Uno de los grupos con algo de mala fama dentro de los agroecosistemas terminan por ser los llamados crisomélidos, una familia extremadamente diversa y numerosa que por lo general hacen vida constante sobre la vegetación de distintos espacios, ya sean áreas naturales o antrópicas (modificadas por el humano). La mala fama que tienen algunas de ellas precede por el hecho de que varias de sus más de 30.000 especies son muy fieles a sus hábitos alimenticios, en este caso son fitófagos y por ello mantienen una tasa de daño acentuada sobre algunos tipos de cultivos; sin embargo, no todo lo que compone a Chrysomelidae debe ser visto como malo, ya que también conforman una pieza importante para la red trófica y pueden considerarse en cierta medida indicadores ambientales, esto porque un conglomerado de distintas especies de este grupo en un mismo espacio geográfico indicarían que la zona reúne muy buenas condiciones para determinadas interacciones naturales sobre la composición vegetal presente.
Por otro lado, estas pequeñas piezas del "rompecabezas" que da forma a la siempre multifacética clase Insecta suelen ser atractivas por la variabilidad en coloridos diseños que exponen sus pequeños cuerpos, son escarabajos con tamaños por debajo de los 20 milímetros, pero esto no les resta belleza cuando nos toca hablar de sus colores tan variados, únicos y llenos de vida. Por ello, en esta publicación compartiré un conglomerado de fotografías e información de carácter educativo sobre una de las miles de especies de esta fascinante familia en miniatura llamada Chrysomelidae.
Desde hace mucho he sido fiel admirador de los colores que se pueden encontrar en ciertos ejemplares de esta familia, a diario puedo ver a distintas variedades de crisomélidos cuando la intensidad del sol baja y me siento junto a las plantas que tengo en casa, por fortuna para ellos, yo no los veo como plagas porque suelen colonizar plantas que no son de mi interés (arvenses), permitiendo esto el que pueda fotografiarlos tranquilamente mientras realizan sus tareas ecológicas. En este sentido, entre tantos ejemplares con sus respectivos diseños que los suelen caracterizar como especies únicas, hubo uno que llamó fuertemente mi atención y no dude en colectarlo, este ejemplar puede ser visto en las imágenes presentadas hasta ahora siendo este un miembro de la ya mencionada familia y anclado a la subfamilia denominada como Cryptocephalinae.
Muchos miembros de esta subfamilia son ampliamente reconocidos, pero hay otros de los que se sabe realmente muy poco, lo cierto del caso es que algunos de estos destacan porque en etapas larvarias llegan a usar sus propios excrementos para elaborarse un refugio que los aísle del exterior, solo se muestran cuando llega el momento de alimentarse, siendo la materia vegetal en degradación una de sus principales fuentes de nutrición, pero esto solo en etapas juveniles.
Claramente, el principal atractivo de este ejemplar es el distintivo juego de colores que hay entre un tono rojizo oscuro y una serie de marcas amarillas que se reparten a lo largo y ancho de todo su cuerpo, siendo las manchas amarillas mucho más pronunciadas o grandes las que se acercan a la división de sus élitros y a los laterales, mientras que la mayoría son mucho más pequeñas y sin una tener una forma definida. A su vez, esta especie fotografiada además de estos colores tiene la cabeza algo compacta lo que hace que esta se oculte debajo de la prominente placa dorsal que protege el tórax, de hecho, esto también permite darle mayor seguridad a la cabeza de este crisomélido, mientras que otro detalle a mencionar es que tiene un tamaño de 4 milímetros. La forma descrita de su cuerpo sugiere que se trata de un miembro de Cryptocephalinae, pero el dilema vendría al intentar definir la especie y aquí serían un poco cruciales otras características entre las que se destacará el color que tiene y la forma en la que se distribuyen las llamativas marcas amarillas.
En la fotografía de la izquierda se muestra a este pequeño ejemplar desde uno de sus laterales, mientras que a la derecha tenemos una vista dorsal del mismo, la imagen central nos permite ver de una mejor manera algunos de los detalles de las marcas amarillentas, destacándose que pese a que no muestran alguna forma bien definida, algunas de estas marcas se aproximan en un rango bajo a figuras geométricas.
Al observar más detalles la taxonomía del ejemplar poco a poco se va revelando, de manera que, este pequeño forma parte de una tribu que es llamada científicamente como Cryptocephalini, la misma contiene a géneros algo discutidos por el hecho de que con frecuencia sus miembros tienden a ser removidos de un género a otro dentro de la misma tribu, estas son cosas que dificultan muchas veces el definir una especie de forma correcta cuando se requiere. Sin embargo, el objetivo primordial es continuar extrayendo más características de este criptocefalino que nos faciliten la tarea de saber cual es su nombre como especie, por lo que en estas imágenes podemos apreciar con mucha más claridad el tema de sus colores.
