Hola Nilda. Un placer leer tu post, el cual trata un tema realmente tan interesante y delicado que tiene que ver con el regreso a clases presenciales.
El planteamiento está en plena evaluación por parte del ejecutivo nacional, pero desde mi punto de vista considero que aún es prematuro ejecutar esa idea puesto que me parece que ninguna de las partes está preparada para ello. Me explico:
Los colegios no están preparados ni estructural ni presupuestariamente para ello. Por ejemplo, sabemos que en las aulas de clases tienen una nómina muchas veces superior a 30 niños, lo cual implica que no se guardaría la distancia requerido entre uno y otro alumno, comprometiendo de ésta manera las premisas del distanciamiento social, amén de que me consta que en muchos colegios carecen de una adecuada ventilación.
Los niños. Ciertamente éstos han tenido que aprender a protegerse, pues las circunstancias y las orientaciones de los padres y medios de comunicación han contribuido a ello. Pero hasta qué punto mantendrían la disciplina de la protección, de no quitarse la mascarilla, del distanciamiento, etc? No lo sabemos y desde ya es una incógnita que pesa mucho a la hora de enviar al chiquillo al colegio. En éste sentido, me permito traer un ejemplo de los niños de mi comunidad, quienes a diario juegan, hablan y comparten objetos en los espacios públicos de mi vecindario y NINGUNO usa protección, lo cual pone en tela de juicio la orientación de sus padres y a la disciplina del niño en materia de bioseguridad. Quien me dice que en la escuela no van a adoptar la misma actitud? quizás los primeros días lo hagan pero cuando tomen confianza, adiós mascarilla, adiós distanciamiento.
Los padres y maestros. Acá jugarían un papel fundamental puesto que una buena educación y orientación influiría decisivamente en la conducta de cada uno de los niños en la vuelta al colegio, Esas dos figuras no pueden bajar la guardia para tratar de garantizar la seguridad de los chamos.
Por último pienso que en materia de niños, no hay seguridad que valga. Los adultos nos contagiamos algunas veces sin saber como. Conozco casos de personas cuyo nivel de cuidado excede lo convencional y sin embargo han terminado contagiándose. Entonces, qué tanto le podemos pedir a un niño que no tiene la noción de las cosas como la tiene un adulto.
Nilda, te felicito por la temática tratada ya que abre el debate a la reflexión, sobre el impacto que tendría en la conducta de los niños, la reapertura de las clases presenciales.