El racismo en el mundo del fútbol no es nuevo y poco a poco se ha ido agregando a otros deportes. La lucha de Lewis Hamilton en F1 no es una casualidad.
Millonario, estrella del automovilismo, venerado y reconocido por todos -periodistas especializados y aficcionados- siente en la piel no obstante el ambiente más sofisticado en el que se mueve, el odio que impregna el racismo.
Creo que en el único ambiente en el cuál se los respeta (entre comillas) porque no tienen rivales es en el basketball y en una parte del atletismo. Porque porque a los "blancos" en estos deportes les cuesta mucho emerger.
No es una casualidad que en el golf después de Tiger Woods no haya salida ningún otro golfista de color de relieve. Y los ejemplos pueden seguir hasta el infinito.
El tema no es desterrar el racismo de los estadios. Hay que desterrarlo de la sociedad. Y no solo se refiere al color de la piel. En Latinoamérica, en algunos paìses, por suerte no todos, los mismos nativos (indígenas) son despreciados por su origen y por el color de su piel. No tenemos que ir muy lejos para encontrar los ejemplos. Los tenemos dentro de casa.
Es un tema extenso y por eso siempre hablo de la educación y con respecto a este caso, creo que la prensa o los que se hacen llamar periodistas en vez de justamente educar lo que hacen es opinar como si fueran todo menos personas estudiadas y es que si eso no lo entiendo en los deportistas transformados en periodistas o comentaristas mucho menos lo haré con los reconocidos periodistas.
Es lamentable que se vea lejano que haya justicia y educación, pero eso no debe detener a los que si quiere que haya un cambio