Who knew that finding a simple ice cream could become an adventure? Yesterday, my 3-year-old and I embarked on an almost impossible mission: to find a place where she could enjoy her reward for being so well behaved.
We went out in the best of spirits, but reality slapped us with melted ice cream. We toured almost all of Caricuao, from top to bottom, and every ice cream shop we found was closed. How was it possible that on January 4th there was not only one place to buy an ice cream?!! My little girl, with her little angel face, was looking at me with those big, bright eyes, and my heart was breaking into a thousand pieces.
After what seemed like an eternity, we found an oasis in the middle of the desert: Viki Paddles. There were people queuing up to the corner! Between the tumult and the heat, we managed to order our ice creams. The wait became eternal, but at last we were able to enjoy our delicious ice creams. Of course, the experience was a bit chaotic: a lot of clutter, children running everywhere and the constant danger of cars.
Although the ending was happy thanks to those delicious ice creams, I confess that I would not repeat the experience. But hey, at least we have an anecdote to tell! And my little girl was so happy with her ice cream that she even forgot about all the stress we went through.
Ah! And speaking of positive things, I loved the special touch they gave to the trays with that rain of chocolate and condensed milk. Delicious! And not to mention the glass of tinita, perfect for making homemade jellies!
Have you ever had a similar experience looking for an ice cream? I would love to know your stories!
SPANISH VERSIÓN
¿Quién diría que encontrar un simple helado podría convertirse en toda una aventura? Ayer, mi pequeña de 3 años y yo nos embarcamos en una misión casi imposible: encontrar un lugar donde pudiera disfrutar de su premio por portarse tan bien.
Salimos con el mayor de los ánimos, pero la realidad nos dio una cachetada de helado derretido. Recorrimos casi toda Caricuao, de arriba abajo, y cada heladería que encontrábamos estaba cerrada. ¡¿Cómo era posible que un 4 de enero no hubiera un solo lugar donde comprar un helado?! Mi pequeña, con su carita de ángel, me miraba con esos ojitos grandes y brillantes, y mi corazón se partía en mil pedazos.
Después de lo que pareció una eternidad, encontramos un oasis en medio del desierto: Paletas Viki. ¡Había gente haciendo cola hasta la esquina! Entre el tumulto y el calor, logramos pedir nuestros helados. La espera se hizo eterna, pero al fin pudimos disfrutar de nuestros ricos helados. Eso sí, la experiencia fue un poco caótica: mucho desorden, niños corriendo por todos lados y el constante peligro de los carros.
Aunque el final fue feliz gracias a esos deliciosos helados, confieso que no repetiría la experiencia. Pero bueno, ¡al menos tenemos una anécdota para contar! Y mi pequeña quedó tan feliz con su helado que hasta se olvidó de todo el estrés que pasamos.
¡Ah! Y hablando de cosas positivas, me encantó el toque especial que le dieron a las barquillas con esa lluvia de chocolate y leche condensada. ¡Delicioso! Y ni hablar del vasito de la tinita, ¡perfecto para hacer gelatinas caseras!
¿Alguna vez han tenido una experiencia similar buscando un helado? ¡Me encantaría saber sus historias!
Mariafrancesita
Posted Using InLeo Alpha
Wow what an adventure to get some ice cream. Searching for a place and running into dead ends is no fun. Glad in the end, you found a place and your daughter was pleased. Hope it's much easier next time!
🍦 😋
ja! yeah! thanks you