El refugio llamado hogar

in Lifestyle7 days ago

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Después de pasar incontables horas en la frialdad aséptica de un hospital, durante guardias interminables, he aprendido a valorar la calidez de mi hogar como nunca antes. Cada rincón, cada objeto, cada aroma, ahora tiene un significado especial, una historia que contar.

Diariamente paso horas interminables en los pasillos del hospital, el eco de los monitores y el zumbido constante del equipo médico. Constantemente Anhelando el silencio de mi casa, el sonido del viento susurrando entre los árboles, el tic-tac del reloj en la sala de estar.

Extrañaba la suavidad de mi cama, el abrazo de mis almohadas, el olor a hogar que siempre me arrulla hasta el sueño. Echaba de menos la luz cálida que se filtra por las ventanas al amanecer, el café recién hecho que me esperaba en la cocina, junto a una cálida charla con mamá, el abrazo de mi mascota al llegar a casa.

En el hospital, la comida se vuelve insípida, siempre está fría, las sábanas ásperas, las paredes blancas e impersonales. No hay lugar para la nostalgia, para los recuerdos, para la calidez humana.

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Pero ahora, aprecio los pequeños detalles, cada cosa cobra vida. La hamaca tejida por mi abuela, el libro que me regaló mi mejor papá... todos ellos son testigos de mi vida, de mis alegrías y tristezas, de mis sueños y esperanzas.

La calidez del hogar no se encuentra en las cosas materiales, sino en las emociones que evocan. Es la sensación de seguridad, de pertenencia, de amor incondicional. Es el refugio donde podemos ser nosotros mismos, sin máscaras ni pretensiones.

Después de la experiencia en el hospital, he aprendido a apreciar la importancia de crear un hogar que nos nutra el alma, que nos proteja del frío exterior, que nos permita recargar energías.

He aprendido a valorar los pequeños momentos: una conversación con un ser querido, una tarde de lectura en el cómodo mueble de mi hogar, hasta ver una película en Netflix en la comodidad de mi habitación, una cena casera compartida con amigos….

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He aprendido a disfrutar de la simplicidad, de la tranquilidad, de la paz que solo el hogar puede brindar.

Y ahora, cada vez que cruzo el umbral de mi puerta, siento una profunda gratitud. Gratitud por tener un lugar donde refugiarme, donde sanar, donde ser feliz.

Porque el hogar no es solo un espacio físico, es un estado del alma. Es el lugar donde reside nuestra esencia, donde encontramos nuestro equilibrio, donde nos sentimos completos.

NOTA IMPORTANTE: Todas las imágenes son de mi propiedad, tomadas desde mi dispositivo móvil modelo I Phone 12

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Nada como el hogar...