Dicho esto, en la fotografía A salen a relucir sus 2 élitros ligeramente abiertos, mientras que una parte de sus alas membranosas pueden ser vistos en la fotografía que se ubica entre la imagen A y la B, los élitros actúan principalmente como cubierta protectora de estas alas membranosas que son más frágiles, además estas piezas endurecidas (élitros) también son las que llevan el color que hace contraste con todas las demás estructuras o placas que hay en el dorso de este criptocefalino. En la imagen B por su parte, se muestra uno de los élitros de una forma más detallada, destacándose que su superficie es ligeramente rugosa por la presencia de múltiples líneas de puntos que se asemejan a poros, pero en realidad son solo pequeños hundimientos muy ordenados, las marcas amarillas si son completamente lisas, pero algunas de las más grandes son algo sobresalientes, estos detalles pueden ser vistos al observar detenidamente la imagen B.
Por otro lado, a pesar de que las patas en este criptocefalino son prácticamente del mismo tamaño, tanto en el primer par como en el último se puede observar que hay un ligero ensanchamiento de los fémures, por lo general todo esto tiene una utilidad en el insecto, pero en este caso desconozco cual podría ser porque la biología y ecología de muchos de estos ejemplares es bastante desconocida. De igual manera, los ojos también pueden parecer algo extraños en la forma que tienen, con esto lo que enfatizo es que no son redondeados o sobresalientes, son ligeramente aplanados al igual que cabeza y, al ser compuestos, se conforman por una gran cantidad de minúsculos lentes (omatidios), en estas características no difiere o se aleja mucho del resto de sus homólogos de la familia Chrysomelidae a la que pertenece.
Al indagar y sumergirme más dentro del mundo de los Cryptocephalini pude visualizar una muy buena diversidad de ejemplares con colores muy llamativos y otros no tanto, por fortuna, las características externas presentes en este ejemplar del post me permitieron compararlos con otros y pude dar con la especie Metallactus reticulatus, estos comparten los mismos detalles del espécimen modelo del post, pero lo que complicaba la identificación era el tema de la distribución geográfica, ya que durante mucho tiempo solo estaba enlistada para países como Guyana bajo el nombre de Pachybrachis reticulatus. Sin embargo, hoy en día ya se han encontrado ejemplares en distintos lugares de América del sur como Colombia, así que este puede ser otro avistamiento de su distribución añadiendo a Venezuela esta vez.
Realmente, no puedo decir mucho sobre esta especie en particular porque se sabe muy poco sobre la vida de los miembros del género al que pertenece (Metallactus). Aun así, el añadido es que durante mucho tiempo varios de este género formaron parte de otro más popular llamado Pachybrachis del cual se sabe que varias pueden ser plagas menores, pero posteriormente tras nuevos estudios muchos han sido reubicados a otros géneros, el ejemplo esta en ejemplares como el de este post que de ser una especie del género Pachybrachis (Pachybrachis reticulatus) paso a formar parte de Metallactus bajo el nombre de Metallactus reticulatus.
Como había mencionado en segmentos anteriores, muchos de estos ejemplares de criptocefalinos en etapas como larvas usan sus excrementos como protección al elaborar un refugio, esto además de brindarles seguridad para sus desarrollos, a nivel investigativo se vuelve un problema porque es realmente difícil encontrarlos para estudios, algunas variedades de Metallactus emplean esta estrategia y en etapas adultas pueden alimentarse de distintas plantas, según algunos estudios el eucalipto parece ser una de las fuentes de alimento de algunas especie del ya mencionado género.
Todas las fotografías mostradas en este post pertenecen al autor @abneagro. Las imágenes fueron editadas con la aplicación Canva.
Algunas referencias:
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Hola hola mi querido amigo 😊🤗 que bonito ejemplar, me encantó su color, es muy llamativo, lindo post amigo. Estuve alejada porque se me instaló un virus cariñoso 🤣 pero ya lo vencí 😊. Te deseo un lindo fin de semana, un abrazo grande 💐🌻🤗
Holaa Mayra! ya se me hacía algo extraño que hace días atrás estuviste muy inactiva, me alegra ver que estas de vuelta. Yo también he estado un poquito ausente de hive, pero ya estoy de vuelta jaja, muchas gracias por pasar y visitar a los insectos que presento 🤣, un abrazo grande 🤗🤗🤗.