Escribo con mucha preocupación y ansiedad acerca de lo que va a venir en los próximos días en Venezuela. El gobierno ha anunciado recientemente una serie de medidas, las cuales, según algunos entendidos, no van a recuperar económicamente la nación sino que la seguirán hundiendo en el pantano de la hiperinflación y escasez. Venezuela camina lentamente hacia un abismo de grandes proporciones, si ya no está en el. Con una moneda anclada al Petro (la cual no es una cryptomoneda, aunque el gobierno diga lo contrario) esperan recuperar el aparato productivo, destruido por más de 18 años de una "revolución" sin sentido y sin cara humana ya que ha aumentado la pobreza en niveles críticos. Con una oposición mediocre y permisiva, la cual no ha sabido cumplir su rol de fiscalización en las acciones del gobierno, ya sea por responder a intereses oscuros (cuotas de poder, dinero) o por estar bajo el yugo del control de los órganos de seguridad.
Cada día, para cualquier venezolano, es la dura batalla de conseguir comida a un precio accesible, la cual aumenta a un ritmo demencial, lo que ha ocasionado cuadros de desnutrición, anemia y extrema delgadez en la gran mayoría de ciudadanos. En la salud, nos encontramos con el repunte de enfermedades que han vuelto desde su práctica erradicación como son, la poliomietilis, la tuberculosis, la fiebre amarilla. Los servicios básicos de electricidad, agua, telefonía, gas , se pasean por un escenario de deficiencia por la falta de mantenimiento de los equipos que los prestan. El transporte público cada vez más escaso ya que, los repuestos se han vuelto incomprables debido a su alto costo. Estamos presenciando, como huye la gente de esta situación cruzando la frontera, en el mayor éxodo que ha vivido el continente en su historia. Y todo esto solo son pinceladas de una realidad que devora la voluntad del venezolano.
En mi país hay un dicho el cual es el siguiente: "éramos muchos y parió la abuela". En la tarde de ayer 21 de agosto se sintió uno de los terremotos más fuertes de este siglo, con una magnitud de 7 (aunque algunos difieren en esto) en la escala de Richter. Casas agrietadas, edificios colapsados, automóviles aparcados que se movían solos por la fuerza de las ondas sísmicas, postes de luz cayéndose o balanceándose como palmeras. Fueron segundos de mucha tensión y confusión acerca de si vendrían mas replicas o ya había pasado lo peor. Gracias a Dios no hubo víctimas fatales que lamentar.
Luego de pasar este momento de mucha tensión, me envolvía mucho la idea de que hubiera pasado si la magnitud del terremoto hubiera sido mayor o hubiera durado más? Como habríamos hecho para afrontar una situación de destrucción y tragedia en un país donde no hay medicinas, escasea la comida y los servicios de telefonía móvil no funcionan adecuadamente? Esta preocupación se volvió rabia ya que, somos nosotros mismos los venezolanos los que hemos hecho algo, o dejado de hacer, para que esta situación haya llegado a lo que es ahora. Cuando nos daremos cuenta que hay que comenzar a pensar en salvar al país, en vez de salvar mi interés propio? Cuando dejaremos de pensar en falsos mesías que prometen soluciones populistas y empezaremos a trabajar con la mente enfocada en hacerlo cada día mejor, sin que tenga que esperar las limosnas del gobierno (cajas de comida CLAP, carnet de la patria, carnet del partido político)? Sera que es necesario que una tragedia nos habrá el entendimiento para que pensemos más en cómo salir de esta tragedia de casi 20 años?
Por ahora, ya paso este terremoto. Ojala que hay movido los corazones y mentes de cada venezolano para que hagamos lo que tengamos que hacer, para enderezar este país y resolver nuestra tragedia, sin esperar intervenciones extranjeras.
Quisiera vivir de nuevo en la Venezuela próspera, pujante y llena de sueños realizables!