la experiencia y la intuición que me da esta profesión, les dije que sí, que sus hijos eran luchadores, que tenían una fuerza interior capaz de mover montañas. Y no me equivoqué. Durante semanas, estos pequeños gigantes nos dieron una lección de vida. Nos enseñaron que la fuerza no reside en el tamaño, sino en la voluntad de seguir adelante. Los vimos superar obstáculos que parecían insuperables, ganar peso poco a poco, respirar por sí solos, abrir sus ojitos curiosos y llenos de vida.

Fueron semanas de incertidumbre, de noches en vela, de monitores que pitaban, de tubos y cables que los conectaban a la vida. Pero también fueron semanas de esperanza, de pequeños avances que nos llenaban de alegría, de la satisfacción de ver cómo la vida se abría paso en medio de la adversidad.

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Hasta que por fin llegó el gran y esperado día. Después de un mes y medio de lucha, estos pequeños guerreros estaban listos para volar alto, para emprender su gran aventura en casa. Sus madres, radiantes de felicidad, los abrazaron con una fuerza que me contagió la emoción.

Verlos partir, sanos y fuertes, es la mayor recompensa que puedo recibir como médico. Es la confirmación de que mi trabajo tiene sentido, de que cada esfuerzo, cada noche sin dormir, cada gota de sudor, vale la pena.

En esos momentos, siento que mi corazón se llena de una alegría indescriptible, una sensación de plenitud que me recuerda por qué elegí esta profesión. Es la satisfacción de saber que he contribuido a darles una oportunidad a estos pequeños gigantes, que he sido parte de sus historias de lucha y superación.

Y aunque sé que la vida en la unidad de neonatología está llena de altibajos, de momentos de alegría y de tristeza, de esperanza y de incertidumbre, estos días de triunfo me dan la fuerza para seguir adelante, para seguir luchando por cada pequeño guerrero que llega a nuestras manos.

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Porque al final, la medicina no se trata solo de curar cuerpos, sino también de sanar almas, de dar esperanza, de acompañar en los momentos más difíciles. Y ver a estos pequeños gigantes partir hacia su futuro, con sus madres llenas de felicidad, es la mejor recompensa que puedo recibir.

NOTA IMPORTANTE: Todas las fotografias son de mi propiedad tomadas desde mi dispositivo movil modelo Iphone 12. Todas las fotografias fueron autorizadas por las madres

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Que hermosura de verdad y que felicidad tan grande🥺🥺 admiración por ustedes al 100% gracias por ser un rayito de luz en la vida de esas madres