A mi casa también llegó una gatita una noche, que entró buscando refugio y aunque ya teníamos una y ambas se miraban con "odio" yo decidí que se quedara ese día.
Le di agua y comida, y luego se durmió hasta el día siguiente. Mi lema era donde come uno, comen dos. Resulta que mi relación con ella fue toda una prueba de amor, a diferencia de la otra, con quien nunca llegué a empatizar.
Era una gatita tricolor, y por eso ahora mi fascinación es para las hembras que se parezcan a mi dulce acuarela.
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Muy afortunada de haber llegado a tu casa, ese lema no se aplica en la mía, ya que Duke de broma se come a uno.
Si queremos tener un gato, es probable que pronto adoptemos por amor.