Concurso: Observa Piensa Escribe / Cavilaciones de un encuentro fortuito (Esp | Eng)

in Top Familyyesterday (edited)


Acudo a la invitación del Concurso “Observa, piensa, escribe”, en su llamado del 15-02-2025 al 21-02-2025 (ver en este enlace), con el texto que escribí al observar la foto suministrada.

I am responding to the invitation to the “Observe, think, write” Contest, in its call from 02-15-2025 to 02-21-2025 (see this link), with the text that I wrote when observing the photo provided.


Fuente | Source

Estaban allí, puestas en un florero sobre aquella mesa. Eran rosas rojas y unas pequeñas margaritas. Solitarias, parecían darse compañía entre ellas. Eran como hermanas mayores con sus hermanitas.

¿Quién las había traído y puesto allí? ¿Con qué propósito? ¿Eran para alguien o para algo en particular?

Verlas allí, casi abandonadas, provocaba variadas interrogantes y disímiles conjeturas. Probablemente, estaban dedicadas a un ser querido ya difunto, al que el agente del acto solía honrar cada cierto tiempo en ese lugar. O sería este el sitio de espera para la enamorada por llegar, o quizás idealizada, o simplemente ya perdida, ausente de su vida. Tal vez eran una ofrenda para algún ser divino —Dios, santo, virgen…—, a quien el hacedor enaltecía con esa curiosa combinación de flores. O solo quiso dejar una señal ante el mundo indiferente que deambula por ese lugar sin prestarle atención a nada, y menos a un gesto tan afectuoso y significativo.

Prorrumpí en estos divagantes pensamientos cuando se presentó ante mí aquel casual y afortunado encuentro, que me ha detenido y sacado de mi rutina. Yo, un ser que me nutro de las vislumbres que maravillan de la cotidianidad. Así, me ha venido aquella frase enigmática de Gertrude Stein: “Una rosa es una rosa es una rosa”. O los versos del epitafio de Rilke: “Rosa, oh contradicción pura, / deleite de ser sueño de nadie / bajo tantos párpados.” O el verso del cantor de Prosas profanas: “tus dedos deshojaban la blanca margarita”.


They were there, placed in a vase on that table. They were red roses and some small daisies. Solitary, they seemed to keep each other company. They were like older sisters with their little sisters.

Who had brought them and put them there? For what purpose? Were they for someone or something in particular?

Seeing them there, almost abandoned, provoked various questions and different conjectures. Probably, they were dedicated to a deceased loved one, whom the person who performed the act used to honor from time to time in that place. Or this was the waiting place for the lover to arrive, or perhaps idealized, or simply already lost, absent from his life. Maybe they were an offering to some divine being —God, saint, virgin…— whom the maker exalted with that curious combination of flowers. Or he just wanted to leave a sign before the indifferent world that wanders through that place without paying attention to anything, and less to such an affectionate and significant gesture.

I burst into these rambling thoughts when that chance and fortunate encounter came to me, which has stopped me and taken me out of my routine. I, a being who feeds on the glimpses that amaze me of everyday life. Thus, that enigmatic phrase from Gertrude Stein came to me: “A rose is a rose is a rose.” Or the verses from Rilke’s epitaph: “Rose, oh pure contradiction, / delight of being no one’s dream / under so many eyelids.” Or the verse from the singer of Prosas profanas: “your fingers were plucking the white daisy.”


Vector abstracto 1.jpg


Gracias por su lectura | Thank you for reading.

Translated with Google Traductor




Gif diseñado por @equipodelta

colmena (3).gif

Sort:  


SaludosHermoso escrito @josemalavem

Gracias por tu visita y valoración, @popurri. Saludos.

@commentrewarder

Literatos-estatico.jpg

Esta publicación ha recibido el voto de Literatos, la comunidad de literatura en español en Hive y ha sido compartido en el blog de nuestra cuenta.

¿Quieres contribuir a engrandecer este proyecto? ¡Haz clic aquí y entérate cómo!