Las sombras.
Algo horrible y hermoso a la vez. Precioso y tenebroso. Todo depende de cual sea el lado del que las mires.
A muchos les sorprenderá, pero las sombras tienen un lado precioso propio. Este lado no es para nada sencillo de ver, esto está influido por su naturaleza oscura y su mala reputación. Apenas nos nombran la palabra “sombras” o “oscuridad” lo relacionamos inmediatamente con la maldad y el miedo. No se les ocurra negármelo, porque hasta yo lo hago.
Usaré uno de mis términos favoritos para demostrar mi desacuerdo con el sistema social actual de todo el mundo. Estereotipos. Oh sí, volvemos a los estereotipos de los que tanto me he quejado en antiguos post. Las sombran llevan toda la vida estereotipadas, creemos que todas las sombras son malas. Pero no todas lo son.
Si hay políticos honestos, si hay exámenes fáciles, si hay comida que no engorda ¿por qué no puede haber sombras buenas. Ahora estoy segura de que se preguntarán, ¿cómo una sombra puede ser hermosa o buena? Es difícil de creer, no lo negaré. Pero la respuesta más certera es un ejemplo muy cotidiano y común.
Las fotos en las que se juega con sombras son las más hermosas y las más valoradas, ¿me equivoco? No lo creo.
Ver las sombras de buena manera no es algo fácil al principio, pero luego será mucho más que sencillo. Las personas que lo logra, comenzaron a ver las sombras de manera diferente luego de jugar con ellas. Y no, no hablo de jugar a las escondidas o a la pelota con ellas. Quiero decir, a barajear la forma en la que las miran.
Cuando aprendes a jugar con las sombras de la forma correcta, empezarás a hacerlo sin siquiera pensarlo. Se convertirá en algo completamente espontaneo. Verás figuras donde no las hay, verás simetría donde no la hay, o al menos no la hay si sólo te concentras en la luz.
Gracias a nuestra, tonta y sin sentido, preferencia hacia la luz, nos hemos perdido hermosos momentos que merecían más que la pena ser capturados. Si sabemos cómo manipular las sombras a nuestro antojo, seremos capaces de controlar la belleza que hay a nuestro alrededor. Sabremos cómo crear la obra de arte más grandiosa de donde se creía que no había más que un rayo de luz inservible, porque no proporcionaba la suficiente luz.
Porque, las sombras son sólo la ausencia de la, tan sobrevalorada, luz.