En el viaje de la vida, cada tropiezo es una lección, y cada esfuerzo, un tesoro. Porque lo ganado sin sudor carece de la dulzura que solo el aprendizaje auténtico puede otorgar. Porque, en el río de la vida, las piedras que encontramos son los maestros más sabios. Aprendemos a fluir alrededor de ellas, y en ese esfuerzo, encontramos nuestra verdadera fuerza.
La vida no se mide por la cantidad de veces que respiramos, sino por los momentos que nos dejan sin aliento.
Emilio Marquez
Que buen comentario querido amigo, y la nota que dejo, le aseguro me llego al corazon, querido amigo, saludos un abrazo.