Jajajajaja que excelente anécdota bro, me transporte a aquellos años donde a uno se le revolvía la panza de nervios solamente de pensar en regalar siquiera una flor, sin imaginarnos que se convertiría en un hábito al crecer.
Felicidades, esta fantástica tu anécdota, tienes que escribir la secuela a ver como termino la historia que inició con un ramo de flores.
Saludos