"Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar."
Antonio Machado
Hay personas que dicen conocer el camino para llegar a la felicidad, para ellas es la ruta para conseguir el éxito personal. Claro, el concepto del éxito puede variar en cada persona, sin embargo para un gran número de personas el éxito depende de alcanzar un nivel financiero que le proporcione una sensación de seguridad y prosperidad. Sea cual fuere nuestro concepto propio siempre existen variables fuera de nuestro control (y otras tantas que debemos aprender a manejar) que nos pueden hacer sentir que no alcanzaremos el tan anhelado éxito y dependiendo de nuestro equilibrio emocional puede llevarnos a estados de frustración, relaciones interpersonales nocivas y hasta depresión.
¿Depende la felicidad de cuan bien nos vaya en nuestros pasos hacia el éxito o solo hasta alcanzarlo del todo? ¿Podemos ser felices aun en situaciones adversas?
Podemos hacer que nuestra felicidad no dependa de alcanzar hitos en la vida sino que sea un estado habitual cotidiano que nos permita disfrutar de todos los caminos y no solo de alcanzar las metas que nos tracemos a pesar de cualquier circunstancia? Si, si la alimentamos con valores o principios sólidos.
Algunos de estos principios que podemos considerar:
SER GENEROSOS Y AGRADECIDOS: Dejar el afán por conseguir beneficios para nosotros mismos, estar dispuesto a compartir lo que tenemos y valorar el esfuerzo y/o apoyo de otros nos hará darle siempre más importancia a las personas que a las cosas. Acaso no son los verdaderos amigos quienes tejen nuestra red de apoyo y no el dinero y bienes que tal como vienen se van?
PRACTICAR RESILIENCIA: Lo único constante en la vida son los cambios, por ello debemos aprender a adaptarnos a ellos. Esto es especialmente importante en lo relacionado con nuestro cuerpo bien sea si emprendemos un reto de mejorar nuestra salud o si por el contrario tenemos una enfermedad crónica o una discapacidad; si afrontamos la muerte o el abandono de un ser querido. Recuperar nuestro equilibrio es vital, controlemos los pensamientos negativos.
AMAR Y PERDONAR: El amor es una necesidad humana, quien lo niegue simplemente se engaña. Es como una planta hay que cultivarlo mostrando interés por los demás sobre todo por las personas de nuestro entorno. Por su parte, perdonar no es minimizar una mala acción o hacer que no ha pasado nada, se trata de no abrigar sentimientos de rencor cuando alguien nos ofende. Esto nos ayuda a tener relaciones personales más saludables, paz interior y mejor salud mental y hasta espiritual.
TENER ESPERANZA: La esperanza nos ayuda a afrontar la sensación de impotencia, pero debe estar bien fundada, no se trata de creer en imposibles, sino estar conscientes de que hay una solución viable para solucionar eficazmente los problemas que nos perturban. Reconocer y confiar que la solución de muchos de estos problemas no está en nuestras manos ni en las de ningún hombre sino en una fuente de poder superior e infalible como la de nuestro creador.
Foto del Blog Esperanzasanchez.com
Si nos proponemos alimentar nuestra felicidad como quien decide cuidar su salud, conseguiremos hacerla fuerte para resistir las adversidades de la vida y aceptarlas con una mejor actitud. Esto no solo nos ayudará a alcanzar las metas que nos hayamos trazado en la vida sino también disfrutar el largo o corto camino hasta ellas.
Fuente de información: https://www.jw.org/es/