Eso de crear conflictos para ganancias personales es molesto, pero es algo muy común y muy cierto.
Por cierto, eso del Manual me sacó una sonrisa de recuerdos. Ese Manual de Urbanidad y Buenas Maneras, que Manuel Antonio Carreño escribió a mediados del siglo XIX, fue algo que se pensó para ser usado como libro de texto en escuelas para niños y niñas. Asombra que aún, en el siglo XXI, tiene partes que son de utilidad práctica para orientar una convivencia con urbanidad y cortesía.
fuente de la imagen
Yo lo leí de niño, en un ejemplar que tenía la biblioteca de mi abuela. Y ya para entonces había muchas cosas que eran anacrónicas en cuanto al código de vestimenta (uso de guantes, sombreros, etc.), pero tenía puntos de etiqueta en la mesa, en reuniones y en saludos que aún se usaban a mediados del siglo XX.
Siempre he pensado en qué punto la sociedad se inclinó a lo chabacano, o para no ser extremista, a lo informal. Ahora hay menos modales, comenzando por la puntualidad, código de vestimenta ni hablar; vez a conferenciantes en chanclas, camisetas y bermudas, porque eso ahora es ser cool e irreverente, cuando la verdad es que se volvieron más de lo mismo, porque ahora la mayoría lo hace.
Si observamos es a todo nivel, como también en la música con el lenguaje soez del reagueton. ¿Vamos hacia el extremo de lo vulgar, o tendremos un giro hacia la cortesía, respeto y actitudes más educadas? Quizás sea un ciclo que se repite. Sería bueno conocer un estudio antropológico de esto.
No sé si hay estudios de eso, pero sí recuerdo haber leído alguna vez que es posible que sea como los problemas de los estudios de la ética y la moral, que resultan ser muy dependientes del periodo histórico que estemos considerando.
En cuanto a lo de la vulgarización, creo que es algo que ocurrió en varios periodos históricos, así que se podría pensar que, como proceso histórico, sea algo así cono una espiral, teniendo momentos en los que todo parece ir a lo ordinario y vulgar, y momentos en que hay tendencia al refinamiento y ‘modales’.
También hay que recordar que algunas cosas que se consideran vulgares pasaron por un proceso de refinamiento que les ha llevado a ser considerados luego como parte de la Alta Cultura. Recuerdo que ese sería el caso del Tango, del Jazz o del Ballet.