Antes de venir a Buenos Aires, di en adopción muchas de mis plantas, porque aunque dejé a alguien para cuidar la casa y gatitas, eran demasiadas plantas y necesitaban amor constante. Las di a personas que sabía, las apreciarían y cuidarían con el mismo amor que yo.

Mi #tbt de hoy es del día en que floreció por primera vez mi bromelia gigante. Cuando cualquiera de mis plantas florecen yo soy muy feliz, pero con esa en especial estaba tan feliz que casi hago una fiesta. Sucede que durante mucho tiempo no supe como cuidarla de manera adecuada y la pobre tuvo que sufrir hasta que finalmente aprendí.

Además, esta bromelia fue un regalo de mi mamá (que normalmente soy yo quien le regala plantas a ella y no al revés), me la llevó a Cumaná desde una finca de los Altos de Santa Fe. Pobre bromelia acostumbrada a la temperatura fresca de esa montaña, verse repentinamente raptada hasta la ciudad calurosa de Cumaná.

Con cada planta viene una historia y un aprendizaje. Algunas son remedios para el cuerpo y todas son remedios para el alma. De las platas aprendemos de paciencia y fuerza, pero también de fe.

Cuando encontré hoy esta foto sentí mucha esperanza, recordé que esa planta la di por perdida muchas veces, pero ella resistió y finalmente las dos aprendimos: yo aprendí a dejarla ser y ella se adaptó al clima del jardín. Nunca pensé que alcanzaría esas proporciones porque nunca tuve otra como ella (ni conocía a nadie que la tuviera) y finalmente me regaló esa hermosa y singular flor.

Quería compartirles este recuerdo para reflexionar sobre la paciencia y la fe, sobre los aprendizajes que nos llevan finalmente a florecer contra todo pronóstico.

English version (Google translate)

Before coming to Buenos Aires, I gave up many of my plants for adoption, because even though I left someone to take care of the house and kittens, there were too many plants and they needed constant love. I gave them to people who I knew would appreciate them and take care of them with the same love as I did.

My #tbt today is from the day my giant bromeliad bloomed for the first time. When any of my plants bloom I am very happy, but with that one in particular I was so happy that I almost had a party. It turns out that for a long time I didn't know how to take care of it properly and the poor thing had to suffer until I finally learned.

Also, this bromeliad was a gift from my mom (I'm usually the one who gives her plants and not the other way around), she brought it to Cumaná from a farm in the Altos de Santa Fe. Poor bromeliad, accustomed to the cool temperature of that mountain, suddenly being kidnapped to the hot city of Cumaná.

With each plant comes a story and a lesson. Some are remedies for the body and all are remedies for the soul. From plants we learn about patience and strength, but also about faith.

When I found this photo today I felt very hopeful. I remembered that I had given up on that plant many times, but it resisted and finally we both learned: I learned to let it be and it adapted to the garden climate. I never thought it would reach those proportions because I never had another one like it (nor did I know anyone who had one) and finally it gave me that beautiful and unique flower.

I wanted to share this memory with you to reflect on patience and faith, on the lessons that ultimately lead us to flourish against all odds.

_{Imágenes de mi propiedad}
_{Images of my property}

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lanzjoseg (77) 2 months ago

Hola @dulce.crucita, aunque no lo creas a mí también me encantan las plantas, de hecho siempre le regalo plantas de rosas a mi esposa y yo al igual que ella las cuidamos mucho, me alegro porque esa plata ha florecido siento tu emoción después del relato de tu viaje para la argentina.

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