En el área metropolitana más grande del sur de Venezuela, se encuentra un parque urbano que es un auténtico regalo de la naturaleza. En la ciudad de Puerto Ordaz se encuentran los dos ríos más grandes del país -el Caroní y el Orinoco- y justo cuando el primero, se acerca a la desembocadura en el Orinoco, nos regala un paisaje realmente de ensueño.
Siempre he querido conocer las grandes bellezas que esconde el estado Bolívar y nunca había tenido la oportunidad; y la oportunidad llegó de la mano de responsabilidades laborales y aunque fue muy breve la visita, no desaproveché ni un instante.
El lugar es mágico. Refrescante. Hermoso y muy revitalizante, no he dejado de sentir envidia de los puertoordaceños que tienen tan a la mano ese paraíso en plena conurbación urbana y pueden escapar de los azotes de la vida tan sólo con entrar en el Parque La Llovizna.
Un hermoso lugar para abstraerse, para relajarse, para pensar, para enamorarse, para admirar la dicha que tenemos de vivir en un país tan excepcionalmente hermoso.
El Parque La Llovizna, llamado así por el suave rocío que emite la corriente del río Caroní al precipitarse por un pequeño salto antes de seguir su curso para encontrarse con el río Orinoco. La zona es siempreverde, vegetación exuberante y fauna vivaz, es un pedacito de la maravillosa selva Amazónica en Ciudad Guayana (como se llama al área metropolitana formada por las ciudades de San Félix, Unare y Puerto Ordaz que se encuentran bastante cerca una de otra.
Más de un millón de personas pueden sobrecogerse a diario con tan extraordinario espectáculo natural, que si Dios alguna vez necesitó inspiración para el Edén, seguramente en Venezuela la encontró.