Ana es una niña autista de 6 años con una forma única y maravillosa de ver el mundo. Tiene un talento especial para recordar todos los nombres de los dinosaurios y puede pasar horas organizando sus juguetes por colores, creando patrones hermosos que solo ella entiende. Sin embargo, algunos aspectos de la escuela resultaban desafiantes para Ana: los sonidos fuertes del recreo a veces la abrumaban, y comunicar sus necesidades a sus compañeros y maestros no siempre era fácil.
Sus padres notaban que Ana tenía momentos de frustración, especialmente cuando las rutinas cambiaban inesperadamente o cuando el ambiente escolar se volvía demasiado estimulante. Fue entonces cuando conocieron FundAprendiver, y comenzó una nueva etapa en la vida de Ana.
En FundAprendiver, Ana encontró un espacio donde podía ser ella misma. Su equipo de apoyo desarrolló un programa personalizado que respetaba su forma única de procesar el mundo. A través de actividades estructuradas y predecibles, Ana comenzó a desarrollar nuevas habilidades. Las sesiones online desde casa le permitían aprender en un ambiente donde se sentía segura y cómoda.
Lo que más le gustaba a Ana eran las actividades de habilidades sociales, donde aprendía diferentes formas de comunicar sus necesidades. Su terapeuta le enseñó estrategias para manejar momentos de sobrecarga sensorial, como usar sus audífonos especiales cuando los sonidos eran demasiado intensos, o tener un rincón tranquilo donde poder resetear cuando lo necesitaba.
Poco a poco, Ana fue desarrollando sus propias herramientas para navegar el mundo escolar. Aprendió que está bien necesitar descansos, y que puede pedir ayuda cuando se siente abrumada. Sus maestros, guiados por el equipo de FundAprendiver, adaptaron el ambiente del aula para hacerlo más inclusivo, incorporando apoyos visuales y respetando sus necesidades sensoriales.
Los padres de Ana estaban emocionados al ver cómo su hija florecía. No solo estaba aprendiendo nuevas habilidades, sino que también estaba desarrollando confianza en sí misma. En casa, comenzaron a implementar rutinas predecibles y estrategias de comunicación que hacían que toda la familia se sintiera más conectada.
Uno de los mayores logros de Ana fue encontrar una forma de compartir su pasión por los dinosaurios con sus compañeros. Con el apoyo de su terapeuta, creó un pequeño club del recreo donde podía mostrar sus conocimientos sobre estos fascinantes animales prehistóricos. Sus compañeros descubrieron que Ana tenía mucho que enseñarles, y ella encontró una manera de conectar con otros a través de sus intereses especiales.
"Ana nos enseña todos los días que hay muchas formas diferentes de comunicarse y de entender el mundo", comparte su terapeuta. "Su progreso no se trata de cambiar quién es, sino de ayudarla a expresar su verdadero ser y a desarrollar herramientas para navegar un mundo que a veces puede ser desafiante".
Hoy, Ana continúa su viaje de aprendizaje y crecimiento. Sigue siendo una experta en dinosaurios, y ahora también tiene estrategias para manejar los desafíos diarios. Su historia nos recuerda que ser diferente es una fortaleza, y que con el apoyo adecuado, cada niño puede desarrollar su potencial único.
"En FundAprendiver aprendí que mi manera de ver el mundo es especial, y que está bien ser quien soy" - Ana, 6 años.