Las tomas de posesión de los Presidentes suelen usarse como termómetro del éxito de las Cancillerías. Si los funcionarios profesionales del Servicio Exterior de un país lo han hecho más o menos bien, la tendencia es que a la toma de posesión de un Presidente acudan muchos personajes importantes. Desde luego, influye también, y mucho, el éxito personal de ese Presidente y sus relaciones internacionales.
En el caso de la toma de posesión de Maduro para un pretendido segundo mandato, el fracaso de todos, de los funcionarios de la Casa Amarilla y del tal Maduro, es evidente. Vienen cuatro gatos nada convencidos: unos obligados por razones ideológicas que todo el mundo conoce, otros simples chulos en busca de money, y alguno por turismo barato para ellos y muy caro para nosotros. Y pare de contar. Pero hay uno en especial que resulta toda una novedad, que es el Presidente de Osetia del Sur.
Por lo visto es Presidente, pero el 99,99% de los que han visto la noticia se preguntan: ¿qué demonios es eso de Osetia del Sur? Yo creía que era una islita en el Pacífico con unos 5.000 habitantes, y que el Presidente usaba frack sin zapatos, pero busqué en Google y me encontré con que es una de las republiquetas que se soltaron cuando se disolvió la Unión Soviética. No se independizaron sino que se soltaron, y en general muchas de ellas están chingas por reintegrarse a Rusia para que les pague las cuentas.
También se llama “Alania”, lo que suena a cuento de hadas barato o a película de presupuesto mínimo, o Región de Tskhinvali, lo que suena a estornudo. Parece que ni siquiera existe del todo, porque está en disputa, y queda muy cerca de Georgia, la zona en donde nació Pepe Stalin. La capital es también estornudosa: Tskhinvali, y el país apenas tiene un poco más de 50.000 habitantes, no la capital, sino todo el país. Su superficie es de 3.900 km², lo que implica que es mucho más pequeña que la mayoría de los estados de Venezuela, puesto que es 23,3 veces menor que nuestro país. Ni siquiera tiene una moneda propia, sino que usa el rublo ruso.
Supongo que el Presidente de esa curiosa república vendrá convencido de que así se hará notar por Putin y le podrá sacar unos cuantos rublos de paso. Aparte de que con toda seguridad Venezuela le paga el pasaje, el alojamiento, la comida y la bebida, y seguramente que hasta una compañera nocturna con buenas carnes. Todo eso demuestra que la toma de posesión de Maduro es un fracaso total, y no van a poder exhibir ante la comunidad otra cosa que su pavor, causante de que las calles de Caracas estén invadidas por militarcitos inútiles que huelen a excrementos.
Es lo que se gana por destruir una cancillería, por hacer elecciones fraudulentas, por desbaratar la economía de un país y por ser un dictador de quinta categoría. Y, como dicen los chilenos, me tinca que no es el prólogo de un período de gobierno, sino el anuncio de una caída estrepitosa, que es lo que se han ganado los chavistas.