Hará un año esta gata apareció por casa pidiendo comida, vi difícil que se quedara algún día porque en casa había dos perros y por el carácter desconfiado de la gatita, algún susto con los veterinarios municipales la hicieron desconfiar del hombre, una operación para que no pudiera procrear y la mutilación de una oreja para indicar su castración fijaron su carácter con los seres humanos. Unos meses más tarde la gata comenzó a entrar y un día decidió no marcharse al anochecer, le dejaron un lugar para dormir en casa y para sorpresa lo entendió como si no fuera una gata de la calle, yo para entonces estaba de viaje y no viví ese momento pero tras un año la gata se siente como en casa pero sin variar su carácter desconfiado, no consigo su cariño ni sus mimos pero imagino que será cuestión de tiempo.
Ahora vive a su antojo, duerme en casa donde se alimenta y pasa las tarde recostada sin mayor preocupación, su obsesión es salir cada mañana cuando con el primero en salir por la puerta, espera pacientemente mirándote mientras coges las llaves y te preparas para salir, jamás la hemos retenido en casa y se siente como una gata callejera pero con derecho a cama, a veces no la dejamos salir y chilla como si no hubiera un mañana, exige y manda porque su vida sigue siendo salvaje.
A veces hemos hecho por buscarla a ver qué hace en su día a día un poco en parte por la preocupación de si molesta a otros vecinos o si dañará algo en el interior de la comunidad, o si por el contrario se marchará a otros lugares fuera del recinto, mi sorpresa ha sido siempre que se queda en el propio recinto sin salir como si de un territorio propio se tratase, de hecho la hemos localizado escondida muchas veces viviendo al límite, cosas de gatas.